—¿Dónde está ahora?
—Debería regresar de su hora de almuerzo en unos 5 minutos
—Puedes retirarte
—Sé lo que está pasando por tu cabeza, pero ella parece inteligente— se encontró comentando Chase, logrando cortar mi impulso. Soy consciente de eso, pero algo en su aura me atrajo de una manera diabólica y sé que también lo haría con el resto de oponentes.
—¿Hay algo que el dinero no pueda soportar?
—Amigo, eres terco...
Entro a su oficina y me siento en la silla de cuero. Preparando una sorpresa para la fogosa morena. En menos de 2 minutos ella también aparece.
—¡Hola! ¿A qué se debe la ocasión de que te encuentres aquí?— pregunta irónicamente.
Nerviosamente tiro el archivo sobre el escritorio y le pregunto.
—Última página, ¿qué es eso?
Sonríe.
—La idea con la que conseguimos nuevas inversiones— afirma con orgullo.
—¿Lo aprobé de alguna manera?
Vamos muñeca, dame algo que puedas perder
—¡Sí! ¿Quieres que te lo muestre?
Sé que lo hice y sabe que lo sé, pero está siendo inteligente. Saca un papel del cajón y me lo entrega, lo miro y lo rompo.
—¿Y si perdieras?— Me inclino sobre el escritorio, ella sigue mi gesto y me lanza la bomba.
—De todos modos, no estarías interesado, ganas suficiente dinero con tus negocios ilegales para estar interesado en una pequeña perdida.
—¿Te pedí resultados?
—¡Sí! ¡Por eso estoy empleada en tu empresa!
—¡Correcto! Empleada, no administradora como para tomar decisiones
—No sé por qué estás aquí, pero de todos modos no estás interesado en este proyecto. ¡Así que ve al grano!
Ahora entiendo por qué no ha perdido todavía. Puedo sentir cómo se las arregla para ponerme de los nervios, pero, sorprendentemente, me gusta. Siento que tiene ese algo que te engancha para meterte en una red y eso es perfecto para lo que voy a hacer con ella.
—Te propongo algo— Le digo, y ella levanta una ceja inquisitiva. Saco una hoja de su escritorio y escribo una buena cantidad en ella, se la entrego y parece perpleja— Quiero que seas mi prometida
Se ríe y rompe el papel.
—No— La decisión en la voz me envuelve y me provoca cosas aún peores.
—Eso es más de lo que ganarías en toda una vida de negociaciones
—¡No me interesa el dinero! ¡Y tu oferta tampoco!
—Bien, estás despedida — De repente se pone seria y me doy cuenta de su punto débil. Logro descubrir exactamente qué necesita ser explotado para que cumpla con mis demandas— Si quieres seguir negociando, acéptalo
—Hay muchas empresas que tienen los brazos abiertos para mí— Se dirige a mí con superioridad, como si supiera que soy yo quien tiene mayor necesidad.
—Pero te gusta mi empresa, por eso no te has ido hasta ahora.
—¡No tienes idea!— dice irónicamente.
—¿Y?
Su peso cambia de una pierna a la otra, logrando molestarme. Se cruza de brazos, adoptando una actitud hosca pero pensativa. Oscila entre las dos opciones, tratando de prolongar el tiempo. Pero sé muy bien el teatro que monta. Bueno, ¿qué elección hará? Leí su curiosidad desde el primer segundo que dije la palabra prometida.
—Me quedo con el trabajo, el dinero puedes recuperarlo— Recibí su respuesta en un momento inesperado, porque había calculado sus tiempos de pensamiento de otra manera.
—Perfecto.
—Pero...— Y ahora siento que la verdadera pesadilla ha descendido sobre mí— Si algo no me gusta, me voy, no esperes que pisotee mi orgullo y mi dignidad por absolutamente nada del mundo. Si no me gusta algo, no me quedaré en silencio, no soy tu esclava, soy tu igual. ¡O me tratas como a un igual o buscas a alguien más!
Me gusta su rapidez.
—Durante este trato te quedarás conmigo
Hace una mueca sutil y, por supuesto, comienza a responder.
—En diferentes habitaciones. Me iré cuando quiera. Sin comentarios.
—Eso ocurre sólo si no tenemos trabajo esa noche. No tienes permitido salir con otros hombres sin que yo esté presente
—¡NO!— Hago una mueca y ella continúa— Tengo permitido hacer lo que quiera, no soy una esclava. Trabajare tal como lo hago aquí. Si elijo no salir con otros hombres, es porque eso es lo que el trabajo implica y es lo que debo cumplir. ¡No me impondrás nada! Puedes preguntarme, pero no sabrás si acepto lo que dices.
Frunzo el ceño, pero prefiero darle la impresión de que acepto esa condición.
—Cuando sea necesario, serás afectuosa, especialmente en público
—Bien. Nada de sexo ni otros gestos íntimos.
Parece que tiene la impresión de que necesito pagar por sexo, pero ella lo hará de buena gana, no le digo eso, pero quiero tirar otra bomba, ver qué piensa.
—En casos extremos, ofrecerás caricias e incluso relaciones sexuales con otros hombres
De repente su mirada se oscurece y finalmente puedo leer algo en ella: ira.
—¡Te presento mi dimisión!— dice y saca una hoja de papel y un bolígrafo.
—¡Hmm, pensé que no habías perdido un trato!
Levantó la vista y puso la sonrisa más hermosa y diabólica jamás vista en su rostro.
—Pensé que sabías cómo tratar a una prometida, incluso si es una falsa— se ríe de mí— Y si gané, pero la prostitución no es algo que aceptaría, ni siquiera en el negocio más rentable
Vale, ahora es momento de dar un paso atrás, no puedo perder una pieza de museo así, se pone el bolso al hombro y empieza a salir, pero la detengo.
—A partir de esta noche, Chris vendrá a ayudarte a empacar, a las 7:00 PM tienes que estar lista
Ella ni siquiera se gira hacia mí, sino que continúa su camino hacia la puerta, golpeando fuerte el suelo con sus tacones. Justo cuando pensé que había caído mi última oportunidad, habla.
—¡Te dije que gané!— Dice y sale por la puerta.
Me dejo caer en la silla de su oficina y trato de recuperarme.
Tengo un terrible dolor de cabeza y no quiero imaginar cómo será esta velada. Pero mi intento falla, porque justo cuando pensaba que no podía empeorar, Chase entra por la puerta.
—¿Qué tanto hiciste?
Lo miro desconcertado, luego miro el reloj, habían pasado 3 horas.
—Me internarán en un manicomio al final de este acuerdo— digo y dejo que mi cabeza golpee el respaldo de la silla.