Capítulo 26: Una invitación

1079 Words
Ethan caminó hacia la oficina de Isabella, y se encontró con que la puerta estaba abierta, con ella tecleando casi con furia y mirando fijamente el monitor sin despegar los ojos de aquella pantalla. El rubio pasó, sin que ella se inmutara siquiera. “Tiene un buen nivel de concentración, otra vez no ha notado mi presencia” —pensó él divertido y decidió mirar un poco más de aquel guion que Isabella estaba haciendo en ese momento, esperando que fuese la entretenida historia que había leído días antes. Se paró junto a ella a leer, prácticamente respirándole en la nuca y ella seguía bastante concentrada en su actividad. En cuanto a la estructura del guion, Ethan pudo notar que estaba bastante bien, incluso había incluido muchas cosas que eran del agrado del rubio, en términos de fantasía. Además, la velocidad con la que ella escribía era gratamente sorprendente, debía reconocer que esa era la eficiencia que a él le gustaba. Sonrió fascinado, sin dejar de leer a la par con lo que ella avanzaba en su escritura. Luego de algunos minutos en los que ambos se mantuvieron en la misma posición, el incesante golpeteo que la de cabello oscuro ejercía sobre el teclado se detuvo de forma abrupta, mientras miraba a la pantalla fijamente y llevándose el dedo pulgar a la boca, para morderlo sutilmente, en un gesto que le pareció bastante curioso a Ethan. … —¿Qué tendrá de mal este diálogo? —Isabella habló en voz alta. —Para mí está bastante bien —expresó el rubio detrás de ella, haciéndola sobresaltarse y voltear a mirarlo fijamente. —Señor Strauss… e-eh… h-hola… —lo saludó sorprendida, pensando en que realmente no podía creer lo ensimismada que había estado con el guion—. ¿Cuánto lleva allí parado? —Isabella comentó, al tiempo que intentaba normalizar su respiración debido al susto que se había llevado, pero también porque no sabía qué podría querer su jefe en ese momento. Las palabras de Isabella eran bastante nerviosas y en sus mejillas había un ardor enorme, que le indicaba que seguramente se había sonrojado. Seguramente por ese tono tan cálido de la voz de Ethan cerca de su cara, y acomodo de forma instintiva su cabello detrás de la oreja, para luego acomodarse nuevamente en la silla. —Como decía… creo que ese diálogo está bastante bien… —El rubio continuó hablando, sin prestarle atención a los movimientos extraños que ella hacía—. Y llevo unos minutos parado aquí, pero no pasa nada, a veces es interesante entender el comportamiento humano… —comentó de forma desinteresada. —¿De verdad le gusta? —preguntó algo incrédula la de cabello oscuro, quien repentinamente sentía sus energías renovadas, emocionalmente hablando, ya que no había tenido que recibir un nuevo regaño por parte del hombre frente a ella. —Sí, y debo admitir que disfruté leer el manuscrito que enviaste —explicó de forma desinteresada y se acercó más a la silla ergonómica donde estaba Isabella. Isabella se sonrojó ante este acto, pensando que quizás su jefe había comenzado a coquetear con ella, pero de inmediato notó que eso no era lo que él estaba haciendo, sino que más bien estaba interesado en revisar mejor lo que ella tenía en su computadora, pues había tomado el mouse para hojear rápidamente. —Está bastante adelantado, eso es genial, te felicito —comentó él tranquilamente y ella sintió que empezaba a sonrojarse nuevamente—. Por cierto, ¿te gustan los videojuegos? —El rubio cambió de tema repentinamente y por fin se alejó unos pasos, lo que hizo que Isabella se sintiera más tranquila. Ethan mantuvo la mirada fija en un el reloj de pared que estaba en la oficina, con un comportamiento de completo desinterés, lo que confirmó a Isabella que efectivamente no estaba coqueteando con ella. La joven intentó hilar las palabras. Al principio solo balbuceo un poco debido a que se encontraba nerviosa por la cercanía que el CEO había tenido con ella momentos atrás, pero recobró el sentido momentos después para poder responder: —Sí… sí me gustan. —¿Y en qué juegas? —indagó Ethan. —Oh, b-bueno… en realidad rara vez juego… —contó la de cabello oscuro—. Verá, señor Strauss, yo nunca estuve en la mejor posición económica y, aunque mi papá sea muy aficionado a esas cosas, jamás me dejó tocar las que tenía en casa, porque, para él, no era comportamiento para una señorita. —Ese pensamiento es algo absurdo… y machista… y bastante primitivo. —El joven CEO volteó a verla con sus penetrantes ojos azules. —Bueno, pero al menos tengo una amiga que paga sus estudios y, en general, sobrevive ganando competencias de videojuegos —mencionó Isabella, mientras contenía la sensación de bochorno, dado que esperaba que Ethan no recordara los insultos de Olivia—. Gracias a ella conozco algunos, pero… soy más de las historias —confesó. —Excelente… me es favorable que te gusten los videojuegos… y que tengas experiencia con estas cosas, así que nos vamos… —ordenó el rubio y se fue caminando hacia la puerta sin siquiera mirarla. Isabella se sonrojó y se fue rápidamente tras él. —E-espere, señor Strauss, ¿cómo que nos vamos? ¿A dónde? —lo interrogó una muy confundida Isabella, aunque la chispa en sus ojos se hizo evidente. Le emocionaba mucho la idea de estar con su jefe en algún lugar, no podía negarlo, aunque sentía temor de ser demasiado evidente sobre su interés. —Pues… me acompañarás a una convención este día —dijo el rubio mirando a Isabella a la cara unos segundos, y comportándose como si fuese lo más obvio del mundo. Isabella se quedó momentáneamente en silencio, sorprendida por la inesperada “invitación” de Ethan, aunque prácticamente era una orden de su jefe, pero… prefería suponer que se trataba de una invitación. Su mente comenzó a dar vueltas en lo que estaba pasando y no pudo evitar preguntarse: ¿Por qué la estaba invitando precisamente a ella? De igual modo, él no le dio tiempo de pensárselo mucho, porque segundos después estaba abandonando la oficina e Isabella tuvo que salir rápidamente para alcanzarlo, cerrando la puerta incluso sin recordar guardar los últimos cambios de su trabajo. Esperaba que el documento se guardara con el autoguardado… pero no iba a perder la oportunidad de estar a solas con Ethan.
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