Capítulo 06. ¿Será que conocí al amor de mi vida?.

1258 Words
 Un día saliendo de los juzgados, iba acompañada de uno de mis colegas, mismo que me guiaba y decía por dónde debía de pisar pues para no caerme, por un momento recordé que se me habían quedado olvidados unos papeles en el escritorio de la sala de audiencias y él se ofreció a ir por ellos, yo me quedé en medio del camino parada sin moverme para ningún lado, el sol estaba tan caliente que decidí caminar por mi misma y saqué mi bastón de mi bolso para saber hacia dónde debía caminar, pero fue inútil en el momento en que di el primer paso con dicho bastón que no me sirve para nada, sentí un vacío en mis pies, y cuando estaba apunto de caer quien sabe dónde, alguien con un rico aroma detuvo mi caída   —¿Está usted bien señorita? —   —¿Ah? —   —¿Qué si se encuentra usted bien? —   —Si, si, claro, gracias por atrapar a está ciega inútil —   —¿Ciega usted? Si no me lo dices no me entero—   —¿Estás siendo sarcástico? —   —No, lo digo enserio, te sostuve porque pensé que habías tropezado, pero no porque eres no vidente, ya verás, no soy muy observador que digamos —   —Jajajaja… al parecer eres muy gracioso, me llamo Gema, Gema Pompeyo —   —Mucho gusto Gema, yo me llamo Kemal Santander, mucho gusto, ya que te veo sola por aquí ¿necesitas que te lleve a algún otro lado? Digo, para que no sigas sola, ya viste el trágico final que ibas a tener —   —Trágico como tal pues no, supongo que del suelo no iba a pasar, pero bueno, te lo agradezco mucho, y no, gracias no te molestes, estoy esperando a mi colega, fue un placer señor Kemal Santander—   —El gusto es todo mío señorita Pompeyo, y pues vuelvo y lo repito fue un gusto conocerte, eres realmente muy hermosa —   —Gracias, aunque no sabría si lo dices enserio, o solo lo dices para que no me sienta mal, como no puedo ver tus expresiones faciales —   —Pero si puedes sentirlas ¿O no? —   —No entiendo ¿A qué te refieres? —   —Sabes muy bien a qué me refiero, no tengas miedo, ven permíteme tus manos —   Kemal tomó mis manos y las puso sobre su rostro, me causó un poco de temor pero aún así acepté —¿Que es lo que quieres que sienta? —   —Quiero que sepan que lo que te digo es real, y como antes no viste mis expresiones faciales, ahora las sentirás “Realmente eres muy hermosa, pareces princesa sacada de cuentos de hadas” ¿Estoy mintiendo? —   —Creo que no mientes, pero no era necesario que hicieras esto, apenas me conoces ¿Por qué te importa lo que piense? —   —No lo sé, solo me importa—   Mientras seguíamos conversando mi colega llegó con los documentos antes olvidados   —Licenciada Pompeyo aquí los tengo, casi no los consigo, ¿interrumpo algo? —   —No, no Licenciado, el señor aquí presente solo evitó que me cayera al piso y le estaba agradeciendo por eso —   —Así es, yo solo pasaba por aquí y evité que está señorita cayera al piso, pero ya me iba, pues hasta luego, cuídate mucho y ten cuidado por dónde pisas la próxima vez —   —Hasta luego Kemal—   —Licenciada Pompeyo ¿de verdad está usted bien? —   —Si, si, no te preocupes todo está perfecto, ya vámonos de aquí, déjame tomar tu hombro para no volver a tropezar— La voz de ese chico no podía salir de mi cabeza, era tan dulce y a la vez tan delicada, su aroma era tan agradable, pero no me puedo olvidar de lo que me pasó aquel día de mi graduación escolar, yo me juré nunca más ilusionarme con alguien, a mi nadie me querrá tomar enserio, aunque pretenda ser una mujer independiente, nunca lograré que un hombre me ame por lo que soy.   Desde el punto de vista de Kemal Santander Cuando la volví a ver mi corazón se aceleró, mi tiempo se congeló y todo en mi se estremeció, esa chica es la misma que un día vi en aquel salón de clases, se veía tan inofensiva y a la misma vez asustada, hoy años después dio la casualidad de que fui su salvador, evité que cayera al piso, el destino es sorpresivo, espero algún día volver a verla, no me importa que no me pueda ver, me conformo con que me toque con esas manos tan frágil y suaves que tiene, no me importa lo que tenga que hacer para volver a verla, aunque me toque cruzar el mar a pie la encontraré y esta vez le diré lo mucho que me gusta, desde el primer día que la vi   Volviendo a Gema No me aguanté y llamé a mi hermana al otro lado del mundo, le conté todo con lujos y detalles, ella estaba muy contenta, pero notaba que en mi voz algo andaba mal y como siempre Rumina tan curiosa me preguntó   —Gema cariño, sé que estás algo entusiasmada con ese desconocido y eso me alegra mucho, pero no te siento muy segura de lo que me dices ¿tienes algo más que decirme? —   —Me conoces tan bien hermana, como decirte mentiras ¿ah? Tienes razón, si me pasa algo y es que aunque me ilusione con alguien, no podría ser feliz, los hombres solo me ven como una carga que llevar, no se ni para que te cuento estas cosas—   —Haces bien en contármelas, es lo que las hermanas hacen, contarse cosas importantes ¿o no? —   —Tienes toda la razón, pero yo no te las cuento feliz, hermana no sabes lo mucho que sufro —   —Sé que sufres mucho, y que es debido a tu condición, pero esa condición no te impide ser feliz, lo que tú tienes es reversibles y lo sabes, yo te juro por mi vida Gema, que un día de estos volverás a ser la misma de siempre, ya verás que vas a volver a tener esperanza y confianza en los demás—   —¿A qué te refieres? ¿Acaso sabes algo que yo no? —   —No hermana tranquila, solo trato de subirte un poco el ánimo, ya no quiero que estés así, no soporto verte sufrir más, tú eres una chica brillante, inteligente, decidida, que lucha por lo que realmente quiere, con toda y tu falta de visión saliste adelante, no te detuviste por nada, así que necesito que sigas así de fuerte, quiero que te olvides de esas tonterías, ya verás que cuando menos lo esperes tendrás un buen hombre a tu lado, un hombre que no le va a importar ser tus ojos, solo te pido que no te desesperes, todo a su debido tiempo cariño, ahora debo dejarte voy a trabajar, cuídate y te amo mucho no lo olvides—   —Esta bien hermana, cuídate mucho y gracias por siempre estar aquí para mí, también te amo — Hablar con Rumina me hacía bien, ella me entendía y me daba el ánimo que casi siempre necesitaba, pero aunque siento que no merezco ser feliz al lado de alguien también siento que ese chico y yo algún día nos volveremos a cruzar, no sé cuándo ni dónde, pero sé que así será 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD