Thomas la miró sin comprender, no sabía a qué venía aquello. -¿Me lo va a negar? -increpó ella con celos a flor de piel que ya no pudo ocultar. -Si supiera a qué se refiere, podría corroborar o negar dicha afirmación, Mary Anne -respondió él con contenida tranquilidad. -Vamos, Sir Thomas, ¿acaso cree que no vi cuando esa muchacha se colgaba de su cuello y usted, feliz, daba vueltas con ella? Thomas rio sin poder contenerse. -¿Y se ríe? ¿Le parece gracioso? Pues para mí no es gracioso, al contrario, me parece un asunto bastante desagradable. -Déjeme explicarle, Mary Anne, por favor. No había una cuota de malhumor en la voz y gestos de Thomas. -¿Puede haber explicación para algo así? -Claro que la hay. -Pues yo no la quiero escuchar -replicó dándole la espalda y caminando