Capítulo 8

2732 Words
Abriendo lentamente sus ojos, Casper torció sus labios en una ligera mueca ante el dolor en su cuerpo junto a aquella pesadez que nunca lo abandonaba, presionando cada músculo hasta que sentía prácticamente que este explotaría en cualquier momento, o se quemaría. Tomando una profunda respiración, intentó alejar aquel dolor al cual ya se había acostumbrado y simplemente lo dejó en el olvido, como si no estuviera ahí. Una parte, tenía miedo de que las amenazas de Julian finalmente resultaran afectándole, y de paso, también a su cachorro, mientras que otra, mantenía la esperanza de que podrían soportarlo y salir de ello. No era la primera vez que sentía dolor, ni que estaba realmente mal, y si pudo superar aquellos momentos, sabía, creía, en que de igual forma podría ganar en la presente ocasión. Forzando a sus ojos a levantarse una vez logró manejar el dolor y fingir que no estaba, Casper parpadeó un par de veces, haciendo funcionar correctamente su cerebro otra vez mientras contemplaba el techo blanco de la habitación que Aiden le había cedido. Pero había una cosa diferente que no podía dejar de notar, y era, que el aroma del alfa estaba absolutamente en todo el lugar, lo cual no debería de ser extraño desde que estaba en su departamento, pero el que estuviera tan fuerte impregnado como si pasara demasiado tiempo en aquel lugar, si lo era. El joven omega estaba seguro, de que cuando había despertado la primera vez, aquel agradable aroma no había estado tan fuerte en la habitación. Entonces, ¿por qué sentía tan fuerte aquel agradable aroma? Frunciendo ligeramente sus resecos labios, Casper observó a su izquierda y se confundió al encontrar una pared pintada de azul oscuro y no gris. Entonces, comenzó a notar otras diferencias de la habitación un poco más grande y con más cosas en ella. Y por supuesto, se fijó en el alfa dormitado sentado en aquella incómoda silla frente a la cama. Sus piernas se encontraban estiradas, su cabeza inclinada hacia abajo y sus brazos cruzados sobre su pecho, siguiendo el suave movimiento de su respiración. Parpadeando algo desconcertado, el joven omega intentó enderezarse, y entonces un paño húmedo cayó desde su frente. Sacando sus manos fuera de las mantas, Casper lo tomó y luego observó la fuente con agua en la pequeña mesita de noche al lado de la cama. —Yo... Qué... —balbuceó, observando el paño entre su mano y luego el alfa sentado frente a él. Un poco perdido, Casper intentó recordar qué era lo que había estado haciendo antes. Recordaba la parte donde le decía al alfa que fuera a atender su tienda, sintiéndose culpable de que este le cancelara a sus clientes solo porque estaba preocupado por él y no deseaba dejarle solo. Luego de que se fuera el alfa, Casper había sentido inmediatamente la ausencia del hombre y había intentado distraerse un poco explorando el apartamento del alfa, evitando las ventanas, por supuesto. Cuando había encontrado la habitación de Aiden, su intención había sido alejarse, pero... Por alguna razón, el encontrarse con su aroma fuertemente arraigado en el cuarto le había brindado un sentimiento de tranquilidad y estabilidad que, sin darse cuenta, calmó aquella ansiedad que le abordó tras la ausencia del alfa. "Casper... Solo iba a ser una siesta pequeña" Se lamentó, reprochándose a sí mismo al haber sido descubierto. Avergonzado, observó al alfa durmiendo frente a él y se preguntó por qué este no le había simplemente despertado y llevado a otra habitación. Sentado ahí, casi parecía que estuvo vigilando su sueño. Observando el paño en su mano y luego la fuente de agua a su costado, Casper sintió una cosa extraña en su estómago al descubrir, que precisamente eso parecía haber hecho el alfa. "Cuidó de mí mientras dormía" pensó y esa cosa extraña se extendió a su pecho. Una pequeña chispa de alegría con algo más se encendió con ello, y el joven omega inmediatamente trató de apagarla para luego ignorarla. No podía sentir ningún interés por Aiden, el alfa solo lo estaba ayudando porque era demasiado lamentable, no debería de malinterpretar nada y solo concentrarse en estar bien y superar todo por su bebé. Tirando las mantas hacia atrás, Casper se movió sentándose en la cama, sintiéndose algo frustrado de lo que le costó hacer ese simple gesto. No recordaba que el dolor fuera tan malo. Torciendo sus labios, el omega tomó la manta que Aiden le había pasado el día anterior de los pies de la cama y se levantó con lentitud. Debería de agradecer al menos que los vómitos no le habían vuelto a invadir hacia sus buenos días. "Pero... ¿Qué se supone que voy a vomitar si apenas y si me había estado alimentando?" Pensó con tristeza. Parándose frente al alfa, los dedos de Casper se aferraron a la manta entre sus manos cuando se encontró con aquellos oscuros ojos color n***o ónix. —L-lo siento, no quería despertarte, y-yo solo... —balbuceó, retrocediendo. —Respira, conejito —indicó con suavidad Aiden, sin moverse de su posición. —¿N-no estás enojado? —preguntó dudoso, succionando su labio inferior. —No lo estoy, ¿por qué lo estaría? —respondió—. Deberías de tomar asiento, sé que no tienes mucha fuerza en este momento —indicó, enderezándose lentamente. Casper observó la cama dudoso y luego al alfa frente a él. —¿Está bien? —Hazlo —asintió. —Lamento haberme quedado dormido en tu habitación, realmente no fue mi intención molestar así —expresó tan pronto como tomó asiento. —Está bien, te dije que no era un problema —aseguró, inclinándose hacia adelante, recargando sus codos en sus rodillas—. Mejor dime cómo te encuentras, no pasaste una buena noche —explicó observándolo. Los ojos del joven omega instintivamente fueron hacia la fuente con agua y el paño al lado de la cama. Él ya había molestado lo suficiente. —Estoy bien —respondió, bajo. —Permíteme dudar de ello —pronunció Aiden cuando un suave resoplido—. Ahora, intentémoslo de nuevo, ¿cómo estás? —Yo... Solo normal, supongo —contestó subiendo levemente sus hombros. —¿Te duele algo en particular? —preguntó, con su mirada viajando hacia el cuello del menor. —Mi espalda y bueno... —tocó su cuello—. Pero está bien, no es nada que no haya tenido o sentido antes —aseguró, como si eso fuera a hacer sentir mejor a Aiden. —Bueno, déjame decirte que nada de eso está bien y no es algo que deberías de seguir haciendo —indicó el alfa—. Ya no estás en ese lugar y no te encuentras solo, si te duele algo dime y así yo podré ayudarte —expresó. —Pero yo... Ya estoy molestando aquí —murmuró. —Tuviste una fiebre horrible ayer, Casper, me asustaste horriblemente —anunció el Aiden, logrando que el omega le observara con sorpresa—. Realmente, incluso pensé en llevarte al hospital —expresó. —Lo siento... —bajó su cabeza—. Yo las tengo algunas veces por esto —explicó tocando su cuello, haciendo una mueca cuando sus dedos tocaron la sensible piel de la marca. —Lo sé —asintió Aiden. —¿Lo sabes? —parpadeó Casper. —No sabía qué hacer contigo ayer, me asusté y como sabía que no podía llevarte al hospital, llamé a una conocida que es doctora y ella te revisó para mi tranquilidad —explicó—. Gilman me explicó todo el tema de la marca, el vínculo unilateral y el dolor por el cual debes de estar pasando, pero me aseguró que en un par de semanas más, cuando la marca que dejó ese idiota en ti desaparezca, lentamente irás recuperando tu fuerza y salud hasta estar bien —le aseguró. —¿En serio? —preguntó Casper, casi conteniendo el aliento. —Sí —asintió—. Me dijo que era por este tipo de cosas que los omegas no estaban muy receptivos a la idea de dejar que un alfa los muerda, en especial cuando solo él es el mordido, porque el rompimiento de aquel vínculo es muy doloroso. —Doloroso... —repitió Casper, frunciendo ligeramente el ceño mientras observaba sus manos. —Hey, ¿qué sucede? —cuestionó Aiden al verlo repentinamente sumido en sus pensamientos, con la preocupación y confusión cubriendo su rostro cada vez más hasta obtener una tonalidad pálida enfermiza en su piel—. ¿Te estás sintiendo mal otra vez? —preguntó preocupado. Levantándose de la silla, el alfa inmediatamente fue a la cama y tomó asiento al lado del omega. —¿Qué ocurre, Casper? —preguntó. —Yo... ¿Estaré bien una vez la marca desaparezca? —preguntó, observándole con ese increíble tono celeste hielo en sus ojos, que reflejaban una tristeza que le sorprendió. —¿No quieres que la marca desaparezca? —cuestionó con sorpresa. —No es eso... —negó, agitando su cabello—. Pero Julian, él... —juntando sus labios, Casper los presionó fuertemente juntos. Entrecerrando levemente sus ojos en el joven omega, Aiden le observó con atención mientras pensaba en sus palabras. Si la excusa de alfa había estado abusando de aquella mordida en Casper, podría también haberle mentido sobre esta, ¿no? —Otros omegas han pasado por lo mismo que tú —comentó Aiden—. No diré que pasaron exactamente por la misma situación, pero sí por algo similar, donde terminaron alejándose de sus alfas abusivos —expresó. —¿No murieron? —preguntó, conteniendo el aliento. —No, Casper, uno no muere por alejarse de aquellas personas malvadas —aseguró. —Pero Julian, él... Él dijo que la mordedura nunca desaparecería, que al crearla en mi cuello presentaba un lazo inquebrantable entre ambos donde, si alguna vez nos alejábamos, me terminaría muriendo del puro dolor y agonía —contó. Ahí estaba, justo como había sospechado Aiden. —No es así, sweety —anunció con su mandíbula tensa—. Ese idiota te mintió solamente para que no intentaras huir de él —indicó. —Pero me duele —insistió—. No solo es en mi cuello, este se expande lentamente como si fuera veneno —expresó. —Eso es porque el vínculo que él hizo contigo se está rompiendo, y es lo que realmente está desgastando tu cuerpo y provocando dolor —explicó—. Cada omega que se ha alejado de un alfa abusivo con su marca, sufre —anunció—. Todo el dolor que sientes ahora mismo no es debido a que te has alejado de Julian, es porque la marca se está borrando de tu cuerpo, rompiendo con ello el lazo con ese idiota, pero esto no te matará —prometió. —¿No moriré? —preguntó, con su labio inferior temblando. —No, no lo harás —prometió—. Todo lo que te dijo Julian, probablemente, estoy seguro, de que fue solo mentiras para poder mantenerte ahí con él —explicó. —Oh, dios... Soy un idiota —exclamó el joven omega, estallando en un llanto silencioso mientras tiraba ligeramente de su cabello. —Hey, no hagas eso —pidió Aiden, tomando las manos del menor para impedir que siguiera tirándose el cabello. —Soy un tonto, un estúpido, un imbécil —expresó cerrando sus ojos con fuerza. —No eres nada de eso —declaró el alfa, limpiando con sus manos las lágrimas que caían de la mejilla de Casper. —No lo entiendes —sollozó—. Todo lo que me ha dicho hasta ahora Julian ha sido mentira, y como un estúpido, yo he creído cada una de ellas. —Confiabas en él, no es tu culpa, no había razón para dudar en un principio —indicó—. Él se aprovechó de ti y tu confianza. —Pero yo ni siquiera tenía idea de todo esto —insistió. —Y no muchos omegas lo hacen, por eso les cuesta dejar a sus alfas abusadores —argumentó—. No es un tema que se hablaba de forma cotidiana —aseguró. —Yo realmente pensé que moriría si me alejaba de él —hipo. —Pero, aun así, escapaste —le recordó—. Una parte de ti debió de haber comenzado a sospechar de ello. Casper negó agitando su cabello castaño oscuro con ello. —Ni siquiera sospeché —respondió cabizbajo—. Pensé que debía de intentar escapar por el cachorro, solo asumí que podría soportar el dolor debido a que no era nada nuevo —explicó avergonzado. —Como fuera, la cosa es que ya estás lejos de ese idiota abusador y una vez se rompa el vínculo entre ustedes, él ya no tendrá ningún poder sobre ti —prometió Aiden, acariciando las manos más pequeñas entre las suyas—. Gilman me aseguró que el dolor solo lo sentirías mientras la marca se borra y que no creía que duraría por más de un par de semanas por el aspecto que tiene, solo debemos aguantar un poco más. —Un par de semanas... —repitió bajo. —Sí, lamentablemente no hay ningún tratamiento para este tipo de situación, por lo que no me ha dejado más que un medicamento que te ayudaría con la fiebre, el cual solo debo de utilizar en caso de emergencia —explicó, señalando la bolsa sobre su cómoda. —Pero... El bebé —pronunció Casper, colocando una mano sobre su vientre. —Lo sé, Jasmin me aseguró de que no afectaría al cachorro y por ello me advirtió que solo lo utilizara en caso de emergencia —explicó y se levantó de la cama para coger la bolsa—. También he comprado una cosa más —anunció y sacó una pequeña cajita. —¿Una prueba de embarazo? —preguntó, recibiéndola. —Nunca pudiste confirmar si lo estabas o no, ¿cierto? —le observó con atención—. Podrías probar ahora mientras veo nuestro desayuno —indicó. —¿No crees que estoy en cinta? —preguntó, observándole casi lastimado. —No, no es que no lo crea —anunció, acercándose nuevamente al menor—. Mi amiga me dijo que sería mejor confirmarlo, que algunos omegas a veces necesitan una excusa para tener la fuerza necesaria de hacer cosas que no harían —explicó. —Supongo que es verdad —murmuró Casper, observando la prueba—. Si no hubiera sospechado luego de despertar enfermo una semana completa, ni siquiera habría intentado escapar —suspiró. —Está bien si no quieres hacerla —indicó Aiden—. Fue solo una idea de Gilman, no creo que estés diciendo mentiras —expresó. —Me gustaría hacerla —anunció—. Eso nos dejaría tranquilos a ambos, ¿no? —Solo nos diría que hay que tener más cuidado y que debemos de alimentarte mucho más de lo que ya creía —le sonrió el alfa—. Además de pensar en un plan para que podamos deshacernos de Julian rápidamente, no podemos permitir que ese pequeño esté sin un control —indicó. —Está bien, lo haré —asintió el joven omega. —¿Quieres que te acompañe hasta el baño? —preguntó Aiden, alejándose. —Oh, está bien, no quiero molestar —respondió. —Eso no fue lo que pregunté —indicó—. ¿Quieres que te ayude a llegar hasta el baño? —reiteró. Levantándose de la cama, el joven omega frunció sus labios con dolor y luego asintió levemente. —Por favor, me gustaría —respondió. —Eso es, mucho mejor —le sonrió—. Te tomaré en brazos —anunció Aiden y se inclinó, pasando un brazo detrás de las rodillas del dulce omega y otro en su espalda antes de levantarlo con delicadeza, no queriendo que un impacto rápido le provocara más dolor. Llevándolo al baño, el alfa lo dejó en el suelo, justo frente al retrete y luego se alejó. —Me avisas cuando estés listo —pidió Aiden antes de cerrar la puerta. Quedando a solas, el joven omega observó la cajita y luego la abrió. —Sé que saldrás positiva, pero lo mejor es si lo comprobamos —murmuró, leyendo las instrucciones antes de utilizar la prueba.
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