19.

1036 Words
Pov. Ada Flores. Sumida en mis pensamientos, no me había dado cuenta que conduje hasta la orilla de la playa otra vez. Me baje del auto, me quite las sandalias y camine hasta el mar, sintiendo el fresco del agua helada bajo mis pies. Suspire con cansancio, Fabiana estaba preocupada por mí, pero sentía mas miedo por ella. Quizá su padre era un monstruo, no podía siquiera imaginar que le ha hecho a lo largo de los años a su pequeña hija. Esperaba que, por su bien, no la haya tocado nunca. Por otra parte, me preocupaba lo que dijo sobre sus otras niñeras, porque fácilmente tendría un patrón, ¿Acosaba a todas las niñeras? ¿Por qué? ¿Acaso era tan infeliz con Regina? Entonces un temor me invadió, busque mi teléfono entre mis cosas y marque su numero repetidas veces, pero siempre me enviaba al buzón. Un extraño presentimiento se adueñó de mí, ¿Y si él fue capaz de hacerle algo? Ahora que conocía mejor esta parte de su personalidad, me causaba un escalofrío y miedo. Entonces recordé que Regina me había dado el numero de contacto de su oficina, por si pasaba alguna emergencia y ella no estaba. Lo pensé varias veces, no quería parecer paranoica y llamar para molestarla. Finalmente tome el valor que necesitaba y marque, después de dos pitidos me contestaron. —Buenas tardes, oficina de los Bonnet. —saluda una voz masculina. Tomo aire y contesto. —, ¿En qué le puedo ayudar? —Buenas tardes, por favor, con Regina Bonnet. —pido educadamente. —No se encuentra disponible, no ha venido el día de hoy por asuntos familiares…—responde y mis manos empiezan a temblar. ¿Asuntos familiares? Giordano no menciono algo al respecto. —, ¿Desea dejarle un mensaje? —inquiere y entonces sacudo mi cabeza para alejar los malos pensamientos, quizá si fue una exageración y ella tuvo que viajar de urgencia por asuntos familiares. —No se preocupe, gracias. —contesto y cuelgo inmediatamente. Mi mente me decía que todo estaba bien, que solamente era mi paranoia por todo lo que dijo Fabiana y las constantes insinuaciones de Giordano, pero mi corazón me decía que había algo oculto y macabro, evitando seguir pensando en eso, respiré profundo y me senté en la arena, miraba la infinidad del mar, sintiendo la brisa mover mi cabello y el sol quemar mi piel. Creía que era momento de alejarme de esta familia, por mucho que quisiera a los niños, no era bueno para mi ni mi salud mental seguir soportando al asqueroso de su padre, no podía seguir fingiendo que no lo escuchaba o que sus palabras no me causaban repulsión, pero el solo hecho de que le estuviese haciendo alguna maldad a Fabiana, me daba cargo de consciencia alejarme sin más, sin ayudar o sacarla de ese infierno que estaría viviendo. ¿Qué podía hacer? Él me amenazo, no tenia pruebas y era alguien intachable según su entorno. Entonces como si de una ráfaga de sabiduría viniese a mí, se me ocurrió revisar las cámaras a escondidas de él. Tenia que hacerlo, era la única manera de saber si le hacia algo a Fabiana y tener pruebas para denunciarlo y que no saliera impune. Seguí disfrutando de la tarde, era hora de volver por los niños, entonces recogí primero a Fabiana, quien no hacia el más mínimo contacto visual conmigo ni me dirigía palabra alguna, entendía que le aterraba que el se enterase de todo lo que me contó. Por eso no le insistí, por otro lado, Fabian parecía perdido y sumido en sus pensamientos, no hablaba tampoco por lo que el camino de regreso a su casa fue fatal, sentía mucha tensión, como si ellos supiesen algo que yo ignoraba. Al llegar a la casa, me conecte a la red wifi para poder tener el acceso a las cámaras. Deje los niños y me retire antes de que el se diese cuenta de mi ausencia, aproveche a revisar los videos, gracias a que había encontrado las claves de los usuarios. Pero parecía ser un padre “normal”, que cuidaba y mimaba a sus hijos, un esposo tranquilo, por alguna razón no estaban las escenas donde se me acercaba a hablarme o decirme cosas. Rechisté y conduje a mi departamento. Al llegar subía en el ascensor, cuando llegue a mi pasillo, me sorprendió encontrar una caja con un moño de regalo en la puerta de mi departamento. Al principio me causo sorpresa y ternura, pero luego un miedo infernal se apodero de mí. ¿Quién podría estar enviándome obsequios? ¿A mi casa? Camine con lentitud y patee la caja con mi pie, al lado del moño había una nota. “Para mi más profunda adoración, Ada”. Quede perpleja y estática en mi lugar, un escalofrío volvió a invadirme y mis alarmas se encendieron, le quite la tapa a la caja de regalo y mi corazón se congelo al ver lo que era, unos conjuntos de lencería extremadamente sensuales, con una mascara de antifaz. Había un sobre y lo abrí presumiendo lo peor, la nota recitaba lo siguiente: “Mi querida Ada, estoy seguro que con este traje lucirás increíble y muy sexy, te espero esta noche en el hotel Wilbur, no te preocupes por mis hijos que les he conseguido otra niñera, pero no te pongas celosa, solo será tu reemplazo esta noche. Te aseguro que será una velada inolvidable, si piensas dejarme plantado, tendrás que atenerte a las consecuencias…te espero, besos”. Me quede fría y estupefacta, pensando en que estaba loco y cada vez todo esto se tornaba peor, ¿A qué consecuencias se refería? ¿Acaso intentaba chantajearme nuevamente? Suspire con cansancio y guarde la caja, con sus notas, sentía de alguna manera era evidencia que podía usar en su contra, el único problema era que no había nada que lo relacionara, solo mencionaba a sus hijos, pero era evidencia circunstancial, nada que me sirviera ante un juez. Resople y tome una ducha con agua caliente, necesitaba relajarme o mi cuerpo estallaría, llamé a Sam y le pedí que se quedase conmigo esta noche.
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