Capítulo VIII VIIIVerena Tarrant se levantó y se dirigió hacia su padre, que estaba en el centro de la sala; Olive Chancellor se abrió paso en medio de la gente y volvió a ocupar su sitio al lado de la señora Farrinder, el sitio en el sofá que la muchacha había abandonado, mientras los otros invitados de la señorita Birdseye se acomodaban cuidadosamente en los asientos, o permanecían de pie apoyados contra la pared. Verena tomó las manos de su padre, sin mirarlo a la cara, con los ojos dirigidos hacia la asamblea; un instante después su madre se puso de pie y con un extraño suspiro se levantó de la silla donde hasta entonces había permanecido sentada. Alguien le buscó otro asiento, mientras Verena, llevada de la mano de su padre, se sentó en la silla que este le señalaba. Permaneció senta