Al salir observó a chicos de su edad reír juntos, esta no los conocía ni por qué vivieran frente a su casa. Perdedores— los maldijo para seguir con su camino, esta vez terminaría aquella página de Sudoku pendiente con Yulia. —Hola, Señora Yulia— saludó al entrar a su casa la cual era muy colorida, Yulia era una mujer sola con hijos lejos por su gran pasado, el cual se había negado a contar a Eider. La castaña era la única que la veía como una mujer buena. —Cariño estoy en la cocina— exclamó en voz alta la mujer de ojos verdes y cabello rubio con grandes rulos. —Le he traído un emparedado de queso con jamón, lo ha hecho mi madre— explicó para entrar en aquella cocina donde había encontrado a la mujer tomando el té sola. Está en distintas ocasiones le había preguntado por qué sus hijos