Sin perder ni un segundo más, el grupo emprendió su incesante avance. Alexander y Oliver cabalgaron a gran velocidad hacia la morada de Cornelius, cada latido del caballo marcando la urgencia de su misión. Mientras tanto, Jonathan y Duncan se abrieron paso en el bullicioso puerto, rastreando los pasos del elusivo Cornelius Sinclair. Por último, William y Katerina se dirigieron a la estación de tren, con la premura de seguir cualquier pista que los condujera a su fuente de información que era el hechicero. Emily se mantuvo al lado de Jaime, preparada para enfrentar cualquier eventualidad que pudiera amenazar su objetivo.
Los tres grupos se alejaron, dejando tras de sí la estela de sus esperanzas. Cabalgando en tres robustos corceles, ansiaban encontrar al hechicero señalado como el primer
