Después del exhaustivo interrogatorio, Emily se encargó de preparar la cena para todos los presentes en la mansión. Ahora, con tres personas más, la joven duplicó la cantidad de comida. Siguiendo el nuevo esquema de tareas, Elena y Katerina asumieron la responsabilidad de los quehaceres domésticos. Mientras Emily cocinaba, madre e hija se ofrecieron a ayudar en todo lo posible. Absortas, escucharon atentamente mientras Emily les explicaba dónde se encontraban todos los ingredientes y cuáles eran los manjares predilectos de los cuatro hombres lobo, en especial el rey Alexander, su actual esposo.
—Dicen que comen pescado, pero no es cierto —decía Emily, mientras colocaba cuidadosamente el pan en el horno, buscando la perfecta textura dorada—. Ellos prefieren deleitarse con carnes rojas, no
