Pov. Ada Flores.
Mi alarma suena y me coloco la almohada en mis oídos para evitar escucharla. Deseaba unos minutos más para poder seguir durmiendo a gusto, suspire con cansancio y me levante, la apague y abrí la ventana para ver el hermoso amanecer, pero me encontré con el cielo gris y sin el más mínimo atisbo de sol. Estaba por llover y eso era extraño, según Samantha, aquí no llovía con la misma frecuencia que en nuestro país. Y era cierto, la mayoría de veces el clima era soleado y caluroso. Tome una ducha para sacarme la pereza y me vestí con un abrigo, prepare mi desayuno y fui a la casa Bonnet. Busque a los niños y los lleve a su colegio, tenía hasta medio día libre, había quedado con Sam en irnos de brunch, ella dijo que conocía un lugar increíble y que me llevaría feliz. Por lo que haría tiempo yendo de compras, entre a una tienda que vendía de todo un poco. Registro los estantes buscando algo que llame mi atención, pero nada parece hacerlo, diviso unos abrigos muy bonitos y me pruebo dos, me gustan y los compro. Al salir de la tienda, regreso al auto que me dieron mis jefes y voy en busca de Sam. Me pasó su dirección del trabajo y conduzco con ayuda del gps, al llegar la espero, hasta que veinte minutos después aparece corriendo en tacones y uniforme hasta mí. Sube al copiloto.
―¡Lo siento! Es que me entretuve…―alarga y la miro con su ropa desordenada. Entonces recuerdo que su novio trabaja aquí también y me rio negando con mi cabeza.
―Hueles a sexo, querida amiga. ―divierto y ella se tapa su rostro con ambas manos y se ríe. Se arregla un poco con ayuda de un espejo y me dice la dirección del lugar al que iremos.
Al llegar me parqueo en uno de los puestos, admiro la belleza del lugar, es un muelle, el restaurante esta sobre el mar, increíblemente, todo el lugar tiene cristales donde se admira la inmensidad del mar. Entramos y nos sentamos en una mesa al fondo, donde apreciamos aun mejor el mar, a pesar que el día esta frio, se logra ver todo muy bonito. Ordenamos wafles, con chocolate, miel y mucha crema, queríamos algo que nos provocara diabetes, en sentido figurado claro, café, mucho café y por supuesto frutas. Todo lucia impecable y la vajilla que usaban era icónica, sus diseños eran tan raros, que moría por llevármela a casa. No veía a Sam desde el domingo y estábamos en jueves.
―¿Y bien? ¿Te has hablado con Max? ―inquiere burlona, meneando sus cejas de arriba abajo.
―Si, hemos intercambiando un par de mensajes. ―respondo encogiéndome de hombros para restarle la importancia.
―David dice que habla mucho de ti, ¡Le gustas! ―exclama dando aplausos y niego con mi cabeza, me llama la atención si, pero siento que hay algo en él, que no termine de convencerme. ―, ¿También te gusta? ¿no?
―No lo sé, es un poco raro, ¿no te parece? ―contesto y ella me mira pensativa.
―¿Es por algo que ha dicho la gitana? ―inquiere con sus ojos entrecerrados, la miro con diversión.
―Dijiste que no creyera en ella. ―respondo encogiendo mis hombros otra vez. ―, ¿Acaso la conoces? ―inquiero y ella asiente mirando en otra dirección.
―Cuando fui por primera vez a la feria, también quise saber cosas. ―responde, la miro sorprendida. ¿Qué pudo haberle dicho que la molestase tanto? ―¸ Es una estafadora, Ada. No te dejes llenar la cabeza de ilusiones, son solo eso.
―¿Qué? ¿Qué fue lo que te dijo que te molesto tanto? ¿Por qué la odias? ―inquiero con atención. Ella resopla, le da un sorbo a su café y luego me mira.
―Ella predijo que conocería a un hombre importante, que tendríamos una relación difícil porque seria casado…―responde alargando y abro mucho mis ojos, tenia razón.
―¡Acertó! ―exclamo con credulidad. ―, ¿Y entonces?
―Ada, cada hombre que conocía, era casado. ¿No te parece extraño? ―inquiere con delicadeza. ―, También dijo que ese hombre estaría dispuesto a dejar a su esposa por mí… ¿No crees que es algo muy loco?
―Y pensaste que ese hombre era Archie, por eso crees que es una estafadora, porque él no estaba dispuesto a dejar a su esposa por ti. ―digo entendiendo, ella asiente con vergüenza.
―No le hagas caso, solo quiere tu dinero. ―responde seria. ―, Lo que sea que te haya dicho a ti, lo hizo para que te generes tantas preguntas y termines regresando a ella, de esa forma consigue más dinero.
―¿Tu lo hiciste? ¿No es así? ―inquiero y asiente. ―, ¿Por qué?
―Porque quería saber si Archie era de quien ella me habló. ―contesta y asiento comprendiendo. ―, Y como era de esperarse, cuando le pregunte, se defendió diciendo que no era él.
―¿Y si tiene razón? ¿Y si él no era de quien te hablo? ―inquiero con duda, por alguna extraña razón, le creería a esa vidente.
―¿Qué fue lo que te dijo que se gano tu fe? ―inquiere con duda luego de un rato, engullí un bocado de mi wafle y le di un sorbo a mi café.
―Ella sabia mi nombre, sabia que tuve una relación que fracaso en Venezuela y que tenia una hermana. ¿Cómo explicas eso? ―dije y ella se sorprendió tanto que dejo caer el cubierto de su mano, me miro sorprendida. Sabía que, con eso, lograría convencerse de que la vidente no mentía.
― ¿Te dijo todo eso? ―inquiere limpiando su boca y tragando con fuerza. ―, Es imposible…
―Lo dijo, me sorprendí tanto como tu ahora. ―digo y ella me mira perpleja. ―¸ Por eso le creo, porque no le dije nunca mi nombre ni tampoco información sobre mí. Estoy segura que aun no conoces a ese hombre del que te hablo…―alargue sin querer contarle la parte donde mencionaba a mi alma gemela y todo eso.
―¿Y David? Él no es casado y estamos bien…―inquiere con incredulidad.
―No lo sé, a lo mejor es pasajero…―respondo y ella asiente pensativa.
Cambiamos el tema y conversamos de otras cosas, me pidió que le respondiera los mensajes a Max, porque tenían pensado inventar otra cita doble. Suspire con cansancio, se nos paso el tiempo y era hora de volver a nuestras obligaciones. La lleve a su trabajo y fui en busca de los niños, los salude y lleve a la casa, cada día que pasaba los sentía más cercanos, les prepare el almuerzo y volví a llevarlos a sus deportes y actividades, tenia un par de horas libres. Por lo que decidí volver a donde la vidente, esperé afuera de la carpa porque había alguien adentro. Cuando salió, la mire con una sornáis cómplice.
―¿No que no creías en ella? ―inquiero con diversión, cruzándome de brazos.
―Tenia que corroborar lo que me dijiste, tenias razón, ella no es una estafadora. ―dice contenta, asiento en su dirección. ―, Entra, te esperare en el banquito que esta allá. ―avisa señalándome una banqueta, asiento y entro.
―¿Tan rápido vuelves? ―inquiere la vidente, al verme. ―, Te diría que me sorprende tu visita, pero sabía que volverías.
―Buenas tardes, vidente. ―saludo. ―, Esta vez tengo preguntas.
―Lo sé, siéntate querida. ―pide, asiento haciéndolo. Revuelve sus cartas. ―, Haz tus preguntas.
―¿Cómo podre reconocerlo? ―inquiero y ella asiente con una sonrisa, saca una carta.
―El muchacho llegara a ti, sabrás reconocerlo en ese momento. ―indica. ―, Siguiente pregunta.
―Quiero saber algo de otra persona. ¿se puede? ―inquiero y ella asiente segura. ―, ¿Por qué el alma gemela de Samantha es un hombre casado? ¿Acaso el amor se puede construir destruyendo otro? ―inquiero y ella me mira sorprendida.
―El destino funciona de maneras misteriosas, querida. ―responde. ―, Y si su felicidad se construye destruyendo otra, es porque el destino así lo quiere. ―continua. Asiento comprendiendo.
―¿Mi hermana esta bien? ―inquiero con ilusión de saber de ella. Abre otra carta y me mira con tristeza.
―No, pero tiene exactamente lo que se merece…―alarga y bajo mi cabeza con pena. ―, Ultima pregunta, querida, piensa bien cual será.
― ¿Ultima? Pero solo he hecho tres. ―digo contándolas.
―Pediste cuatro, al preguntar sobre como se construye el amor. ―dice divertida. ―, Te regalare la última, ya que desperdiciaste la última.
― Esta bien, gracias. ―digo confundida, pero entendiendo. ―, ¿Tendré un mejor empleo? ―inquiero con gracia.
―Lo tendrás mas pronto de lo que crees. ―responde abriendo una carta. ―, Perderás tu actual trabajo por un hombre, no desesperes, vendrá a ti uno mucho mejor. Es todo, siguiente. ―ordena y me despido, saliendo de la carpa.
Al salir busque a Samantha en donde me dijo que estaría, pero no la encontré por ningún lado. La llame varias veces y tampoco atendió. Me preocupé, hasta que la vi bajarse de una atracción, seguida de un hombre, un poco mayor a nosotras, muy guapo. Me acerque a ellos.
―¡Hey! Te presento a Marlon, Marlon te presento a mi mejor amiga, Ada. ―presenta y le estrecho la mano al mencionado.
―Un gusto conocerte, Samantha. Espero verte pronto, adiós. ―se despide y se va, le doy una mirada retadora.
―No me mires así, la gitana dijo que mas pronto de lo que pensaba conocería a mi alma gemela. Ahora se que no es David. ―responde divertida, niego con mi cabeza, es terrible esta chica.
―¿Vas a tu casa? ―inquiero para pasarla dejando, ya que me queda cerca de donde debo buscar a los pequeñines.
―No, iré a donde David. ―dice meneando sus cejas como de costumbre, la miro con mis ojos entrecerrados. ―, Mientras llega el indicado, disfrutare del equivocado. ―me rio y le digo que la dejare donde él.
Conduzco por las calles de miami, hasta dejarle en la dirección que me pidió. Voy por Fabian al futbol y luego por Fabiana a sus clases de piano, los llevo a su casa y saludo a su madre quien les preparaba la cena.
―¿Quieres quedarte a cenar con nosotros? ―inquiere amable, pero niego, buscando una excusa rápida en mi cabeza.
―Gracias por invitarme señora Bonnet, pero tengo una cita…―alargo rápidamente y ella abre mucho sus ojos, sonríe con emoción.
―¡Genial! Que te vaya muy bien, entonces. ―responde feliz, le agradezco y cuando salgo de la casa hasta el auto que me dieron, me encuentro con el despreciable de Giordano, ruedo mis ojos y finjo una sonrisa.
―Buenas noches señor Bonnet. ―saludo sin dejar de caminar, me toma del brazo y pega su boca a mi oído.
―¿A dónde vas con tanta prisa? ―inquiere dejando un beso en mi oreja, me remuevo y logro zafarme de su agarre.
―No le interesa, déjeme en paz o le juro que gritare. ―le advierto y me suelta con una risita, lo detesto.
Al regresar a casa, guardo el auto en el subterráneo del edificio en el que vivo, subo en el ascensor, hasta mi departamento, abro la puerta y la cierro con seguro. Me preparo algo de cenar y enciendo la tv, pasan algunas noticias de todo el país, sigo cortando verduras y cosiendo la pasta, me encanta, prepararía un salteado, corto la carne, sofrió todo, luego lo junto y acompaño de un buen vino, presto atención al programa que pasan a esta hora, cuando es interrumpido por un aviso que al parecer es importante, hablan de meteorología y el clima, me sorprendo a escuchar porque han sido producidos los cambios, pero mis vellos se ponen de punta, cuando la presentadora advierte.
―Y así queridos amigos, es como nuestros meteorólogos nos confirman lo evidente. Tendremos que prepararnos para el gran torbellino que se acerca, estará pasando por nuestras costas, en un par de semanas…