Thomas se quedó sentado en el jardín durante mucho rato, no quería pensar en nada. No quería deprimirse, él no era de esos, a las cosas les hacía frente sin miedo, pero en esa oportunidad no podía actuar del mismo modo. Imaginarse sin Mary Anne era demasiado para él. Y pensó en Melanie Dankworth. Llegó sin querer a su mente. Su escote pronunciado, sus insinuaciones, más aún, el descaro de ofrecérsele sin siquiera conocerlo; bien podría haber sido un asesino en serie y a ella no le hubiese importado, ella quería acostarse con alguien, nada más le importaba aparte de saciar su enardecido cuerpo. Y el qué dirán, al parecer, la tenía sin cuidado si era capaz de gritarle frente a todos y exigirle quedarse con ella para tener relaciones sexuales. Eso no lo hacía una mujer decente y aunque ella