Thomas se fue al despacho de su suegro, mientras Mary Anne y su madre tomaban el té. -Duque, necesito dejar en claro ciertos aspectos de mi relación con su hija -dijo Thomas, rechazando el vaso de brandy que le ofrecía el otro hombre. -Usted dirá -respondió el otro un poco contrariado. -Las discusiones y peleas que podamos tener con Mary Anne son entre ella y yo, si ella grita, me hace una escena, lo que sea, y digo "lo que sea" -recalcó aquellas últimas palabras-, nadie, y repito, nadie, ni usted, ni su esposa, ni nadie, va a intervenir. -Sí, me parece, ustedes son una pareja y como tal deberán resolver sus asuntos por ustedes mismos. -Bien, lo segundo... No volverá a golpearla. Nunca más, por ninguna razón, si usted tiene ganas de golpear a alguien, inténtelo conmigo o con algu