2.

2966 Words
Suspiré con cansancio, estaba cansada de la misma situación, ella debía madurar, ser consciente que por sus mismas decisiones esta como esta, el padre de mi sobrina era también un buen hombre, pero se cansó en cambio de las fiestas de mi hermana y su desatención, no lo culpaba, yo decidí ayudarla y de esa forma se mal acostumbró. Ahora planeaba seguir los consejos y peticiones de mi madre, dedicarme y pensar en mí, el no tener empleo me angustiaba mucho, resople y fui a la cocina por un té, estaba por sentarme a leer, cuando mi teléfono anunció una llamada, lo busque y al encontrarlo, me fije que era una video llamada de mi mejor amiga, Samantha. ― ¿Hola? ―le conteste con emoción, tenia mucho sin saber de ella. ― ¡Ada! Que gusto saber de ti. ¿Cómo estás? Acabo de enterarme de lo tu madre…lo siento mucho, mi sentido pésame. ―respondió, asentí agradeciéndole. ―, ¿Y bien? ¿Ahora si pensarás en mi propuesta? ―No lo sé, Sam…no debería. ―respondo dudosa. ―, No puedo dejarle sola a Dary. ―digo y ella rueda sus ojos, no se llevan bien, Samantha y yo hemos sido mejores amigas desde niñas, solo que hace unos años se fue a Estados Unidos en busca de un mejor futuro. ―Ya es hora de que ella se valga por si misma, no puedes seguir dejando tu vida en segundo plano, Ada…―regaña y asiento, tiene razón. ―Lo mismo me dijo mi madre antes de irse, ¿sabes? No se que hacer, me despidieron de mi trabajo hace unas semanas y…me siento estancada, Sam. ―respondo rompiéndome, con ella no tenia que simular ser fuerte, pues siempre estaba para mí. ― ¡Ya ves! Hasta tu madre me apoya, Ada, te quiero tanto como a una hermana, aquí no te hará falta nada, tengo un departamento pequeño, puedo conseguirte un trabajo y estarás mejor…―responde, lo medito un poco y me motiva el hecho de ir a un país desarrollado y mejor. ―, Ada, necesitas salir de Venezuela, el país se esta yendo al carajo, tu lo sabes. Tu vida cambiara mucho si tomas la decisión. ―Lo pensare, ¿de acuerdo? ―respondo y ella asiente suspirando dándose por vencida. ―, Cuéntame de ti, siento que no hablamos en años. ―Estoy bien, amiga, vivo cómoda y sola, ya no comparto departamento con desconocidos. Tengo un buen trabajo, después de tanto tiempo finalmente estoy ejerciendo mi carrera, trabajo con una agencia reconocida en la ciudad, me siento bien, un poco sola, ¿sabes? Pero eso cambiaria si mi mejor amiga se viene a vivir conmigo…―divierte y me rio, negando con mi cabeza, es una loquilla, pero la extraño. ― Me da mucha alegría escucharte, Sam. Te mereces todo eso y mucho más…―respondo y ella me sonríe. ―, ¿Y los amores? ¿Cuántos corazones gringos has roto? ―¡Pero qué dices! ―se carcajea―, No tengo amigos, menos novio. ―responde sincera. ―, Tengo que dejarte, estoy por entrar a una reunión, piénsalo bien, ya es hora de que cambies tu vida, Ada. Te quiero, adiós. Me colgó dejándome mas pensativa de lo normal. En el fondo sabía que tenía razón, como dijo mi madre, era mi momento. Busque mi laptop y sin pensarlo más, busque la pagina de la embajada, los requisitos y en efecto cumplía con todo para una visa de tipo turista, quizá podría usar mi liquidación para ir, conocer, tantear el país y ver si me gustaba, ya luego accedería a una visa de trabajo. Llene los datos de la solicitud, pague con mi tarjeta de crédito los aranceles consulares y, por último, me asignaron una cita para dentro de pocos días. Sentí nervios, quizá esto era una locura, orgullosa le envié una captura de pantalla a mi mejor amiga y me fui a dormir. Los días siguieron pasando, mi hermana se iba muy temprano a su trabajo, se llevaba a mi sobrina a la guardería. No hablábamos mucho, ya que ella tenia una actitud muy grosera hacia mí, entonces prefería evitar disgustos con ella. No tenia idea de mis planes de irme a los Estados Unidos, pero prefería no decírselo hasta tener la visa y poder planear mi viaje, la aseguradora de mi madre me había llamado para darme el testamento que había dejado. Lo busque, mi madre había dejado la casa para mi hermana y para mí, era su único bien, por lo que imagine que así lo haría. El día había llegado finalmente, me desperté muy temprano, tenia listos mis documentos, la solicitud, los requisitos y los títulos de propiedades, también llevaba un estado de cuenta con mis últimos movimientos. Al llegar a la embajada, seguí las indicaciones de los guardias, me asignaron una ventanilla y cuando fue mi turno sentí flaquear mis piernas. Estaba muy nerviosa, la embajadora gringa me hizo una serie de preguntas y me pidió algunos sustentos, seguí sus ordenes y luego de unos minutos en silencio, que para mí fueron eternos, hablo. ― Solicitud de visa, aprobada. ―dijo con su particular español, le sonreí con agradecimiento, estaba muy feliz. ―Muchas gracias, de verdad. ―agradecí y me indico que debía dejar mi pasaporte, para luego retirarlo cuando la visa estuviese impresa. Seguí todos los pasos y requerimientos que me pidieron, hice una fila de algunas personas que tenia por delante y esperé hasta que me entregaran mis documentos. Se demoro más de lo que creía, pasaron horas, hasta que finalmente dijeron mi nombre por el altavoz, me acerqué a la ventanilla, me devolvieron mis documentos y al revisar mi pasaporte, ahí se encontraba la visa impresa, sonreí feliz y fue inevitable no dar un brinquito de felicidad. Inmediatamente al salir de la embajada llamé a Samantha, quien me había dejado un millón de mensajes, estaba tan ansiosa como yo, por lo que decidí hacerle una broma. ―¿Y? me tienes comiéndome las uñas. ―inquiere Samantha. ―Me rechazaron, dijeron que no cumplía con todos los requisitos. ―respondo fingiendo estar triste, su rostro se decae y me mira triste. ―, Lo siento, Sam…―alargo y cuando veo que su tristeza la hará llorar, me rio. ― ¡Ya tengo visa! ―exclamo con emoción y le enseño mi pasaporte con la visa impresa. ―¡Maldita perra mentirosa! ―exclama ofendida, limpia su rostro. ―, ¡Me asustaste! Te creí todo. ―se queja, luego su rostro se ilumina y brinca de felicidad. ―, ¡Lo sabía! Espero y compres un vuelo lo antes posible. ―Lo siento quería hacerte una broma―divierto y rueda sus ojos. ―, Justo estoy yendo a la agencia de viajes donde compraste tu boleto, ¿Recuerdas? ―inquiero y asiente satisfecha. ―¡Buenísimo! Ahí te ayudan a conseguir los mejores precios. ―responde y asiento. ―, Mantenme al tanto de todo, estoy muy emocionada, ya quiero que estes aquí. ―responde feliz. le agradezco por todo, me cuelga al entrar a su trabajo. Al llegar a la agencia, le pedí a la amable chica que me ayudará con un pasaje para estados unidos, encantada lo hizo y me consiguió uno para dentro de una semana, acepte sin dudarlo y pague con mi tarjeta. Estaba emocionada y sentía una paz tremenda, quizá esto era de lo que mi madre me hablaba, contenta llegue a casa y ahí estaba mi hermana, sentada en el sofá de salón viendo la televisión con su hija, pensé que me ignoraría como ya lo hacia todos estos días, pero me sorprendió. ―¿Por qué tan feliz? ¿Acaso es un muchacho? ―quiso saber con picardía, la mire seria, sin inmutarme. ―, ¿No piensas dirigirme la palabra? ¡Ada! ―¿Ahora si quieres hablarme? Todos estos días te has comportado horrible, Dary. ―respondo con fastidio, suspira y asiente. ―Lo siento, ¿Sí? Estoy cansada de perder a las personas que amo. ―dijo dándose por vencida, suspire con cansancio la entendía. ―, Primero fue nuestro padre, luego fue el idiota del padre de mi hija y luego nuestra madre… ―De hecho, tu misma hiciste que se fuera el padre de mi sobrina. ―la enfrentó. ―Era adolescente y él era un aburrido. ―responde defendiéndose. ―, Pero tienes razón, fue mi culpa. ―Dary tengo algo que decirte. ―le aviso y ella fija toda su atención en mí. ―¿Qué? ¿No tienes cáncer también? ¿verdad? ―inquiere con preocupación, niego con mi cabeza. ―¸ ¿entonces? ―Me voy del país, no se si sea por un tiempo o para siempre…―articule, su boca se abrió por la sorpresa. ―, Quiero ir a probar, pero si me gusta, probablemente me quedé…―advertí, note como trago saliva y me miro preocupada. ―¿Cómo? ¿Me abandonarás también? ¡Eso es injusto! ― se queja dolida, niego con mi cabeza. ―, ¡No puedes irte y dejarnos solas! ―reprochó. ―Dary, digas lo que digas, es un hecho. Ya tengo un vuelo. ―respondo firme, no cederé a sus chantajes, nunca más. ―, No puedes ser tan egoísta, durante todos estos años me dedique a ti, a mi sobrina y a nuestra madre. Y como dijo ella misma, es ahora mi momento, ya no más ustedes, ahora mi prioridad soy yo. ―respondo con la misma firmeza de antes. Su rostro se palidece y me mira sin comprender. ―¿Y por que no llevarnos? ¿Por qué abandonarnos a nuestra suerte? ―inquiere con dolor en sus ojos, está llorando. ―¿Tienes ahorros? ¿Lo suficiente como para pagarte tu visa, la de tu hija? ¿Un departamento? ¿Comida por un mes? ―respondo en preguntas y ella niega cabizbaja. ―, Ahora comprenderás lo importante que es ahorrar y sobre todo no malgastar tu dinero… ―¡Eres increíble! ¿No te da pena tu sobrina? Nos dejas solas, cuando mas te necesitamos, Ada. ―responde a la defensiva, esa es su manera de actuar y responder, siempre a la defensiva, niego con mi cabeza, alejando los sentimientos de culpa, no soy la villana aquí y ella lo sabe, quizá no lo entienda ahora, pero en algún momento lo hará. ―Ella no es mi responsabilidad, sino tuya. ―refuto. ―, Necesitas maduras y aprender a valerte por ti misma, yo no pienso seguir atrasando mi futuro, aplazándome como si no importase. Merezco una vida digna y la quiero lejos de aquí. Lo siento, Dary. A partir de la otra semana, tendrás que aprender a ser auto suficiente. ―terminé, su rostro se descompuso, pero hice caso omiso y fui a mi habitación. Los días siguieron pasando, Dary como era de esperarse, no me dirigía nuevamente la palabra. Estaba muy dolida y molesta conmigo y mi decisión, pero no cedería a sus caprichos. Todos los días hablaba con Samantha de como seria todo, ella vivía en Miami, lo cual era un paraíso según veía en los videos y fotos que ella me enviaba. Estaba muy emocionada, también porque nunca había salido del país, ni subido a un avión. Hoy era mi último día en la hermosa ciudad que me vio nacer y crecer. Sentía que me enamoraría del extranjero y esta prueba que estaba haciendo seria para siempre, algo dentro de lo mi me lo recordaba. Por lo que fui al cementerio a despedirme de mi madre. Ubique su tumba, donde reposaba su cuerpo y una lápida que decía “Celia, hija, madre, hermana y amiga. Te recordaremos por siempre”. ―Hola madre, se que no ha pasado mas de una semana desde mi ultima visita, pero creo que esta vez sí, será la última por un largo tiempo. Seguí tus consejos y los de Samantha, me iré con ella a Estados Unidos, empezar de cero siempre dijiste que era necesario para encontrar nuestra esencia, espero y esta no sea la excepción. Tengo mucho miedo, pero confió en que me bendices desde donde quiera que estes. Dary esta muy molesta por mi decisión, pero también se que le hare un favor que me agradecerá algún día, debe aprender a tener responsabilidades. Te extraño tanto, pero se que donde estas, no sientes dolor, estas mejor. Gracias por educarme y enseñarme tantas cosas, madre, esto va por ti, por mi y por las dos. Te amo con todo mi corazón, Celia, por siempre vives en mí. Le deje las flores en su puesto asegurándome de que tuvieran bastante agua, esperaba que Dary tuviera tiempo de venir a dejarle flores nuevas cada mes, aunque fuese. Un poco triste, me levante del suelo, sacudí mi ropa y me marche. Quería despedirme de Liz, quien además de Sam, era mi única amiga. La cite en un café cerca al edificio donde trabajamos durante años y vendían unos deliciosos churros dulces. Al llegar al sitio la encontré sentada viendo su tablet. ―Hola, lamento la demora, fui a visitar a mi madre al cementerio. ―digo y ella asiente con una sonrisa, estuvo en los actos fúnebres acompañándome, como la gran amiga que es. ―, ¿Qué tal todo en la oficina? ―¡Horrible! Ada, horrible. ―se queja con diversión. ―, Tu reemplazo es todo un idiota, no sabe ni como usar la impresora. ―divierte, nos pedimos un café y seguimos conversando amenamente. ―, ¿Y bien? ¿Qué noticias me tienes? ¿Ya tienes un trabajo nuevo? ―Liz, vine a despedirme de ti. ―digo y su rostro cae, una sonrisa triste se forma en sus labios. ―, Me iré a los estados unidos y quería decírtelo. ― ¡Ada! ¡Por Dios! ¡Es la mejor noticia del mundo! ―exclama con felicidad, me abraza eufórica. ―, Estoy muy feliz por ti, era hora de que pensaras en ti y tus sueños. ―dijo con emoción, asentí en agradecimiento. ―, Te deseo lo mejor del mundo, amiga. Te quiero mucho y espero que logres todo lo que te propongas y siempre quisiste. ―¡Eres la mejor! ¡Gracias, Liz! ―respondo. Seguimos conversando por algunas horas más, tomamos algunos cafés y churros, hasta que se hizo su hora de volver al trabajo, nos despedimos y volví a casa. Al regresar a casa, no encontré por ningún lado a Dary ni a la niña. Me dirigí a mi habitación y comencé a llenar las valijas que había comprado, dejé todo arreglado y me dormí. Al siguiente día, me desperté muy temprano, tenia que estar dos horas antes del vuelo en el aeropuerto, no había rastro de Dary ni de la beba. Sorprendida de que se ausento toda la noche y ahora mañana, que ni siquiera quería despedirse de mí. Tome el desayuno y llame un taxi para irme. Fue entonces cuando me percate de una nota. “Suerte en tu nueva vida, olvídate que tienes hermana y sobrina. No somos familia, no estaré para despedirte, tampoco es como que me importe, estaré fuera de la ciudad unos días. Feliz viaje, ingrata”. Suspiré con cansancio, era increíble que se comportara así conmigo, cuando lo único que hice siempre fue cuidarla y apoyarla en cada mala decisión que tomaba y estar para remendar sus errores. Una lágrima traicionera bajo por mi mejilla, me había dolido cada palabra que escribió, no importaba, tenia que ser fuerte y seguir pensando en mi bienestar. El taxi llego subí mis maletas y fui al aeropuerto, esperé con cautela a que llamaran el número de mi vuelo y seguí todos los pasos para abordar el avión. Al hacerlo sentía unos nervios inexplicables, me senté y pro suerte tenia el asiento al lado de la ventana, quería ver todo desde las alturas. Cuando los motores encendieron, sentí la adrenalina recorrer mi cuerpo, al tomar altura mi estomago sintió un vacío descomunal, la sensación era única, observaba a través de la ventana, el amanecer era precioso, sin duda alguna el mejor espectáculo. El vuelo duro algunas horas, por lo que aproveche a dormir y mirar una que otra película que daban en las pantallas. Cuando finalmente aterrizamos, busque mi equipaje y pase por los controles migratorios, donde dije quién me recibiría en la ciudad y mis datos importantes, no me hicieron problema y salí del recinto, con la vista la busque, hasta que la encontré, junto a una camioneta roja, estaba mi mejor amiga, sin dudarlo me acerque y cuando estuve lo suficientemente cerca, deje tirado mi equipaje y le salte encima, eran años sin poderla abrazar... ―¡Aquí estas! ¡No lo puedo creer! ―exclamo con alegría mientras me apretaba con fuerza. ―, ¡Pellízcame porque aun no lo creo! ―chillo de emoción, nos reímos juntas. ―Esto es increíble, Sam. Estoy contenta de haber tomado la valentía de hacerlo realidad―respondo sin poder dejar de admirar todo a mi diestra y siniestra. ―Créetelo, porque es una realidad. ―repone feliz, me ayuda a subir el equipaje a su carro. ―, Tengo preparado algo para ti. ―sigue mientras me indica que suba a su auto, lo hago y ella conduce por las calles que claramente conoce muy bien, mientras yo miro por la ventana sorprendida de todo, los edificios son inmensos, las calles muy bonitas y se puede ver el mar a la lejanía. Hacia un poco de calor, pero todo esto era un sueño sin duda alguna.
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