Dentro de la habitación, Alexander y Emily aún no habían sucumbido al sueño. El rubio, por su parte, encontraba difícil conciliarlo después de haber desvirgado a su esposa. Desde su perspectiva, sentía la necesidad de seguir guiándola y entrenándola para que fuera acostumbrándose a él, quien era un licántropo y además un Alfa. Mientras conversaban de cualquier tema, Alexander abrazaba a Emily, besando su cuello con ternura y proximidad. —Alexander... ¿Cuál será nuestro itinerario de mañana? —preguntó Emily, sintiendo los besos del rubio en uno de sus hombros. —La rutina será sencilla: comer, follar, comer, tal vez una siesta y luego más intimidad —susurró mientras su mano se deslizaba hacia la entrepierna de su esposa. —Suena como si estaré muy ocupada —dijo Emily riéndose, aunque tambi