Estaba ensimismada en mis pensamientos cuando una chica de mi edad, aproximadamente, pasó junto a mí. La miré sin salir de mi letargo, pero pocos segundos después caí en la cuenta de que la conocía. Era Tatiana, la chica que Lara mencionó cuando se refirió a su apuesta. Ella tampoco me prestó atención. Ella es una chica de tez oscura y cabello tan n***o como el de Lara. Tenía algunos kilos de más, según sus propias palabras; pero, en mi opinión, le ayudaban a realzar su voluptuosa figura. Recuerdo que un viejo amigo, que ya había dejado de cursar conmigo, me dijo una vez que él admiraba mucho el cuerpo de Tatiana, según su opinión, el mundo estaba loco al creer que las mujeres delgadas eran las más bonitas, aseguraba que una mujer, hecha y derecha, debía tener “carne de dónde agarrarse”.