{Un año antes}
Parecía ser un día normal, pero no era así. La recibi un mensaje, que me dejó atónita, tanto que salí al pasillo de mi casa y grite a todo pulmón
- ¡¡Entré pedazo de mierdas!! ¡Jodete Adam! ¡Entre en el cuerpo! Soy agente, soy agente~
Canturreaba mientras hacía un extraño baile, que suele hacer Adam cuando se emociona. Hablando de este, justo salió de su habitación aun adormilado y con su pijama todo arrugado.
- ¿Puedes cerrar el pico? Son las putas ocho de la mañana Lea... —se quejó, aún adormilado.
- ¿Y? Ya era hora de que te levantaras, debes llevarme a comisaría.
- ¿Por qué haría eso? —se cruzó de brazos.
- Porque no tengo coche por tu culpa.
- Que culpa tengo yo, de que seas una irresponsable.
- Si me hubieras llevado, no hubiese estrellado el coche.
- Si no hubieras salido con el idiota de Toby, no te hubieras estrellado. Y papá no te habría castigado.
Me señaló con el dedo, enfadado a la vez que adormilado.
- Bueno, pues me llevo tu coche.
- No, claro que no. Lo necesito para ir a trabajar. Dile a Geum que te lleve.
- Él ya se ha ido, no es un vago. Está trabajando. Y papá también se ha ido ya. Solo me quedas tú... porfi llevame hermanito.
- Esta bien... pero que conste que te llevo porque tengo que pasar si o si a comisaría.
Di saltitos emocionada, incluso lo abracé.
- ¡Gracias, gracias!
Los dos bajamos a desayunar, Adam se encargó de preparar el desayuno. Mientras yo seguía leyendo y releyendo el mensaje que me había enviado en Capitan Malson.
- Ponte a comer, llegaré tarde a trabajar por tu culpa.
Dejé el teléfono a un lado y me centré en el chico. Este me miraba disgustado.
- ¿Qué pasa?
- ¿Estás segura de querer entrar en homicidios? si es por tu madre, no deberías exigirte si o si ser inspectora.
- Mi madre ya es un caso a parte, Adam. Ya deberías saberlo.
- Esta bien, lo siento no quería recordártelo. Come rápido.
Termine de desayunar, me despedí de Holly, lo haría de Mister Bigotes, pero ese gato me odia... Estoy deseando que Geum se mude solo para librarme de ese gato. Es tan malo conmigo.
Justo este estaba en las escaleras, frente a la puerta principal. El gato persa de un tono grisáceo me miraba fijamente con sus ojos verdes.
- ¡Adam! El señor Bigotes no me deja subir a cambiarme.
- ¡Es un gato Lea!
Grito desde la cocina. El gato seguía mirándome fijamente. Me intenté acercar, pero este se erizo. Al instante volví para atrás. Entre de nuevo en la cocina tal cual niña pequeña asustada en busca de protección en los brazos de su hermano mayor. Abrace a Adam por la espalda, pegando mi mejilla a su espalda.
- Lea por dios, ya eres suficientemente mayor para tener miedo a un gato.
- Sabes que me odia, ya me ha atacado dos veces... hasta Holly le tiene miedo, miralo.
El pequeño caniche estaba en una esquina de la cocina, sentado junto a su comedero.
- Ya voy a meterlo en la habitación de Geum. Pero suéltame ya.
- Está bien, pero sácalo rápido. No puedo llegar tarde.
- Encima exigiendo...
Adam terminó metiendo al gato en la habitación de Geum. Pude cambiarme tranquilamente, fui rápida, unos simples jeans y una camisa blanca junto a unas converse negras. Termine poniéndome una coleta alta, y nada de maquillaje. Salí de mi habitación, con la mochila al hombro. Justo Adam salía, con su típico atuendo de Sport.
Los dos bajamos y salimos de casa, junto en la puerta estaba su coche, un Mercedes gris. Los dos entramos en este.
- ¿Qué clase de atuendo es ese?
Preguntó mientras arrancaba el coche y salió del aparcamiento.
- Lo compré con Jena.
- No deberías juntarte con ella y sus amigos.
- Adam, querido, tengo veintiun años. Soy universitaria en prácticas en homicidios. Tengo derecho a tener amigos raros ¿no?
- Sabes que no lo digo por Jena, si no por los amigos del hermano de Jena. Solo ten cuidado ¿vale?
- Está bien, papá.
- ¡Ya mocosa! Encima que me preocupo por ti, ojalá te caigas al salir del coche.
Negué mientras sonreía. Después de varios minutos llegamos a la comisaría, por suerte no pilla lejos de casa, ni lejos del restaurante de Adam. Literal está a una manzana, el restaurante.
Paro el coche delante de la comisaría, Toby me esperaba en la puerta. Llevaba su típico polo de Ralf Lauren y sus gafas.
- Ya está el ratito ese... ¿no puedes juntarte con gente normal?
- ¿Acaso yo soy normal, Adam?
El chico bufó, para después mirarme atentamente. Achino aún más sus ojos y me agarró la cara con sus manos.
- ¿¡Qué mierda haces!?
- Tienes veintiun años y te sigues manchando la cara de chocolate, como cuando tenías cinco años.
El chico me limpiaba la cara, con énfasis.
- ¡Me haces daño, Adam!
- Listo, ya está. La próxima vez te dejo con la cara llena de chocolate.
- Bueno si, lo que digas. ¡Adiós hermanito!
Le di un beso en la mejilla, para después bajar del coche e ir directa a Toby. El chico me sonrió ampliamente. Toby es mi mejor amigo y vecino desde que tengo memoria. Nuestros padres son buenos amigos y nuestros hermanos igual.
Adam seguía mirándonos desde el coche, Toby le saludo con la mano, y mi hermano le respondió con un jodete acompañado de un corte de manga. Después se alejó en su Mercedes deportivo.
- Tu hermano es un cacho de pan. —soltó con ironía.
- Así es él, ya lo conoces.
- ¿Vamos entrando?
- ¡Claro! Es genial que los dos hayamos entrado en homicidios.
Hable mientras subía las escaleras de la entrada de la comisaría. Pasamos el control y nos dieron unas tarjetas de identificación.
- Si, solo que yo entre en forense. Empezaré pronto las prácticas con la señorita Aria Park.
- Yo tengo que ir con tu hermano a las prácticas.
- Oh ¿te tocaron con John? Mucha suerte... la necesitarás.
- Ni que lo digas... ouh nuestros caminos se separan aquí. Tu vas al depósito y yo tengo que ir a la última planta de arriba.
- ¿Nos vemos después? Podemos ir a comer con Mina al restaurante de tu hermano.
- Claro, nos vemos allí con ella. Avisa también a Soo.
- Bien, ¡nos vemos Walker!
El chico siguió el largo pasillo, mientras que yo entre en el ascensor. Estaba nerviosa, más que nada porque el Capitán John Malson es aterrador. Llegue a la séptima planta, baje del ascensor junto a dos hombres trajeados, estos siguieron su camino, mientras yo me dirigí para el lado contrario. Ya conocía la comisaría entera y ya había estado en el despacho del capitán antes. Cuando mi padre era capitán, antes de dejar el trabajo y centrarse en sus tres hijos.
Digamos que no tuvo mucha suerte con sus parejas, aun así, el Señor Walker es un padre ejemplar y un Capitán reconocido. Los Walker, los Malson y los James son los oficiales que más marcaron la comisaría y que más parientes han tenido en el cuerpo. Geum Walker es otro de los inspectores de más rango, pero ninguno quiere estar en homicidios. Por eso, entro yo.
Llegue a su despacho, llame a la puerta y entré cuando escuche un "pasa". John estaba sentado en su gran escritorio lleno de figuras y papeles. Había otros dos chicos en la sala, uno más alto que el otro. El bajito era rubio teñido y el más alto tenia el pelo n***o, su atuendo era de todo un delincuente todo de n***o y un estilo un tanto peculiar diría yo.
- Toma asiento, Walker.
Asentí, para después dejar mi mochila en el sofá color marrón y sentarme frente a él. Los dos chicos me miraron de arriba abajo, ni que estuviera en pleno examen de anatomía.
Me mantuve serena, no quería quedar mal delante de John. A pesar de que es mi vecino y ya me ha visto tirar del pelo a Adam y patear a Geum. Por no hablar de que me ha visto en pañales literalmente.
- Están aquí, porque han sido seleccionados para las prácticas en homicidios. Lea Walker, como inspectora en prácticas, como Ian James inspector en prácticas y Jimin Park como agente de apoyo en homicidios, en prácticas. Trabajaran juntos.
El Mayor sacó una carpeta negra del primer cajón de su escritorio. La puso sobre la mesa y sacó varios papeles.
- Estos son vuestros horarios de las prácticas, cuando haya un caso, os llamaremos. Tendrán que ir a clase aun, no dejen sus estudios hasta que no termine el año. Eso fue todo, espero que trabajen bien juntos. Son compañeros.
Dicho eso se levantó, señalando la puerta. Una forma muy fina de echarnos de su despacho. Los tres nos levantamos, cogí mi mochila, pero John me llamó.
- Espera, Walker. Necesito hablar contigo.
Los dos chicos salieron, yo volví a sentarme frente a él. El Mayor se sentó de nuevo, y se puso a ordenar sus papeles.
- Veras, eres una Walker...
- No me digas, no lo sabía. —Solté irónica.
- A eso me refiero. Por favor sé agradable con esos chicos y compórtate. Se perfectamente de lo que eres capaz de hacer. Ya te he dejado una noche en el calabozo, no quiero tener que hacer lo mismo.
- Solo fue una vez, y fue culpa de Adam. No me llevó y estrelle el coche.
- Si me pagaran por tener que regañarte y a Adam, sería rico. Cada vez que os peleáis en la calle, acaba llendo una patrulla a por vosotros.
- Solo fueron dos veces... Adam tiene la culpa siempre.
- No puedo con vosotros dos... pero es tan divertido veros. Solo intenta comportarte como una adulta mientras trabajes, en casa partele la cara a Adam si hace falta. ¿Vale?
- Vale, en casa si, en la calle no. Okey es justo.
Nos dimos un apretón de manos, para después despedirme y salir de su despacho. Fui en busca del despacho de Geum. No tarde en llegar, puesto que está en la misma planta que el de John. En este ni llame a la puerta, había una chica junto a Geum en el despacho.
- ¿Interrumpo?
- No, claro que no. Ya tienes que conocer a Jiwoo James. Es mi compañera.
- Me suena, pero no llegó a importarme tanto como para quedarme con su cara y nombre. Sorry. –fui sincera.
- Entendible. Yo a ti sí te conozco, Lea. Eres la chica que hace dos meses tiraba del pelo a un chico delante del restaurante Deluxe Skewers.
- Oh cierto, era Adam.
- Ustedes dos me dejan en vergüenza...
- Mis hermanos pequeños son iguales. Bueno, fue un placer, debo irme. Hablamos después, Comisario Walker.
El susodicho, asintió sonriente. La chica terminó saliendo. Tire mi mochila al suelo y me acerque más a él.
- Te gusta tu compañera...
- ¿Que? No digas tonterías, Lea. Es mi compañera, la conozco desde que estaba en clase. Hace diez años de eso, solo ahí amistad.
- Ajam...
- Ya, en serio vete. Ve a molestar a Adam.
- Ya lo hice esta mañana. Por cierto, tu gato le arañó, está molesto contigo.
- Adam y tu, agobian a mi gato. Dejenlo en paz. Ve con Adam, después ve a clase.
Rodé los ojos mientras me dirigía a la puerta. El chico se sentó de nuevo en su sillón.
- Largo, mocosa. Y ten cuidado.
Me despedí de él, agitando mi mano y sonriendo. En cuanto salí de su despacho mi sonrisa se borró y volvió mi cara neutra. Termine saliendo de la comisaría, me dirigía al restaurante. Toby me dijo que lo esperara en el restaurante, así que puse rumbo a este sola.
- ¡Hey espera! ¡inspectora en prácticas Walker espere!
Me giré de inmediato, vi al rubio de antes, venir hacia mi. Adam me dijo que si un chico venía corriendo a mi, yo correría aún más. Y eso hice. Salí corriendo calle arriba, mientras el chico venía atrás de mi. Seguí corriendo ignorando los gritos del rubio. Llegué agotada a la puerta del restaurante, literal me deje caer dramáticamente a las escaleras de madera de la entrada. El rubio hizo lo mismo.
- Joder... yo solo quería hablar.
Lloriqueo retomando el aire. Iba a hablar, pero mire hacia arriba. Donde un Adam de brazos cruzados me miraba muy mal.
- ¿¡Qué mierda haces!? Conseguirás que no entre ni un alma en mi restaurante.
- Yo no tengo la culpa de que tu cara de culo, espante a los clientes...
- ¿Quien es el niño de pelo de pollo?
- ¡Es un pervertido! ¡Me estaba siguiendo!
Me levanté de inmediato y me escondí detrás de Adam. Quien ahora puso toda su atención en el chico rubio. Quien negaba con frenesí, mientras se incorporaba.
- ¿¡Estabas siguiendo a mi hermanita!?
- No, no, no, no, señor yo no.
- ¡Te llamo señor! Te ve como un viejo... —me metí por medio.
- ¡Noo! ¡Claro que no!
- ¿Quien eres y que hacias siguiendo a mi hermana pequeña?
Hablo cruzado de brazos. El joven rubio hizo una gran reverencia, para después presentarse con una mano en el pecho.
- Jimin Park, agente en prácticas para apoyo de los inspectores.
Habló con emoción, hasta su mochila es más grande que él.
- Que tipo tan raro... ¿¿Donde esta la gente normal??
- Oh cierto, eres el de las prácticas.
- Lea lo conoces y casi me haces pegar a este pobre chico raro. Me tienes harto, me voy a trabajar.
Dicho eso, se metió en el restaurante. Me encogí de hombros. Me senté junto al rubio en una de las mesas de la entrada. Estábamos frente a frente. El chico sonreía, mientras yo tomaba mi café en silencio y neutra. Me da miedo la felicidad de este chico.
- Bueno, deberíamos conocernos si vamos a ser compañeros ¿no