Mi mirada escanea por enésima vez los rostros demasiado familiares en la mesa.
Las miradas frías, las figuras neutras, engreídas o sádicas, me rodean como en un carrusel.
La opulencia, el lujo y la extravagancia son algunos de los elementos que conforman la primera capa de este mundo. Las empresas que prosperan en el mercado financiero son las máscaras perfectas para ocultar lo que realmente está sucediendo en el mundo, ese mundo artificial que parece regido por los poderes del Estado, es en realidad el tablero de ajedrez para el juego de estas personas que me rodean. Su influencia es el "dado" que decide en qué dirección se moverán los peones. ¡Qué extraño, ¿no?! Si tenemos en cuenta que el ajedrez no necesita dados.
Pero en este juego no hay reglas, solo metas. Y como me enseñaron desde pequeño, el fin justifica los medios.
Lo más extraño es el nuevo peón que introdujeron.
Nuevo o tal vez no.
La Reina.
Sorprendente aunque ya estaba, pero es versátil. En primer plano, representa su objetivo, debe ser defendida y ayudada a ganar. También es la más poderosa: puede moverse en cualquier dirección que el jugador desee. En la perspectiva secundaria, representa su nuevo interés: una mujer hermosa, carismática, dispuesta a cumplir cualquier favor que necesite para permanecer en la mesa más fuerte. Y, como en cualquier juego, la carrera por ganar se satisface cuando una buena pieza está en la mano del jugador.
Hermosa, impecable, decente, con una dosis de inocencia, una concha bellamente pintada en colores vivos, pero que no esconde demasiada inteligencia para que la técnica de manipulación sea lo más sencilla posible. Es una estrategia puramente matemática, es decir, de proporcionalidad inversa: cuanto más se acerque la inteligencia al nivel máximo inferior, más alcanzarán la perfección los resultados.
Pero aquí viene el problema, encontrar a una mujer así es difícil, y no sólo porque se supone que les falta inteligencia, sino porque de todos modos el dinero les hace olvidar todo lo que han aprendido. Es difícil encontrar una pieza tan magnífica, como extraída de los cuadros de los pintores más famosos.
Y esta mujer, que cumple el papel de reina, puede enviarte a la liga ganadora.
La mujer que elegí hoy, esta hermosa compañera que tengo en mi brazo, no cumple del todo con los requisitos del juego, y menos aún con lo que quiero conseguir. Soy de tener planes de ganar o me retiro. Y ella, lamentablemente, no fue la elección correcta.
Arrastro a la rubia fuera de la habitación y luego, con más fuerza, la llevo a un taxi. Saco mi teléfono del bolsillo de mi traje y llamo a mi socio comercial Chase, mi buen amigo, quien me ayudó a conocer los personajes de este tablero de ajedrez. Es una persona confiable, en cuyas manos puedo dejar tareas por realizar. Sé que nunca me traicionará y eso es lo que lo hace tan bueno, mi confianza que deposito en él. Le pido al hombre que se ocupe de la mujer y la saque de mi vida sin decir una palabra sobre lo que acaba de escuchar en esta mesa.
Necesito a mi reina.
Necesito esa mujer capaz de entender lo importante que es escuchar y utilizar sus armas femeninas para alcanzar la supremacía. Y para eso requiero la ayuda de mi buen amigo. Estaciono el auto frente a mi casa y entro a la velocidad de la luz al salón como un tifón y me paro frente a él. Su mirada se eleva inquisitivamente, tratando de anticipar lo que quiero.
—Pasado mañana, por la noche, debes encontrar una pieza realmente hermosa e impecable. ¿Está claro?— Dirijo mis demandas a Chase, que simplemente me mira con desaprobación. Sé que ha estado tratando de cumplir este deseo durante meses, pero está fallando estrepitosamente. Porque mi temperamento entra en juego en esta obra. Aunque los requisitos son claros: hermosa y estúpida, mi cerebro rechazaba a cualquier mujer con un coeficiente intelectual bajo. Una mujer que no puede quitar los ojos de su manicura no sirve de nada en un juego de estrategia, al menos no para mí.
—Sería más fácil hacer una en el laboratorio que encontrar un ser de tu agrado.
—Jajaja— me río teatralmente— Si no la encontramos, podríamos ser rápida y dolorosamente expulsados del juego— Le hago saber la importancia de esta búsqueda.
Me conformo con un simple asentimiento de aprobación de su parte.
XXX
El día siguiente...
La máscara que esconde las verdaderas preocupaciones que tengo está frente a mí. En un edificio de oficinas, lo que revela la empresa que ostenta el monopolio del mercado inmobiliario.
Entro a la corporación, intentando desterrar los pensamientos provocados la noche anterior. Y mi secretaria logra hacer esto cuando me informa que el negociador se fue sin mí para la siguiente reunión de negocios. De todos modos no me importa, tengo problemas mayores.
Pasan unas horas mientras firmo y hago algunos cambios en nuevos proyectos, y Chase se encarga de las entrevistas para el futuro socio. Entra a la oficina, bastante desaliñado, y su cara me hace anticipar la respuesta negativa que sinceramente no quiero.
—No existe... ¡esta mujer no existe! Demasiado gorda, demasiado delgada...
Ya molesto por la misma respuesta que siempre recibo, me acerco a la puerta de vidrio de mi oficina, pensando en ignorarlo, pero él es terco y se coloca frente a la puerta de vidrio.
—Demasiado plastificada, habladora, estúpida, demasiado... ¡PERFECTA!— Decimos ambos al unísono cuando una chica preciosa entra por la puerta principal, ni pequeña, ni alta, con un cuerpo perfectamente proporcionado. Piernas largas con formas perfectamente dibujadas. La sonrisa impecable, la piel aceitunada, los ojos almendrados y una melena castaña que viste a la perfección el rostro angelical de la chica.
—¿Quién es?
—Un ángel...— Dice y casi puedo ver su boca caer, también pongo los ojos en blanco y saco mi teléfono para llamar a mi secretaria.
—¡Charlotte, ven ahora en mi oficina!
—¿Sí?— pregunta mi secretaria con miedo, la mitad del personal sabe lo que hago, lo que me da una ventaja, y la otra mitad, solo adivina, lo cual es aún más favorable.
—¿Quién es la chica que pasó por mi oficina hace 5 minutos?— La veo confundida así que le digo algunos de los rasgos de la chica —Ahh, ella es la negociadora que representa a la empresa
—¿Una mujer?— ahora soy el que está confundido.
—Sí, desde que vino, ganó todas las subastas.
¡Ni siquiera estaba pensando en nada más, cómo puedes ser capaz de pensar al lado de un ser así?!
—Obtuvo el precio que pediste, como siempre
—¡Quiero el expediente, ahora!
Me trae el expediente, y lo estudio a la perfección, necesito incluso un pequeño error para encontrar un pretexto. Pero el negocio, el pensamiento y el método son perfectos. Pero, una idea brillante surge cuando llego al final de la página lo que me hace sonreír como el infierno.
—Charlotte, ¿qué pasa con esto aquí?
—Los inversores estaban muy contentos con la idea de Natasha y así consiguió el trato
—¿He aprobado este cambio?
—Dejaste cualquier cambio en sus manos. No querías que te molestaran con esos problemas.
Y lo tengo, la idea es brillante y el juego cobra vida en mi cabeza.