Narrado por Nicolás:
Me dirigía a la cocina, buscando a mi pequeña colibrí. Estaba seguro de que ya estaría allí, puntual y trabajadora como siempre.
Al pasar por el salón principal, oí la voz de mi madre llamándome.
—Nicolás.
Me detuve en seco y retrocedí tres pasos. Asomé la cabeza sin entrar a la habitación.
—Ven aquí —ordenó con ese tono autoritario tan familiar.
Suspiré, enderezándome antes de entrar al salón. Me quedé a cierta distancia, observándola.
—¿Qué pasa, madre?
—Necesito hablar contigo de algo importante —dijo, escrutándome con sus ojos azules, casi idénticos a los míos—. Siéntate.
—Tengo prisa, debo hacer algo —dije, señalando hacia la puerta.
Lo último que quería en ese momento era escuchar un sermón sobre la responsabilidad o la necesidad de involucrarme en la e
