Capítulo 2, Parte 1

2489 Words
Mientras Merlín se desvestía para echarse en cama junto a Jelena, Vladimir se alejaba de la puerta, apretando fuertemente los puños. Sabía que espiar estaba mal, y utilizar su oído sobrehumano para escuchar conversaciones ajenas también, pero no pudo evitarlo al tratarse de su hermana. Era su hermanita, y sabía que tenía que sentirse feliz porque ella hubiera encontrado el amor, pero en vez de eso envidiaba a su hermana porque ella tenía pareja y ya estaba experimentando los placeres sexuales, y él no. Fue así que el ruso bajó a las cocinas, y asegurándose de que no hubiera nadie, se dirigió a los barriles de cerveza y se sirvió un vaso lleno a rebosar. -Ten cuidado, es cerveza de enanos según escuché, y al parecer esa cerveza en este mundo es la que más embriaga – escuchó a Raquiel, y por poco y suelta el vaso. -¡Mierda! – Exclamó el azabache, regando solo unas pocas gotas de la bebida embriagante al suelo - ¿Qué haces aquí a estas horas? -Lo mismo que tu – dijo el rubio, mostrando también un vaso con cerveza -, aprovechando que en este mundo no te exigen ser mayor de 21 años para poder beber. -Qué dirían los ángeles y arcángeles si nos vieran beber como cualquier criatura mundana – murmuró Vlad, dando un primer sorbo y corroborando que era la cerveza con más grado de alcohol en aquel mundo. -Se escandalizarían de seguro, pero para nuestra suerte nos excusan nuestros genes humanos – dijo Raquiel, pasando un brazo por encima de los hombros de su compañero -. Anda, salgamos a tomar aire fresco. Ambos nefilim salieron al patio trasero de la posada, llevando consigo una jarra llena de cerveza para ir llenando sus vasos a medida que se fueran vaciando. Caminaron por la extensa propiedad hasta llegar a un riachuelo cuyas aguas eran tan limpias que ellos temieron en ensuciarla siquiera con una gota de sudor de sus frentes. -Este mundo, o sub-mundo, tiene lo que el nuestro no tiene – comentó Vlad, mientras se sentaba sobre una de las rocas que bordeaban el riachuelo. -¿Magia? – preguntó Raquiel, sentándose a su lado, teniendo el suficiente cuidado de no regar ni una gota de cerveza. -Aparte de eso – bebe de la cerveza, para después inhalar profundamente del fresco aire -. Vida. Nuestro mundo agoniza. Raziel me contaba que cuando era bebé me costaba respirar, y eso era por la contaminación que hay en nuestro mundo, en cambio en este sentí mis pulmones renovados. -Sí, yo también sentí la gran diferencia de ambiente – corroboró el rubio, mirando hacia el horizonte de rica flora y fauna -. Mi hermana y tú están destinados a quedarse en este mundo, pero Jelena y yo debemos seguir soportando el pesado ambiente del mundo mortal. -Aun no sé qué es lo que pinto en este mundo – observa las luciérnagas que volaban cerca de ellos -, de tu hermana se entiende, será una reina al parecer ¿pero yo qué rayos haré? -No soy profeta como Merlín, pero algo me dice que estás destinado a grandes cosas – posa una mano sobre el hombro del azabache, apretando levemente -. Eres hijo de Lucifer, ex arcángel del reino celestial, debes de ser igual de poderoso que él, solo que te has negado a desarrollar tus poderes, y a recibir al Espíritu Santo para que te dé el don que Dios te tiene predestinado. -¿En serio crees que sea igual de poderoso? -Los Vigilantes nos han ocultado la verdad sobre nuestra naturaleza, tal vez porque nos tienen miedo, o tal vez porque Dios les prohibió revelarlo por nuestro propio bien, pero te aseguro que estamos al mismo nivel de los ángeles – sonríe orgullosamente -. Casi vencí a mi padre en una pelea. -Monder, el querubín temible, así le dice Raziel – hace una pausa al sentir cómo la cerveza de enano estaba empezando a hacer efecto en su organismo -. Al parecer algo tenemos en común tú y yo aparte de ser nefilim, y es que nuestros padres en sus respectivas jerarquías fueron muy poderosos cuando eran ángeles del Tercer Cielo. -Sí, y ahora nosotros continuamos con su legado, aunque obviamente tu desde el bando de los buenos, porque no creo que seas lo suficientemente malo como para querer ser príncipe del infierno – dijo, y Vlad soltó una leve risa. -Suena tentador, pero no, definitivamente no quiero tener nada que ver con el infierno ni con mi progenitor – apoya su cabeza en el hombro de Raquiel, sintiendo que en cualquier momento perdería la conciencia debido a la borrachera - ¿Te digo algo? Me agradas, Raquiel Wood, eres como ese hermano que me hizo falta. Amo a Jelena, claro que sí, no concebiría mi vida sin ella, pero ella siempre ha estado tan aferrada a las cosas de Dios que a veces siento que no puedo hablar con ella de algunas cosas porque no me entendería, pero al parecer tu sí me entiendes. Eres sabio, supongo que ese es tu don, el de la sabiduría, como tu antepasado Salomón. -Oh no, la sabia es mi hermana, yo al igual que tú no sé cuál es mi don – dijo, apoyando su cabeza sobre la del azabache -. Esto a los ojos de alguien más se vería muy gay ¿no crees? -Pues hay que aprovechar que no nos están viendo – dijo Vlad, para después reír como típico idiota borracho -. Ya que tu hermana no puede estar conmigo, entonces deberíamos salir tú y yo. -Oh no, creme, no eres mi tipo, aunque no puedo negar que eres muy atractivo – dijo el rubio, también riendo -, además, no creo que una relación a larga distancia funcionara. Los muchachos se quedaron un buen rato hablando y riendo de tontadas, hasta que el efecto de la borrachera cesó, gracias a su veloz metabolismo, y regresaron a la posada. Caminaron con el suficiente sigilo por los pasillos para no hacer ruido y despertar a alguien. -¿Quieres que te dé un consejo con el tema de mi hermana? – le dijo Raquiel en un susurro -. Si bien ella está destinada a estar con otro, no creo que sea tan malo que ustedes tengan al menos, ya sabes…una noche juntos. -¿En serio me estás dando tu permiso para cogerme a tu hermana? -Joder, no lo digas de esa manera – musitó Raquiel, tropezándose debido a los rastros de borrachera y a la oscuridad en que estaba sumido el lugar, pero Vlad lo atrapó antes de que cayera -. Lo mejor sería llegar castos hasta el matrimonio, pero bueno, ya vimos que eso es difícil, incluso para la portadora de la luz. -No me recuerdes el hecho de que mi hermana haya perdido la virginidad antes que nosotros – gruñó Vlad. -A lo que me refiero es que sería bueno que Sariel tenga algo de experiencia antes de que se junte con su idóneo, y tú también. Pero será decisión de ella si quiere, ya sabes…llegar hasta el nivel más alto. Y así también pueden aprovechar para rascarse las cosquillas que se tienen desde que se vieron por primera vez. -Gracias por tu confianza. Te prometo que la trataré bien mientras nuestro corto idilio de amor dure. El carruaje se detuvo frente al gran palacio de cristal. Marco suspiró al ver el imponente hogar de Titania y Oberón desde la ventana. Ese lugar solo le recordaba la muerte de Sara, y el hecho de que él huyó como un cobarde antes de diera a luz a los gemelos.  -Buen día ¿en qué puedo ayudarlos? – les preguntó un elegante elfo apenas los tres magos y el hada se bajaron del carruaje.  -Soy Andrew II de Mentholia, príncipe heredero – mira a Marco -. Vengo en compañía de Lord Marco Ganger, m*****o del Concejo Real y amigo de tu reina.  -Sí, ella nos advirtió de que pronto vendrían – dijo el elfo, indicándoles con un ademan que lo siguieran.   A medida que se adentraron en el castillo, Merlín, Marco y Matt se dieron cuenta de que nada había cambiado en aquella fortaleza en los últimos 18 años, mientras que Andrew, que era la primera vez que visitaba aquel mágico reino, observaba la opulencia de aquel lugar embelesado.  -Titania dijo que vendrían, pero no creí que tan pronto – escucharon una voz tras una columna, y los ojos de Marco y Matt brillaron al ver de quién se trataba.  -¡Jake! – exclamaron ambos y corrieron a abrazar al príncipe elfo.  Los tres amigos se fundieron en un fuerte abrazo, y Marco y por poco y llora de la emoción. Ya eran 18 años desde que había visto por última vez a su amigo, y si bien habían estado en contacto por medio de cartas, nada se compara a volverse a ver en persona.  -Te luce el cabello largo, hermano – le dijo Jake a Marco, tomándolo firmemente por los hombros -. Ya tienes pinta de todo un monarca.  -Y tú sigues igual de gallardo, viejo amigo – le respondió Marco, mirándolo con dulzura -. Te he extrañado, Jahyam. Lamento lo que ocurrió en Glenthon.  -Los Waldermon lo pagarán caro – farfulló el elfo, suspirando con pesadez -. Mi padre no quiso abandonar el continente, buscó asilo en los pueblos del norte, aquellos que no tienen reyes.  -En las aldeas de humanos cuyos gobernantes son elegidos por el pueblo – dijo Merlín -. Eso en mi mundo se llama “democracia”.   -He venido en representación de mi reino para solicitar la ayuda de la reina Titania y el rey consorte Oberón – dijo Jake mientras eran guiados al salón del trono -, y me encontré con la sorpresa de que Titania tuvo una visión en la que ustedes llegaban aquí a solicitar un Concejo de Guerra.  -Bueno, entonces Titania ya sabe las intenciones de nuestra visita, eso lo hará todo más fácil – dijo Marco.  Dos hadas abrieron las grandes puertas de cristal que dieron paso al gran salón del trono. Una imponente y hermosa Titania estaba sentada en su silla de trono hecha de madera y adornada con las más llamativas flores, y a su lado estaba un imperial e igual de hermoso Oberón, que tomaba la mano de su esposa, mientras con la otra sostenía su cetro real.  -Su majestad Titania, reina de Avalon y soberana de todas las hadas del mundo mágico – saludó Matt, hincando una rodilla y dirigiendo su puño derecho a su pectoral izquierdo. Los demás varones hicieron lo mismo por respeto -. Rey Oberón, rey consorte de Avalon, soberano de todos los elfos y emperador de las islas de Yenlem. Reciban un cordial y respetuoso saludo.  -Mathlon, hijo de Tlanthon, tus saludos son bien recibidos y te damos la bienvenida – dijo Titania, levantándose de su silla -. De pie, honorables caballeros.  Los cuatro varones se irguieron, y Titania se dirigió a ellos y los miró a cada uno con sus ojos hermosos pero penetrantes.  -Andrew II, hijo de Andrew I de Mentholia, príncipe heredero – dijo la reina hada, tendiéndole la mano al príncipe, el cual se la besó -. Bienvenido a mis dominios – da unos pasos hasta quedar frente a Merlín -. Myrddin Emrys, el Gran Mago del mundo mortal, rey de todos los magos, seas de nuevo bienvenido a mi reino – le tiende la mano, y Merlín se la besa, para finalmente quedar frente a frente con Marco -, y por supuesto que no podía faltar a esta reunión el Gran Mago del mundo mágico, Marco Ganger, legitimo rey de Emrystiel.   -Majestad – dijo el medio ninfo, besando la mano de Titania -. Gracias por tan cordial recibimiento.  -Sin embargo, veo que no vinieron con los demás viajeros de la Náyade – dijo el hada, con voz tan imponente, que Merlín tembló -, no los vi muy bien en mi visión, pero sé que son cuatro jóvenes, dos damas y dos caballeros ¿en dónde están?  -Los dejamos en la posada, majestad, son muy jóvenes para tratar temas de guerra – dijo Marco, siendo lo primero que se le vino a la cabeza.  -No los hubieran traído a este mundo de no ser porque tendrán participación en la guerra que se avecina – replicó la reina, mirando con intensidad a Marco, pero después relaja su gesto para volver a sonreír - ¡Pero que desconsiderada soy! Deben de estar agotados por todo un día de viaje, no los demoraré más con los saludos, más tarde trataremos temas de Estado, por ahora acepten que mis criadas les ofrezcan algo de cenar – mira a uno de sus ayudantes -. Dales las mejores habitaciones del palacio a mis invitados, y asegúrate de que todos sus requerimientos sean bien atendidos.  -Gracias por su hospitalidad, mi reina – dijo Marco, haciendo una leve reverencia, y encaminándose junto con los demás a la salida del salón.  -Merlín, quiero hablar contigo, no te demoraré mucho – dijo la reina hada, y el mago no tuvo más opción que quedarse. Ella se acercó y lo miró con severidad -. Algo me están ocultado tú y Marco, y sabes que lo que menos me gusta es que me mientan y me oculten cosas, así que te daré otra oportunidad: ¿Por qué no han venido contigo tus pupilos nefilim?  El mago se estremeció. Era consciente de que la reina de las hadas al igual que él era profeta, y que muy seguramente había visto en sus visiones la llegada de los nefilim a Avalon. Pero no se imaginaba que ella fuera a reclamar por la ausencia de ellos en su palacio.  -Son jóvenes, mi señora. Querían quedarse conociendo la isla en vez de venir a escuchar temas de Estado que ellos no comprenden y que les parece aburrido, y no pude hacer mucho por convencerlos de venir, no me ven como una autoridad.  -Entiendo, yo también fui joven y rebelde – dijo el hada, sonriendo, y Merlín se relajó al ver que la reina había aceptado su excusa -. Ve y descansa, mañana trataremos los temas que nos conciernen.  -Gracias, mi reina – dijo el mago, haciendo una profunda reverencia, para después abandonar el lugar.  La reina deshizo su sonrisa al instante y regresó a su silla del trono. Oberón la miraba con atención.  -No le has creído ¿verdad?  -No – respondió la reina -. Por alguna razón que no comprendo él no quiere que yo vea a los hijos de la luz y a los hijos de la oscuridad.  -¿Y qué piensas hacer, querida?  -¿Qué puedo hacer? Obligarlos a venir no puedo – suspira, mirando a los grandes ventanales que daban vista a los extensos y ricos bosques -. Solo puedo esperar.  
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