11.

2248 Words
Pov. Ada Flores. Me gustaba creer que la vida era algo mas que solo tener que madrugar para trabajar y salir adelante, me gustaba creer que disfrutar de la vida también era importante, que sentir el calor del sol en tu rostro o la fría brisa del mar, que mirar un atardecer o escuchar las olas chocar contra las estáticas rocas, ¿Por qué no prestamos atención a la simplicidad de los pequeños detalles? Y conocía la respuesta, porque vivimos sumergidos en lo que consideramos mas importante, las responsabilidades del día a día. Le di un sorbo largo a mi copa de vino, mientras miraba la infinidad del mar que se perdía entre la espesa niebla de la noche, había llegado agotada de mi largo día en casa de los Bonnet. Hoy se cumplían tres meses y medio, desde que había comenzado a trabajar con ellos, me gustaba, cuidar de los niños era como tener hijos por un par de horas, después de todo no era tan malo como lo pensaba anteriormente. A veces me sentía sola, lloraba en el balcón, recordando a mi madre y hermana, ¿Qué seria de la vida de Dary? ¿Aun guardaba tanto rencor contra mí? Tenia tantas ganas de verlas, mi sobrina estaría enorme, solo deseaba que donde quiera que estén, se encuentren sanas y salvas. Por otra parte, me carcomía el hecho de que mi jefe me diera miradas y me invitara a salir a espaldas de su adorable esposa, no se merecía eso. ¿Acaso ningún hombre pretendía ser fiel y cuidar de su familia? Detestaba eso, pero sabía que, si decía algo, su esposa no iba a creerme, perdería mi trabajo y volvería a estar desempleada. Aguantaría la situación, hasta que pudiese conseguir otro empleo. Fui a la cocina a servirme otro trago, cuando el timbre sonó, miré hacia la puerta confundida, no esperaba a nadie, porque claramente no conocía a nadie mas que a mis jefes. Camine con cuidado y cautela, vi por el ojo mágico que tienen las puertas y me quede perpleja al ver que era Samantha. ¿Qué hacia aquí? ¿Qué quería? Había pasado el tiempo, si, ya no sentía ningún rencor hacia ella y su red de mentiras. Respiré profundo y abrí la puerta, se sorprendió al verme y le di una sonrisa de lado. ―Hola, Ada. ―saluda tímida, suspira y veo que sus ojos se ven brillosos. ―, Sé que han pasado meses, solo que no tenia el valor de venir o simplemente hablarte. ―dice y asiento, abro la puerta dejándola pasar. ―¿Quieres una copa? ―inquiero y ella asiente, le sirvo una copa y se la tiendo. ―, Como en los viejos tiempos. ―Gracias, quiero que me escuches, por favor. ―responde con una sonrisa nerviosa. ―, Lo siento, siento mentirte y siento haber sido una completa tonta, no quise nunca perder tu amistad y menos por ser ese ser vil y cruel ser rompe hogares. ―divierte para suavizar el ambiente y le doy una sonrisa sincera, esa es mi verdadera amiga. ―Me contenta saber que has cambiado tu manera de pensar. ―respondo, le indico que vayamos al balcón y seguidamente nos sentamos en un mueble que había puesto en el lugar. ―Si, de hecho, tenias razón. No quiero hacerle a esa familia, lo que le hicieron a la mía…―alarga y asiento, era justamente lo que deseaba, que notase la similitud del caso. ―, Gracias por recordarme que no soy así, lo siento por todo lo horrible que te dije, estaba cegada. El amor no tiene porque ocasionar que hagas cosas despreciables. ―dice y asiento, es la verdad, el verdadero amor no duele. Luego de disculparnos mutuamente, termino por decirle que ya no tiene sentido seguir molestas, después de todo somos amigas de años, no quisiera perderla a ella también. Pasamos una buena parte de la noche conversando y poniéndonos al día de todos los acontecimientos que habían sucedido en estos meses, además, de que ya tenia un trabajo mejor en una empresa de alimentos, me alegre por ella, después de todo el idiota de su ex jefe cumplió con su palabra. Estaba contenta por ella, también le conté de mi trabajo y seguimos conversando de algunas cosas, me dijo que estaba viéndose con un chico llamado Jonás, que es soltero y trabaja como ingeniero de maquinaria en la misma industria que ella, me hizo bien saber que su vida mejoro desde que entendió que dañando a otra mujer construyendo su felicidad a sombra de otra, solo le traería desgracia e infelicidad. La noche se alargó, entre conversaciones, risas, llantos y tragos. Nos dio hambre por lo que prepare una pasta, la serví y ambas comimos en mi pequeño desayunador, fue entonces cuando me propuso volver a vivir juntas, lo medite un poco. ―Te agradezco por proponérmelo nuevamente, pero creo que estaremos mejor así. Viviendo cada una en nuestro mundo. ―digo luego de pensarlo muy bien, la convivencia no siempre es la mejor opción, puesto que siempre atrae problemas y no quisiera volver a pasar por lo mismo. ―Entiendo, tienes razón. Como siempre. ―divierte. ―, Siempre fuiste muy madura para tu edad, Ada. No sé cómo te hiciste tan fuerte siendo tan pequeña. ―Siempre me toco serlo, Sam. Estoy contenta que hayamos hablado, me he sentido un poco sola…―alargo sincera y ella asiente. ―Yo siempre me sentí así los primeros meses, luego te acostumbras. Desde que llegaste deje de sentirme de esa manera, por eso también vine, te echaba de menos, amiga. ―musita y la abrazo con fuerza, después de todo es mi única amiga real. A pesar de que al siguiente día seria domingo y ambas teníamos libre, Sam se fue en la madrugada, respetaríamos los tiempos de cada una, ella tenia planes con su chico, mientras que yo usaría el domingo para limpiar y comprar algunas cosas necesarias para mí. Al despertar, me prepare un rico y nutritivo desayuno, para luego lavar mi ropa y limpiar a profundidad mi espacio, escuche que mi teléfono vibró en la mesa y al revisarlo, note que era un mensaje de Sam. Sonreí y lo abrí, “Ponte guapa, te paso viendo en una hora para una cita doble, tal como los viejos tiempos”. Negué con mi cabeza, estaba loca, pero no me caería nada mal salir para variar mi aburrida rutina. Fui a hacer la compra y termine de alistar todo, tome una ducha y me vestí con un pantalón de sastre n***o, unas sandalias de tacón, una blusa blanca y le di un pop de color con una cartera fucsia, adicione un blazer n***o, me maquille en tonos suaves y por último ondule mi cabello. Nuevamente mi teléfono vibro y sonó anunciándome una llamada. ―¿Hola? ―respondo deslizando mi dedo por la pantalla. ―Estamos abajo, no te demores. ―aviso Sam, colgué en seguida y tome las llaves, dinero y teléfono, lo guarde todo en mi cartera y baje en el ascensor. Al llegar al lobby, me fije que estaba Samantha, un chico a su derecha y otro a su izquierda. No podía creer la gran coincidencia que estaba pasándome, mi cita seria nada mas y nada menos que Max el chico que me regó su jugo verde encima, me entristeció que nunca me llamó, pero al mirarnos fue inevitable reírnos a carcajadas, Sam y su pareja, nos miraron extrañados. ―¿Ustedes se conocen? ―inquieren ambos, asentimos en su dirección. ―, ¿Cómo? ― Si, bueno él fue quien regó su jugo verde en mi blusa blanca…―alargue divertida, todos se ríen. ―Vaya forma de conocer chicas, eh, Max. ―divierte el chico acompañante de Sam. ―, Un gusto soy David, aunque seguramente eso ya lo sabes…―alarga mirando a Sam. Asiento en su dirección. Claro que lo sabía. ― Un gusto, soy Ada. Como también probablemente ya sepas. ―sigo su broma, todos reímos. ―¿Y bien? ¿Nos vamos? ―inquiere Max, todos asentimos y nos indica que estaba en su auto, por lo que al llegar a donde lo había parqueado, Sam y David suben en el asiento trasero y yo en el de copiloto. Todos fuimos a la gran feria de la ciudad, una que era permanente y siempre estaba ahí. Era increíblemente grande, tenia muchos juegos mecánicos, carpas con atracciones, casas del terror, juegos de apuestas y mucho más. Todos subimos a la montaña rusa mas grande, Sam odiaba las alturas, pero logramos convencerla, yo amaba las alturas y los juegos extremos. Luego fuimos a un paseo en bote, a través de una atracción, también estuvo divertido, luego íbamos caminando por la feria viendo que más podríamos hacer. Conversaba con Max, quien parecía muy amable, me dijo que nunca llamó por miedo a que le hubiese dado mal mi teléfono, no le creía ni un poco, pero igual disfrutaría de la dichosa cita. Vi una carpa con una vidente, siempre me llamo la atención eso, quise entrar, pero todos se reían, decían que era una estafadora y que perdería mi dinero. Pero ¿y que más daba? Ellos querían entrar a la casa embrujada, me aparte del grupo y entre a la carpa. Todo estaba oscuro y no se podía ver absolutamente nada. ―Hiciste bien en venir a verme…―dijo una voz femenina, con cierto acento diferente. Buscaba por toda la carpa de donde provenía y entonces unas velas se encendieron de la nada, indicándome el camino, donde una mujer con un pañuelo en su cabeza y vestida como… gitana, se encontraba sentada frente a una mesa y alrededor tenia mas velas, me hizo un ademan para que me acercase. ―, Tranquila, puedes acercarte. ―dijo con voz pacifica, trague saliva y me acerque, tenia un bote de dinero con un cartel que indicaba la cantidad a pagar, coloque los billetes y me indico que me sentara. ―, Puedes hacerme preguntas específicas o… puedo decirte lo que te depara el futuro. Tu elige. ―indico, lo pensé muy bien. No quería saber nada en específico, a decir verdad, lo que llamo mi atención fue saber que me depara el futuro en este país. ―, Entonces te diré lo que el futuro tiene para ti…―dijo luego de mi silencio, abrí mucho mis ojos, había adivinado. ¿Acaso? Asentí. ―¿Cómo hizo eso? No es que no crea en sus poderes…pero no dije nada, solo lo pensé. ―inquiero confundida, me da una sonrisa amable. Toma las cartas y me pide que elija una, lo hago y no entiendo bien los dibujos, me pide que elija otra y así sucesivamente hasta tener cinco cartas sobre la mesa. ―Oh, querida mía. Te espera una aventura increíble, cuando venga el torbellino, encontraras a tu alma gemela…―alarga y la miro confundida. ¿Torbellino? ¿A que se refería? ―, Hasta mientras, conocerás a muchos hombres, pero ninguno será el indicado para ti. Recuerda, el amor de tu vida estará esperándote. ―¿Solo eso? ¿No hay nada más? ―inquiero confundida, lo que me decía no tenia sentido alguno para mí. No quería saber tanto del amor, sino más de mí. ¿Acaso conseguiría un mejor trabajo? ¿Algo? ―No crees en el amor verdadero… ¿verdad? ―inquiere en respuesta y cuando estaba por asentir, irrumpió. ―, Por el abandono de tu padre… no crees en los hombres. Ahora comprendo. ―sigue dejándome perpleja. ¿Cómo sabia eso? Estaba un poco incrédula, era cierto, pero tenía fe también en ella y su poder. ― Yo… creo en lo que me dice, pero… su predicción es un poco… difícil de creer. ―digo firme, removiéndome en el cojín que estaba sentada. ―, No es que dude de usted, solo que eso de las almas gemelas es un mito. ―digo y ella sonríe asintiendo, como si entendiera algo que yo no se. ―Ada… lindo nombre, tan místico como la criatura misma. ―dice sonriente, dejándome nuevamente boquiabierta, sabia mi nombre. ―, Si tanta fe me tienes, confía entonces. Mi don siempre acierta, te espera un gran amor, uno que te hará entender porque no funcionó lo que tenías con tu ex de Venezuela…―alargo, abro mucho mis ojos por la sorpresa, sabia mas de lo que pensaba. ―, Cuando encuentres a tu alma gemela, tendrás noticias de tu hermana… tendrás un gran futuro, Ada, es todo, hasta luego, hay fila esperando por entrar. ―avisa y sin poder pensar en que decirle, solo le agradezco. ―Gracias, supongo. ―digo firme, saliendo de la carpa. Al salir tenia razón, cuando entre no había ni una sola persona esperando y ahora había un montón de gente esperando su dosis de adivinación. Camine confundida en busca de Sam y los chicos, los vi en la lejanía comiéndose un cono de helado, me acerque hasta ellos. Me sonrieron. ―¡Hey! Ahí estas, te esperábamos. ―dice Sam, asiento en su dirección. ―, ¿Estas bien? Luces un poco aturdida, te dijimos que era una charlatana, sea lo que sea no te ha dicho la verdad. ―dice rápidamente, asiento. ―Si, quizá tengas razón y mintió…―alargue zanjando el tema.
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