When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Capítulo VII VIINo bien acababa de retirarse la doctora Prance cuando Olive Chancellor se acercó a Ransom con ojos que parecían decir «No me importa que estés aquí o no… Yo me siento perfectamente». Pero lo que sus labios pronunciaron fue algo mucho más amable; le preguntó si podía tener el placer de presentarlo a la señora Farrinder. Ransom asintió con su galantería sureña, y un momento después la señora lo recibía en medio del círculo que para entonces la rodeaba. Para ella esa era una buena ocasión de justificar su reputación de elegancia, y debe decirse con toda imparcialidad que le produjo a Ransom la impresión de tener una dignidad en la conversación y un bello estilo que no hubiera podido ser superado por ninguna de las hijas, ni siquiera entre las de mayor refinamiento, de sus pro