Giu no fue a la habitación a ayudarme y yo tampoco me sentía muy emocionada porque fuera. Aunque no luciera tan profesional, siguiendo los consejos de algunos tutoriales en el Internet pude aparentar un look bastante elegante. Respiré hondo mirándome una vez más en el espejo. El vestido era de color gris plomo, largo y con un corte de costado que dejaba ver mi pierna entera. El escote era cuadrado y discreto. La ropa interior era de el mismo color y mis zapatos eran plateados y de tacón cuadrado, bastante cómodos. Respiré hondo tomando la bisutería a juego y vi el recogido semi suelto de mi cabello que básicamente era un peinado despeinado. Al menos el flequillo quedaba bien y completé el atuendo con un pequeño bolso de sobre color n***o. Miré el reloj junto a la cama. Eran las siete y