Christopher separó los labios, una vez más ella lo dejó sin palabras, y ni hablar de Soledad de nuevo había dicho lo que sentía sin medir las consecuencias. Entonces él se aclaró la garganta. —Así que querías que te siga besando —susurró, sintió un estremecimiento en el corazón, una cálida energía le recorrió la piel. Soledad volvió a enrojecerse, se había delatado, mordió los labios. «¿Qué le digo?» El corazón le palpitaba con fuerza, lo tenía ahí tan cerca, tan solo jadeó bajito, no tuvo como defenderse, claro que había deseado que él la siguiera besando en esa ocasión. Cris contempló los suaves labios de ella, tenían la forma de un corazón, el superior era más fino que el inferior, él acercó su rostro al de Soledad, ella tembló, se quedó estática, su pecho subía y bajaba agita