Miró a Mary-Lee y le dijo, —¡Vamos a demostrar a estos caballeros lo que podemos hacer! Eso al menos, hará que dejen de pensar en los negocios por algún tiempo. Mary-Lee se echó a reír. —Tiene mucha razón, Señora. Pero tendrá que levantarse muy temprano para evitar que Papá empiece a hablar de negocios. Como le suelo decir, alguien que prefiere los automóviles a los caballos debe estar mal de la cabeza. Todos rieron y Alton Westwood dijo simulando amargura, —Un viejo proverbio asegura que “los borrachos y los niños dicen la verdad”. Pero, ¿qué puedo hacer yo? —La Señorita puede montar los caballos que quiera— intervino el Duque—, pero cuando lleguen aquí sus automóviles, Westwood, debe ser tan amable como para dejarse fotografiar con ellos. ¡Cualquiera que vea a su preciosa hija junt