Soledad se aclaró la garganta. —Voy a ver si llegó el paciente —expresó titubeante. —Gracias —dijo Cris, esperó que ella saliera. —No, no tengo nada en mente —respondió a Regina. —¿Por qué? —preguntó. —Podemos cenar juntos, ando con la depre, requiero un amigo, ¿qué dices? —Le acarició la mejilla. Cris tomó la mano de la doctora, con delicadeza la retiró de su rostro, él sabía que tenía su enredo con Cristóbal, y no deseaba problemas, sin embargo ella era su gran amiga. —Te llamaré para concretar, ya sabes, a veces me llegan pacientes para cirugía de último minuto. —Y a mí, parturientas. —Carcajeó. Soledad no pudo evitar sentirse triste, Cris había despertado en ella sentimientos, aunque sabía que él era un sueño lejano, no podía contener sus emociones, varias lágrimas roda