-Thomas... -Mary Anne se tomó de las muñecas de su prometido, él se había quedado muy quieto observándola, sin decir nada. Thomas, como saliendo de un trance, sacudió la cabeza, cerró los ojos y la volvió a mirar. -Mary Anne... No, no había caso, no se atrevía a decir nada. -Por favor, Thomas, me pone nerviosa su silencio. ¿Acaso quiere terminar nuestro compromiso? -preguntó asustada. -¡No! No, por supuesto que no, querida, al contrario, temo que sea usted la que no quiera casarse conmigo. -¿Yo? ¿A qué se refiere? Eso no pasará. Thomas no pudo evitar besarla con timidez, apenas, solo rozando sus labios, la correspondencia de parte de su niña lo hacían sentir seguridad de que lo que ella sentía era verdadero, que no era simplemente por una obligación de compromiso, no, no era