—Su majestad —comenzó a decir Campbell haciendo una leve reverencia.
Por otra parte, Katerina, la hija de la mujer Inari, casi de manera instintiva se escondió detrás de Jaime, porque él fue quien la había salvado y ya con eso, se había ganado su corazón. Además a ella le gustó mucho ver como él había roto las cadenas con tanta facilidad. Por otro lado, Elena observó a Campbell de reojo, sin moverse de su posición. Los cambiaformas no le inspiraban miedo alguno, por lo tanto, ver al lobo blanco no le causó ni una pizca de temor.
—Estas mujeres conocen el mundo sobrenatural —continua Campbell —. La mujer mayor es una Inari y la joven es su hija, una humana...
Al escuchar aquello, las orejas de Alexander se desplegaron atentas. Como las mujeres formaban parte del mundo sobrenatural, el lo
