Capítulo 3CUANDO despertó a la mañana siguiente, Carola se sintió agitada.
Aquél era el día. Aquél era el aterrador momento en que iba a conocer al Marqués.
También la ponía nerviosa la idea de conocer a sus amigos, aunque Peter asegurase que no dirían nada.
No podía imaginar nada más humillante que el que se descubriera que estaba fingiendo ser la esposa del Marqués, sin serlo.
En ese caso, se perdería para siempre el negocio con Westwood.
El norteamericano no sólo se resentiría porque le hubieran mentido, sino que, además, creería que aquellos aristócratas pretendían burlarse de él.
«¡Por favor, Dios mío», rezó, «no dejes que cometa un error, te lo suplico!»
Peter estaba muy ocupado dando los toques finales a todo lo que había organizado.
Carola desayunó en el dormitorio porque l
