Por otra parte, en el área de lavado, Jaime se encontraba realizando la ardua tarea de lavar la ropa del niño zorro, cubriendo su nariz con un trapo debido al terrible olor que desprendían aquellos trapos. A pesar de frotar y frotar, la suciedad parecía no desaparecer, lo cual resultaba increíble. Aunque no lo pareciese, Jaime era el encargado de lavar la ropa de su majestad el rey y de Campbell, mientras que Thomas se ocupaba de lavar la ropa de Jaime y la suya propia, formando un equipo en el mantenimiento de la enorme mansión. En ese momento, Thomas llegó con el vestido de Isabella y se colocó al lado de Jaime en aquel extenso espacio apartado de la mansión, buscando agua para comenzar a lavarlo mientras dejaba escapar un suspiro. Jaime lo observaba de reojo. —¿Besaste a la señorita Fi