Al día siguiente, llegó muy temprano a la habitación de la joven para ayudarla a bañarse y vestirse. -Nana, hoy vendrá a verme -le dijo Mary Anne mientras se bañaba-, ¿qué le voy a decir? -Nada, niña, no le diga nada. -Pero ¿lo voy a dejar que meta a su amante a su casa pasándome a llevar? -¿Y quiere hacerle una escena de celos? -¡No! No es una escena de celos, nana, es… es solo que… ¡Es que no puedo permitir que me atropelle de esa manera! Margarita sonrió, su niña estaba celosa, aunque jamás lo admitiría y claro, el hombre que la compraría era atractivo, pero no solo eso, sino que, además, era un hombre que no la había maltratado ni tratado como un objeto, no como su antiguo novio Edward, ese hombre siempre la trató como una cosa sin valor, la dejaba de lado, la apocaba y last