—¡Claro que lo voy a hacer! —se dijo a sí mismo con decisión. En aquel momento el explorador volvió a la habitación. El Marqués no podía adivinar qué era lo que le iba a dar. Burton le entregó un libro. —¿Está escrito por usted? —preguntó el Marqués antes de que Burton pudiera hablar. —No, fue escrito por un hombre a quien admiro y que es mi amigo, el Profesor Edmund Tewin. El Marqués esperó a que Burton dijera algo más. Éste continuó: —Quizá usted se sorprenda cuando le diga que trata acerca de los inciensos y la mirra y que describe el enorme comercio del cual yo le acabo de hablar y que se realizó en el pasado. Hizo una pausa para después añadir con más lentitud: —Usted va a recorrer el camino por donde las caravanas de Oman llegaban hasta Arabia, pasando muy cerca de La Meca. El