Ser parte de las familias Stewart y Clark, involucraba crecer en medio de prácticas de deportes extremos, prácticas de boxeo e incluso, clases de Taekwondo, además, de tener que ser una amante de los tatuajes a como lo eran mi abuela Tania y mi madre. No me consideraba una persona frágil, sabía defenderme, a pesar de no ser una fan de la violencia o de las prácticas de dichos deportes, los cuales los tomé desde pequeña, porque sencillamente en las cenas familiares no se hablaba de otra cosa más que cuál montaña había que escalar, o de qué altura sería el próximo salto en paracaídas, además de, los innumerables torneos de Taekwondo en los que participé, con la única intención de ser un tema más de conversación, para hacer sentir orgullosos a mis padres. Nunca me sentí en la necesidad de