Thomas daba vueltas en la cama, pensando en todo aquello que había vivido con Mary Anne aquel día, los besos, su confesión de algo que no hablaba con nadie: su padre. Meditaba en lo que esa niña le provocaba, encendía su pasión, sin olvidar su sentimiento de protección hacia ella, lo que le impedía dar un paso más. Mary Anne, aunque ya no fuera virgen, merecía su respeto y una noche de bodas especial, tal vez no fuera el primero en su vida, no obstante, sí sería el primero en hacerla sentir amada y no usada. Pero había un problema mayor que le quitaba el sueño, un problema que debía arreglar lo antes posible. Su hermana Gabriella andaba en malos pasos, tenía un novio nada bueno para ella. Edward. Sí, el mismo Edward que le hizo tanto daño a Mary Anne, y él no podía permitirlo, no permiti