Era injusto que hubiera terminado despedida por ese asunto, no era la primera vez que rompía cosas, además, ese hombre desagradable la había estado acosando y ni siquiera le habían permitido dar explicaciones. Pero el jefe al final era el jefe y lamentablemente ella no podía hacer nada contra eso.
Llamó a Renato, que la estaba esperando, como siempre, en las inmediaciones del restaurante y el hombre la miró desde el asiento delantero durante el camino, visiblemente preocupado por la expresión que ella llevaba.
—¿Quiere hablar de lo ocurrido, señorita Isabella? —indagó el hombre mayor.
—No, estoy bien, señor Renato, muchas gracias. Sólo quiero llegar a casa…
El hombre mayor la dejó en la puerta de su casa, insistiendo en que, si necesitaba alguna cosa, podía comunicárselo, pero ella le dijo que estaba bien, una vez cerca de su cama, se recostó ahí pensando en cómo haría a partir de ese momento… sería bastante difícil enfrentarse a las cosas como de costumbre.
El sueño acumulado le empezó a pasar factura cuando estuvo en su cama… y decidió que lo mejor sería descansar y luego preocuparse por las otras cosas.
…
Un par de días después, la joven yacía tirada en cama, no se sentía con ganas de levantarse ni siquiera a desayunar, además de que las náuseas parecían haberse acentuado con su declive emocional de esa última semana.
La situación en el restaurante sí que la había dejado bastante triste y agobiada.
“Fue muy injusto” —pensó Isabella, con la mirada fija en el techo, mientras se obligó a levantarse de la cama a comer algo, aunque ella no tuviera ganas, su bebé no tenía la culpa.
Rio para sí misma, no existía tal cosa como “su bebé”, al final debería entregarlo a un completo desconocido.
“Eso también es injusto” —pensó también analizando toda la situación.
Parecía ser que se había encariñado ligeramente con ese bebé que crecía en su interior.
A regañadientes, y después de haber vomitado y recuperado sus ánimos, decidió que era el momento de ir a comer, y eligió preparar un desayuno que podría considerarse completo, sumado a sus vitaminas.
No podía negar que se sentía enojada, indignada, triste y, por supuesto, desanimada, pero igualmente se sentó a desayunar, mientras observaba su laptop, pasando por su mente si abandonar la competencia y buscar un trabajo.
Y ello también teniendo en cuenta que el día anterior la casera había sido bastante insistente en que terminara de pagarle lo que le debía… y apenas había conseguido darle un mes de p**o con lo último que le había dado su exjefe al retirarse del trabajo del restaurante la noche del jueves.
“Con eso me dejará tranquila al menos un mes… mientras pienso qué hacer” —pensó y negó con la cabeza… no era el momento de ponerle cabeza a eso.
Mientras estaba ensimismada con sus pensamientos, oyó cómo abrieron la puerta, y escuchó dos voces familiares irrumpiendo su reflexión.
—Buenos días, ¿cómo está la mami del año? —quiso saber Sophie, con un tono de voz cariñoso, mientras entraba al departamento.
—No deberías dejar la puerta sin asegurar, ¿no sabes todas las cosas que están pasando estos días? —Olivia la regañó con molestia, aunque sabía que era porque se preocupaba por ella.
—Bienvenidas… —saludó con diversión Isabella.
—Vinimos a buscarte, hoy se anuncia al ganador de tu concurso —comentó emocionada la rubia y se sentó junto a su amiga, al tiempo que señalaba el volante.
—Eso, ve a cambiarte de una vez… —añadió Olivia e hizo un gesto con la mano de que fuese a su habitación.
Isabella simplemente sonrió… intentaría animarse compartiendo con sus amigas, aunque sinceramente había perdido un poco la esperanza.
…
Tras arreglarse y salir con sus amigas, que prácticamente la arrastraban hacia la convención, terminaron llegando al clásico hotel en el que una de las salas de conferencias se convertía en un área llena de nerds, muchos de ellos con olores desagradables como si no supieran lo que era el agua y el jabón.
Las oyó hablar de los planes que tenían, especialmente Olivia que quería jugar en alguna competencia, y pudo sentir que ese tiempo era justo lo que necesitaba… incluso si no ganaba el concurso e incluso si tenía que tolerar a todos esos “raritos”.
Y era verdad Isabella había estado pensándolo bien y no creía que fuese posible para ella obtener la victoria, pero de todas formas no pretendía arruinar la salida con sus amigas.
La convención parecía en definitiva una gala para nerds, en donde había enormes figuras de cartón con personajes populares y muchos sujetos disfrazados tanto de hombres como mujeres. Olivia se mostraba ligeramente emocionada, y Sophie solo las acompañaba, ella era una chica más rudimentaria, dado que había sido criada por unos tíos granjeros, y prefería las cosas al aire libre y no tanto la tecnología.
Pasearon por un rato por la convención, observando los diversos puestos, hasta que en un momento la más baja del grupo se alejó para inscribirse a un torneo de videojuegos que se realizaría en ese lugar.
Se trataba de un Torneo de Super Smash Bros, que era uno de los juegos favoritos de Olivia, y justamente uno en el que solía participar para obtener algunos premios en convenciones… y por lo visto ese día no sería la excepción.
Olivia entró al torneo en cuestión y rápidamente empezó a eliminar contendientes, demostrando por qué seguía siendo una jugadora invicta en ese juego.
Después de la derrota, algunos se iban mirando con desprecio a Olivia, y más de uno pidió que la descalificaran por “jugar sucio”, pero el jurado ignoró el suceso, dado que la jugada que ella hacia era mal vista pero legal, al fin y al cabo.
Tras enfrentarse a unos diez sujetos, llegó la última ronda del juego y era el turno de Olivia enfrentarse a su último contrincante, un sujeto bastante guapo a los ojos de Isabella, con una apariencia que casi parecería de revista y unos ojos azules, que le recordaban al sujeto que la había tratado tan mal en el restaurante tiempo atrás… el hombre en el que había pensado cuando la inseminaban.
“Ay, que tonta” —pensó Isabella, sonrojándose. Pero, mientras pensaba eso, la competencia finalizó y fue declarada ganadora su amiga, Olivia.
—¡Esa niña es una tramposa! —reclamó el otro jugador, al cual el presentador había llamado Demian.
—¿A quién le dices niña? ¡Vejestorio! —Olivia se acercó para responderle a Demian de la forma más descortés posible, típico de su amiga—. Que sepas que, aunque me veo menor de edad, tengo 28 años.
—Eres una niña, solo sabes usar a Kirby. —El joven reflejaba en sus ojos azules la molestia que sentía.
—No es contra las reglas usar a Kirby… —respondió con la misma furia Olivia.
—Solo ganaste repitiendo un movimiento, no sabes jugar. —Demian la empezó a observar con mayor indignación, haciendo que Olivia lo mirara con odio.
—Di hora y lugar, te pateare el trasero. —La más baja no se dejó amedrentar.
Mientras ellos discutían, Isabella se comenzó a sentir mal, por lo que sus amigas la llevaron a sentarse en un lugar cercano, con la intención de que se repusiera y luego sacarla del lugar.
Pero, antes que pudieran irse, se anunció al ganador de concurso de escritura.
Y, curiosamente, Isabella volteó a ver a la persona que estaba anunciándolo… a quien reconoció en ese mismo instante.
…
—Hola, buenos días, soy Ethan Strauss y vine yo mismo en persona a anunciar al futuro escritor que contratara nuestra compañía, GeekGames. —No le gustaba interactuar, pero sí que era importante hacer ese anuncio… todo fuese por su hijo.
Alguien en el publico levanto la mano con insistencia y, aunque Ethan intentó ignorarlo, fue en vano.
—Cabe recordar que esto no es una sección de preguntas, pero lo dejare pasar, dime cuál es tu duda… —le habló con indiferencia el CEO.
—¿Ya solucionaron el bug del juego Magical Adventures in the Fortress of Desperation? —preguntó un chico bastante joven y con apariencia de nerd, desde la multitud.
—Sí, tengo a un grupo de especialistas dedicados a arreglar ese bug. —Parecía que estaba mintiendo, pero realmente no había ningún otro especialista como él, así que técnicamente no era una mentira lo que acababa de decir.
—¿Pero por qué ocurre ese bug? —insistió el tipo entre la multitud y las personas empezaron a murmurar.
La insistencia de esas personas sí que le resultaba molesta, de modo que se masajeó las sienes antes de continuar.
—Nuestro próximo juego de fantasía será más revolucionario, incluso teniendo la opción de activar la VR. —Trató de desviar la atención hacia otra cosa—. Aprovechando esto, continuaré con el anuncio del ganador de concurso de escritura…
Todos entre el público se quedaron expectantes, mirándolo fijamente, logrando incomodarlo un poco, así que se limitó a tomar el sobre cuyo contenido ya sabía, porque todo había sido fríamente calculado.
—Sin más preámbulos, la ganadora del concurso de escritura es… Isabella Anderson…
Pudo ver que la chica lo miraba fijamente al otro lado del recinto… y justo en ese momento abrió los ojos por unos instantes y luego se desfalleció en el piso.