Camino por los largos pasillos del instituto que, por lo general se encuentran vacíos, ya que los alumnos están en la hora de examen. De casualidad me encuentro a Leila y la saludo; no la había visto en toda la mañana. Yo ni siquiera imaginaba que se atreverá a besarme en los labios. Ese beso me deja perplejo. Reacciono segundos después y lo primero que hago es mirar alrededor. —Leila...—Ella cubre mi boca y se acerca. —Adi, me gustas —susurra volviendo a probar mis labios. Llevo mis manos a sus hombros y la detengo. —No hagas esto, somos profesores y no debemos hacerlo. Se supone que tenemos que poner el ejemplo. Si algún alumno nos ve... —Si es por eso, entonces ven. Me lleva de la mano e ingresamos al baño de mujeres. Una vez ahí, vuelve a besarme y termino correspondiendo. Bajo mi