Tenía un mes trabajando como s*x Toy. La vida me había sonreído o eso pensaba mientras caminaba con alegría hacia una estación de envíos. Hacía un poco de viento y no me di cuenta de eso antes de escoger un vestido camisón de color rosa suave. Llegué exactamente a donde era, abrí la puerta y para mi suerte no había demasiada gente. Me senté a esperar. Veinte minutos después salí de ahí con un sabor agridulce en la boca mientras mis ojos estaban puestos en la factura que sostenía en mis manos. Mandarle dinero a mamá era sólo el comienzo. Sí, quizás no me quisiera, quizás me repudiara y renegara de mí asegurando que soy una desgraciada y malagradecida. Pero la amo y es imposible no hacerlo sabiendo cuánto esfuerzo hizo por criarnos. Trastabillé al no estar atenta a mi camino y sin quer