Llegó rápidamente a la estación de policía, era cerca de las siete y media de la mañana. Un oficial se acercó a Kreves para informarle que John lo estaba buscando y que en cuanto pudiera que se acercara a la oficina. Esto sorprendió a Kreves, no pensó que John estaría tan temprano en la oficina, sin embargo, no le dio muchas vueltas al asunto, se despidió del oficial y fue a ayudar a su amigo con el caso. Cuando pasaba cerca de la oficina del capitán Brown, este le hizo un ademán para que entrara, Kreves lo hizo y tras cerrar la puerta el capitán le pidió que tomara asiento. Para sorpresa de Kreves cuando el capitán habló lo hizo en un tono sumamente triste, melancólico, Kreves nunca lo había escuchado así.
- Kreves, tú sabes que te he querido como a un hijo desde que te conocí. Tú sabes que yo no pude tener hijos y por eso cuando me dijiste que entrarías al cuerpo policial yo te entrené personalmente.
- Lo se Jonathan, has sido amigo de mis padres por bastante tiempo, es más, ellos te ayudaron a conseguir este trabajo.
- Exactamente Kreves, por ese motivo yo sé tú secreto. Y tengo que revelarte que tus padres…
- No son mis padres – Respondió Kreves, la sola mención de esos señores le hacía hervir la sangre. Tras esta interrupción el capitán suspiró.
- Bueno, Alexa y Benjamin me contactaron para saber en dónde vivías y si te encontrabas en la estación. Además, tu padre, bueno, Benjamin, me dijo que era tiempo de revelarte la verdad.
- Solo se confesaron por el caso, sino este secreto se hubiera ido a la tumba con ellos. Piensan que este asesino vivió en Prípiat, y como yo viví ahí entonces puede que sepa su identidad. Tú sabes que en estos pueblos todo el mundo se conoce entre sí, y si el asesino busca venganza por lo de Chernóbil, entonces seguramente vivía ahí.
- Lo sé Kreves, me lo dijeron – el capitán volvió a suspirar – solo quiero decirte que tengas cuidado. Si esta persona te conoce entonces estás en grave peligro. Te podrías convertir en su próxima víctima.
- Tranquilo Jonathan, gracias a ti estoy bien entrenado. Créeme que no me va a pasar nada, soy bastante cauteloso, lo único que quiero es atrapar a este maldito antes de que sigan apareciendo c*******s en Londres.
- No me estás entendiendo Kreves, voy a reasignarte a otro caso, este ya no estará bajo tu cargo. No me puedo arriesgas a que te llegue a suceder algo.
Una ola de rabia inundó a Kreves, otra vez tuvo que contenerse para no explotar y gritarle al capitán. Él era el único que podía resolver este caso, si alguien lo remplazaba entonces el asesino no podría ser detenido, seguiría matando hasta conseguir su venganza, y luego… quien sabe si comenzaría a matar a gente inocente. Tras respirar hondo unas cuantas veces se calmó y pudo comenzar a hablar.
- Jonathan, no tienes motivo para quitarme del caso. Tú sabes que solo yo puedo capturarlo, que tal vez sea la única persona que lo haya visto antes y por ende que pueda identificarlo. Si me remueves del caso, esta persona me va a buscar por otros medios. Seguramente ya sabe quién soy, dónde vivo, maldita sea, sabe todo de mí. Es inútil y lo sabes, estoy más protegido si formo parte de la investigación.
Kreves esperaba haber logrado que el capitán recapacite, y efectivamente logró que este se quedara pensativo por un momento. Regresó a ver a Kreves y este pudo reconocer esa mirada, sus “padres” le habían pedido algún favor personal al capitán, pero este a su vez, sabía que Kreves era una pieza crucial en la investigación.
- Está bien Kreves, permaneces en el caso, pero bajo una condición, no puedes ir solo a ningún lado, tienes que siempre estar con algún tipo de compañía. Corres bastante peligro mientras este asesino siga libre.
- No te preocupes, lo tendré. Por cierto… dile a Benjamin y Alexa que les mando saludos.
Tras salir de la oficina, Kreves suspiró por un momento. Seguía abrumado de la información que le había sido revelada en tan poco tiempo. Todavía no podía creer que toda su vida, o al menos lo que él pensaba que había sido su vida, se basaba en una mentira. No obstante, no había tiempo para lamentarse, no tenían que perder ni un solo segundo, tenían que descubrir quién era este asesino cuanto antes.
Se dirigió a la oficina donde trabajaba con John, a este se lo veía muy atareado, rebuscaba en las hojas del caso, como si en ellas estuviera oculta la identidad de alguna de las víctimas o del asesino. Era inútil seguir viendo la misma información una y otra vez, esta persona no iba a dejar rastro alguno hasta que termine su objetivo. Kreves llegó a la entrada de la oficina y saludó a su compañero.
- Hola John, veo que ya has comenzado, no sabía que eras tan madrugador – dijo Kreves en un tono burlón, cosa que no pareció agradar para nada a John puesto que este hizo una mueca de molestia.
- No es momento para bromas Kreves, acaso no te lo dijo el capitán, se quedaron un buen rato hablando.
- Decirme qué – Kreves miró a John con intriga. Su compañero estaba completamente aturdido y desesperado, su ropa estaba desarreglada y manchada, su cabello despeinado, su camisa fuera de sus pantalones y se notaba que no había dormido casi nada por las grandes ojeras que se extendían debajo de sus ojos.
- Apareció otro cuerpo a las tres de la mañana…
- Y por qué nadie me avisó, yo también estoy a cargo del caso – interrumpió abruptamente Kreves, no podía creer que se le hubiera restringido una información tan vital.
- Intenté llamarte Kreves, no contestaste – John pausó por un momento, buscó entre los papeles que estaban en la mesa y le entregó una carpeta color beige a Kreves – Aquí están las fotos de la escena del crimen. Esta vez, el c*****r fue depositado justo en el centro del puente Lambeth. Como era de esperarse, no hay ninguna pista a simple vista, este tipo es como un maldito fantasma.
John suspiró, se notaba claramente su cansancio, y quién no lo estaría. Estaban persiguiendo a una sombra, a alguien que era imposible de rastrear. Mientras John seguía revisando las hojas desparramadas por toda la mesa, Kreves observó el mapa donde estaban señalados todos los sitios donde habían hallado los c*******s. Lo miro con detenimiento y observó una especie de patrón, los puntos estaban siguiendo un patrón, no eran al azar como ellos habían pensado. Estos puntos estaban formando algo, un posible mensaje de este maniático.
- John, acércate por favor… fíjate bien en el mapa. Qué observas – dijo Kreves bastante entusiasta. John por su lado suspiró molesto y fue hacia el mapa.
- Son puntos al azar Kreves, que quieres que mire, solo los desecha ahí para que todo Londres se entere – dijo John molesto, en su mano derecha jugaba con un esfero, caminó hacia el lado contrario de la habitación y cerró los ojos.
- No, fíjate bien, no son puntos al azar – Kreves señaló al patrón que el observaba – están formando algo, todavía no sé qué, pero lo voy a averiguar.
John se volvió a acercar al mapa, esta vez menos escéptico. Se fijó bien en cada uno de los puntos señalados y logró ver una especie de patrón, solo que claramente se encontraba incompleto. Ninguno de los dos entendía que se estaba formando exactamente, pero sabían que si lograban entender el patrón podrían atraparlo cuando deposite el siguiente c*****r.
Kreves vio a lo largo de la mesa, no podía encontrar las carpetas que la doctora Abbat suele mandar tras encontrar un c*****r.
- ¿La doctora Abbat ya dejó su informe? – Inquirió Kreves, sabía que, aunque era poco probable, el asesino podía haber dejado algún tipo de pista dentro del cuerpo. Era evidente que el asesino quería comunicarse con Kreves, pero para ello debía dejar una pista.
- No todavía Kreves, debe estar en plena autopsia, además, le pedimos al capitán que no apresure los informes, que permita que la doctora envíe la información completa. Aunque, según lo que vi en la escena era el mismo crimen de siempre, solo la ubicación era distinta.
- Debe haber algo, algo nuevo aparte de la ubicación. Algo me dice que dejó algún objeto atrás.
- No Kreves, no había nada. Como siempre, un cuerpo desmembrado, desfigurado, marcado en el pecho, con una máscara en su rostro, en un lugar público y extrañamente nunca hay testigos. Aunque… ahora que lo pienso…
- Que John, tú sabes que hay algo nuevo, ¡que es! – dijo Kreves completamente molesto, no era momento para perder el tiempo.
- Las víctimas suelen tener el rostro completamente cubierto por la máscara, pero en este caso solo la cubría parcialmente. No había sido tan cuidadoso al colocar la máscara y el ojo izquierdo quedaba por completo al descubierto. Si te fijas bien – John tomó la foto de la víctima que estaba en la mesa – parece que el asesino buscaba que la víctima “mirara” hacia el río Támesis.
Kreves se quedó pensativo por un momento, sabía que el asesino no tenía un problema personal con esta víctima, o hubiera sido igual de agresivo que en el caso de la chica de The College Gardens. Buscaba otra cosa, había dejado algo oculto y nadie se molestó en revisar que era exactamente lo que se quedó en la escena. Debía volver y encontrar lo que el asesino había dejado atrás.
- John, tengo que salir un momento, por favor en cuanto esté el reporte de la doctora Abbat necesito que me lo comuniques. Esperemos que este desquiciado haya dejado algo atrás para identificarlo.
John asintió con la cabeza y salió de la oficina. Se dirigió hacia el área contraria de la estación, ahí se estaban encargando de encontrar las identidades de todas las víctimas. Por la desfiguración era casi imposible hacerlo, pero esperaban que, por la captura masiva de estas personas, tarde o temprano estas aparecieran en la columna de personas desaparecidas. Había unas veinte personas trabajando solo en esto, todos intentando buscar pistas en los cuerpos o la escena para poder lograr algún tipo de reconocimiento. Todos querían acabar con este asesino, acabar con el terror que provocaba en nuestra ciudad.
Sin mirar atrás Kreves tomó su maletín donde colocó las imágenes de las víctimas y salió de la estación.