El mundo sería un lugar mejor si la gente aprendiese a mentir mejor. Sí, esa es la primera reflexión que nace de esta cabecita cínica, privilegiada y tremendamente brillante en esta mañana afortunada. Una que nace mientras mis manos están ocupadas en la cocina del que sería mi nuevo hogar provisional. Si por mí fuera, me quedaría hasta tarde durmiendo, pero eso no sería inteligente, eso no sería acertado y definitivamente eso no sería algo que haría “el nuevo Gabriel”. Ese nuevo Gabriel reconvertido que todos esperan que sea. ¿Cómo es el nuevo Gabriel? Un hombre sensible, servicial y atento que está preparando el desayuno a su prima. Esa que deduzco salió de su escondite por el olor proveniente de mi obra. Su cara confundida al verme en delantal y enfocado en mi labor es hasta gracio