—No sé qué eres exactamente —comenzó a decir el sastre —, pero si viniste con los lobos, te llevaré con ellos. No quiero meterme en problemas... —dijo Mortimer, moviendo una vez más sus manos para crear aquel círculo invisible. Emily cerró los ojos con fuerza y, cuando los abrió, se encontraba en la cocina de la mansión Wolfsbone.
—¡Ah! —exclamó Emily, tambaleándose ligeramente mientras observaba su entorno. Todavía aturdida, salió corriendo de la cocina y se dirigió hacia el recibidor de la mansión.
Emily se sentía completamente perdida, sin saber realmente lo que estaba haciendo. Mientras corría hacia el salón principal de la mansión, en medio de su camino, una idea repentina cruzó por su mente. Pensó en ir a su habitación, coger su maleta y simplemente marcharse de allí. Durante el tr
