Thiara ¡Bastardo! ¿Qué mierdas le pasaba a ese infeliz? ¿Por qué carajos tenía que besarme cuando le daba la gana? Y lo peor de todo... ¿Por qué demonios le correspondí? Corrí con más fuerza alrededor de la pista de atletismo, mis piernas quemaban con cada paso que daba, pero esa era la única manera que encontraba para descargar toda la furia que me invadía. Mi cabello comenzaba a pegarse a mi frente por causas al sudor, al igual que lo hacía mi camiseta a mi espalda. El entrenador Hidalgo se encontraba a un lado de la pista, mantenía un cronómetro en su mano, y cada vez que pasaba a su lado, sonreía abiertamente, mientras levantaba un pulgar en mi dirección. Di una vuelta más y me detuve frente a él, colocando mis manos sobre mis rodillas, para así poder jadear con mayor libertad