Acomodé mi ropa y me levanté viendo la hora en mi celular. Dos y ocho de la mañana. Tomé la media copa a temperatura ambiente que quedó sobre la mesa de noche. Mala idea. Stephano volvía de el baño desnudo y me sonrió luego de barrerme con la mirada. -El chófer te espera abajo- avisó y asentí poniéndome los zapatos. Él volvió ante mí con un sobre de dinero en la mano. Un poco formal, por lo visto. Lo guardé en el bolso sin revisarlo. -La pasé bien- dije sin saber si era o no necesario. Acarició mi cintura mientras me guiaba a la puerta, ahora su desnudez era un poco disimulada con un diminuto bóxer n***o que usaba. -Te veré pronto, Triada- prometió y yo sonreí. “La bochornosa caminata”. Así era como las chicas de la casa le llamaban al hecho de volver en el ascensor, o en el pas