Pov. Blake Harrington.
Al día siguiente desperté escuchando risas y ruidos, me levante y tome una rápida ducha, al salir vi solo a las chicas. ¿Dónde estaba Antonie? Confundido y un poco choqueado, me senté en uno de los taburetes de la isla de la cocina. Ambas me sonrieron y saludaron.
―Hola, ¿Gustas desayunar? ―inquieren ambas, asiento en respuesta, me moría de hambre.
―Gracias. ¿Dónde está mi amigo? ―inquiero con cautela.
―Ah, él se fue temprano, dijo que tenia un compromiso o algo así. ―responde la castaña, asiento, ese traidor, me había dejado solo, suspire y resigne, busque en mi ropa de anoche mi teléfono, tenia millones de llamadas de la mansión, de mi madre y como si pudiese ser peor, de mi abuelo.
―¿Miel? ¿O chocolate? ―me pregunta la rubia con una tierna sonrisa. Mientras sirve mi plato con unos panqueques perfectos y esponjosos.
―Vaya pinta tiene esto. ―digo. ―, Miel, por favor.
―Gracias, me gusta mucho cocinar. ―responde apenada.
―Si, es la mejor haciéndolo. No tienes idea los platos que prepara esta rubia. ―divierte la amiga, sentándose también.
―Imagino que sí. ―respondo con una sonrisa y disfruto del plato.
―Queríamos agradecerles a los dos, claro tu amigo no está. Pero gracias, de verdad, por no…ya sabes acostarse con nosotras por como estábamos de ebrias. ―dice la castaña seguida de la rubia. Las miro con los ojos abiertos.
―No tienen nada que agradecer, ambas estaban muy mal…―respondo encogiéndome de hombros, jamás admití eso de acostarse con alguien que ni siquiera puede pronunciar su nombre. ¿Acaso les había ocurrido eso alguna vez?
―Igual gracias, por cuidarnos y no dejarnos regresar así a casa… mi padre me hubiese castigado por años. ―divierte la rubia.
―¿Aun? Pero si ya eres mayor…―inquiero, sabiendo que a mí también me esperaba un buen regaño y seguramente mi abuelo estaría planeando mi castigo.
―Si, vivir con ellos es aceptar sus reglas. ―responde encogiéndose de hombros, asiento dándole la razón. ―, Creo que es hora de irnos, gracias por todo, Blake. ―agradece la rubia, haciéndole señas a su amiga. Luego de dejar todo limpio en la cocina, ambas se marchan. Llamo varias veces a Antonie, pero no contesta. Bufo y llamo a mi chofer.
Luego de unos minutos que se me hicieron eternos, solo en el departamento, llego Will, mi chofer. Mientras él manejaba, yo me mordía las uñas, no le temía a nadie, solo a mi abuelo. Y él estaba molesto por la cantidad de llamadas que me había hecho.
―Will, ¿Mi abuelo esta muy enojado? ―inquiero, el me mira por el retrovisor y asiente.
Respiro profundo, mientras pienso muy bien que le dire. Mi abuelo es difícil, cuando esta enojado no hay poder humano que lo haga calmarse. Al llegar a la mansión, abrieron el portón n***o que llevaba una H dorada en el centro, Will se estacionó en la puerta y el mayordomo me abrió.
―Su abuelo lo esta esperando en el despacho. ―avisa y asiento, trago saliva y camino como borrego que va al matadero, al llegar, toco la puerta y musita un “adelante”, empujo la puerta y paso.
―¿Cree que son horas prudentes de llegar a su casa? ―inquiere serio.
―Lo siento abuelo, no me fije en la hora…―alargo, él niega con su cabeza.
―De nada me sirve que te haya preparado tanto durante años, cuando no sabe lo que es la responsabilidad. ―dice. ―, Estoy pensando seriamente en darle la gerencia a su prima, Molly. A pesar de ser mujer, ha demostrado ser responsable en todo sentido…―dice firme y me quedo perplejo. El impulso de decirle lo de su embarazo me carcome, pero no podía hacerle eso a ella.
―Abuelo, no hagas esto. Yo he pasado toda mi vida preparándome para ser el gerente, he estudiado, he aprendido, me has enseñado todo…―alargo con dificultad, niega con su cabeza, varias veces.
― ¿Y? ¿De qué me sirvió prepararlo tanto sino me sirve lo irresponsable que es? ¡Tiene que sentar cabeza por un carajo! ―exclamo furioso golpeando su escritorio con la palma de su mano, causando un gran estruendo, brinque un poco. ―, Avisado, que no le sorprendan los cambios en mi testamento… ahora lárguese de mi vista. ― exigió, me di la vuelta frustrado, no podía hacerlo cambiar de opinión, hasta que no se calmara. A veces solía hablarme con tacto y cariño, otras frio y distante, otras me tuteaba y otras no.
Al salir de su despacho, encontré a mi madre, seguramente había estado escuchando a través de la puerta. Me abrazo y me indico que fuéramos a tomar café, asiento en su dirección y vamos a la cocina, cuando estuvimos lejos, me sirvió una taza de café, mientras me miraba triste.
―Tienes que hacer algo, Blake. No puedes permitir que te quite lo que te mereces, te has esforzado mucho. ―pide, suspiro con frustración y le doy una mirada.
―No fui capaz de quitarle esa imagen que tiene de Molly. ―respondo, no podía traicionar su confianza. ―, Ella no merece eso, tiene suficiente con lo que le sucede.
―A pesar de todo, sigues teniendo esa nobleza desde niño. Ay mi amor, tu abuelo debería darse cuenta de tus cualidades… y no de tus defectos. ―responde, asiento dándole la razón.
―Debes parar con las fiestas, hijo. Salir todos los fines de semana, solo te ayudara a seguir dañando tu imagen ante tu abuelo―aconseja, asiento nuevamente en su dirección.
Conversamos por un largo rato, mientras tomamos café y te, comimos unos bocaditos que preparo y finalmente se marchó, dijo que tenia un evento de la sociedad, a ella le encantaba todo lo que tenia que ver con la alta sociedad, solo eran un grupo de señoras pretensiosas y odiosas que se creían dueñas del mundo. Aproveche a terminar algunos pendientes de la oficina, mientras pensaba en como resolver el lio con mi abuelo. ¿Cómo lo convencía de que era responsable? ¿De que tenia todo para ser el gerente? Tenia que resolverlo. Estaba sumido en mis pensamientos, mientras escribía en la computadora del estudio, cuando sentí la presencia de alguien.
―Hola… escuche lo que sucedió con el abuelo, gracias por no delatarme. ―dijo Molly, asiento en su dirección con una sonrisa. No la había visto en días.
―Molly… no tienes que darlas, sabes que jamás te traicionaría. ―respondo y ella asiente. ―, ¿Cómo te sientes?
―Estoy bien, quiero que sepas que, si el abuelo llegara a convertirme en la gerente, no lo aceptaría. Ese puesto es tuyo, te lo has ganado a pulso. Se lo mucho que te has esforzado y lo duro que has estudiado y trabajado por ese lugar. No seria capaz de hacerte eso. ―dice con una sonrisa y asiento sintiéndome mas tranquilo. ―, Tome una decisión, no quiero tener este bebe. ―admite, dejándome totalmente sorprendido.
―¿Estas segura? ¿Quieres que te ayude en algo? ―inquiero con suavidad, ella asiente.
―Si estoy segura, no puedo arruinar mis planes, Blake. ―responde. ―, Aun no termino mi carrera, mi negocio no es tan grande y no
quiero casarme tan joven. Me falta mucho por vivir, aún.
―Tienes toda la razón, Molly. Te apoyare en lo que elijas. ―le digo firme, ella asiente y me cuenta que justamente por eso había venido a buscarme, necesitaba ir a una clínica privada donde le interrumpieran su embarazo, sus amigas le habían pasado el dato de un lugar. Pero ella no quería ir sola.
Llame a Will y le indiqué las direcciones, nos llevó al lugar, no me daba confianza, pero al entrar todo parecía pulcro e impecable, le pidieron el dinero adelantado y me negué.
―Le pagare el doble, pero cuando termine la intervención y Molly salga sana y salva. ―digo firme, el doctor asiente, se llevan a Molly, le ponen una bata y le hacen el proceso. Luego de un par de horas, la veo salir, luce bien, seguramente se le paso el efecto de la medicina. ―¸ ¿Te sientes bien? ―inquiero. Ella asiente y entonces me dirijo a la ventanilla a pagar lo que pedían.
Al salir de la clínica, me quedo perplejo, hay muchos paparazis y al vernos salir comienzan a sacar mil fotos, los flashes de las cámaras me dejan ciego, regreso rápidamente y le aviso a Molly, al menos me tomaron fotografías a mi y no a ella, seguro se inventarían que tenia embarazada a alguna chica y la había obligado a abortar. Suspirando con cansancio, me encargo de salir primero y recojo a Molly por la puerta de atrás, cubriéndola para que no salga en escándalos.
―Hay muchos paparazis, es mejor que te agaches, no sabemos si hay alguno oculto. ―digo y ella asiente, Will busca una ruta alternativa para evitar regresar por donde vinimos al comienzo.
―Gracias, Blake. No se que hubiese hecho sin tu apoyo. ―agradece entre el llanto, le sonrío y le doy ánimo.
―Hiciste lo correcto, Molly. Tenias que pensar solo en ti, en nadie más. ―respondo y ella asiente.