Estoy agotada, mis piernas parecen gelatina y me duele el cuello, nunca pensé que jugar tanto podría dejarte peor que una rutina de gimnasio, sí seguía así no necesitaría ejercitarme más.
Agradecí internamente que no preguntara nada más de mi pasado y me sorprendió aún más que no me considerara una persona sucia o una puta luego de contarle mi pasado, en muchos aspectos lo era, me habían usado para eso, satisfacer a los hombres, aprendí muchas cosas en ese tiempo y hacerlas con Ian no se sentía tan impuro, con él era agradable y placentero, me gustaba hacerlo.
Gire mi rostro, Ian duerme a mi lado, parece salido de un catálogo, sus pestañas pobladas descansan sobre su mejilla mientras su pecho sube y baja lentamente, el brazo que tiene el tatuaje esta flexionado y apoyado sobre su frente
