Paseándose frente a su habitación, ya que, aparentemente solo era una molestia en el interior de esta, Aiden se removía incómodamente, sin poder mantenerse quieto de la pura preocupación que sentía por Casper.
Y es que, esa fiebre que apareció de la nada no podía ser normal, ¿cierto?
Menos cuando esta se mantuvo alta todo el maldito tiempo hasta que finalmente la alfa llegó a su departamento, y entonces entró en su habitación.
Intentando observar a través de la puerta semiabierta sin éxito, Aiden finalmente se rindió y tomó asiento en uno de los sofás, apoyando sus codos en sus rodillas y juntando sus manos entrelazó sus dedos, simplemente esperando.
Ahora, si tan solo eso fuera tan fácil como sonaba.
Pero no, no lo era y debido a ello se encontraba mucho peor que cuando estaba en su tienda atendiendo clientes.
"¿Debí de haberle llevado inmediatamente al hospital?" Pensó con temor, apretando sus manos.
Cuando escuchó ruido proveniente de su habitación, el alfa inmediatamente se levantó y observó la puerta justo en el momento en que esta se abría y la doctora Gilman aparecía.
—En serio —suspiró la alfa, quitándose sus guantes—. Cuando vi tu llamada en mi teléfono, pensé que tendría algo de diversión sin compromiso para luego dormir felizmente, no que estaría atendiendo a otro paciente —pronunció con expresión cansada e infeliz.
—Siento eso, ni siquiera consideré que podrías pensar en eso cuando te llamé —respondió y observó ansiosamente sobre el hombro la mujer pelinegra, hacia donde descansaba Casper—. ¿Y? ¿Cómo se encuentra? —cuestionó.
—Vamos por parte, una cerveza estaría bien —anunció, dejándose caer en uno de sus sofás con un cansado suspiro—. Y para que te relajes un poco, el chico se encuentra bien, fuera de peligro —informó finalmente para la tranquilidad de Aiden.
—Se encuentra bien... —repitió bajo, lleno de alivio—. ¿Qué fue entonces lo que...?
—Cerveza —le recordó la alfa, quitándose la liga de su pelo que lo amarraba en una coleta.
Chasqueando su lengua, Aiden obedeció y rápidamente fue a su cocina para sacar una lata de cerveza del refrigerador y se la entregó a su ex.
—¿Entonces? ¿Qué ocurre con Casper, Jasmin? ¿Por qué esa fiebre y cómo se encuentra el cachorro? —cuestionó luego de la doctora tomara un largo y profundo sorbo de su cerveza.
—Están bien —reiteró—. Bueno, considerando la situación de ese chico, dentro de todo, está bien y fuera de peligro —anunció—. Ninguna de sus heridas previas causó su fiebre y por lo que pude comprobar de este mismo, descarto el resfriado o una intoxicación —expresó.
—¿Entonces...?
—Solo guarda silencio un momento y no me interrumpas —le cortó observándole severamente.
Apretando sus labios juntos no muy felizmente, Aiden asintió.
—Puede que ninguna de sus heridas haya provocado la fiebre, pero la verdad es que ese chico se encuentra demasiado débil y delgado para alguien que supuestamente está esperando un cachorro —indicó observándole con seriedad—. Es preocupante la forma en que sus costillas se marcan y aún más que ni siquiera esté al tanto de cuánto tiempo lleva esperando —anunció, negando como si no pudiera creer aquello.
—¿Lograste hablar con él? —preguntó.
—Algo entre sus destellos de claridad —asintió y bebió un trago de su cerveza—. Le he dado algo para la fiebre que no afecta el embarazo y esta ha comenzado a bajar —anunció—. Yo tendría cuidado con lo que come por unos días, luego te diría que lo alimentes bien para engordarlo un poco —indicó—. Me gustaría recetarte otras cosas también, pero no estoy especializada en el área de omegas embarazados, y sin los exámenes correspondientes, es algo difícil —expresó.
—¿Pero no sabes la causa de esa fiebre? —insistió—. No es normal que esta simplemente apareciera de la nada sin razón —indicó.
—¿Dónde ha estado este chico antes de llegar aquí, Aiden? —cuestionó—. Según su estado y cuerpo, solo sé que no ha tenido una muy buena vida hasta el momento, ni siquiera me sorprendería si me dijeras que lo has sacado de la calle —expresó.
—¿Y si te dijera que exactamente de ahí es que lo encontré? —respondió, observándola con seriedad.
—Te diría que pensaba que tu amigo Devak era el que tenía complejo de super héroe, no tú —respondió—. Además, si realmente es así, ¿por qué no lo has llevado al hospital tan pronto como este apareció herido en tu puerta? —cuestionó.
—Porque él no apareció simplemente herido, Jasmin —respondió pasando sus manos por su cabello con frustración—. Lo encontramos en el callejón al lado de mi tienda, Jagger salió a fumar y encontró a Casper escapando de unos tipos que querían llevárselo a la fuerza —contó.
—¿Por qué unos tipos perseguirían a un vagabundo? —cuestionó—. Si es un omega, ¿tal vez lo querían vender? Debiste de haber llamado a la policía de ser el caso —indicó.
—La policía no servirá —negó—. Se lo pregunté, pero tal parece que el responsable de todos los golpes y heridas en su cuerpo tiene la suficiente influencia y poder como para que descarten el caso —explicó—. Su supuesta pareja es solo un idiota que se aprovechó de su estatus como alfa y atormentó a Casper —anunció—. El chico escapó de ese monstruo, pero ese idiota está obsesionado con él creyendo que es de su propiedad y lo ha estado persiguiendo, si lo llevaba al hospital, él iba a saberlo.
—¿Dijiste alfa? —indicó con disgusto.
—Sí, ese imbécil tiene poder y dinero, por algo hay a personas buscándolo por él y no solo una o dos, es prácticamente un ejército entero que se turna para buscarlo en las calles —expresó con desagrado.
—Bien, ya entendí la situación —suspiró y bebió otro trago de su cerveza—. Realmente odio ese tipo de idiota —se quejó—. Pero esto confirma lo que tenía en mi mente —anunció repentinamente.
—¿Qué cosa? —cuestionó Aiden, observándole confundido.
—Ya sé la causa de su repentina fiebre —declaró—. Mientras me contabas, pensé que podía ser debido simplemente por un exceso de esfuerzo, considerando por todo lo que ha pasado ese omega hasta ahora, pero... Creo, estoy bastante segura, de que tanto la fiebre y el cuerpo débil del chico no se debe únicamente a la situación por la que ha pasado, sino que también por su pareja —anunció.
—¿Su pareja? ¿Qué tiene que ver ese imbécil en todo esto? —cuestionó el alfa con un gruñido molesto.
—La marca en el cuello de Casper —respondió, cruzando sus piernas.
—No es el de las parejas destinadas —anunció Aiden, agitando su cabeza con disgusto—. Casper me dijo que descubrió que ese idiota tenía otra pareja con la cual espera un hijo, que él era el segundo. He visto la relación de Devak y Mattias, créeme cuando te digo que no se trata de esa relación, sus marcas ni siquiera se ven de esa forma —expresó.
—Lo que solo confirma más mi teoría —anunció dejando la lata vacía en la pequeña mesita auxiliar al lado de la mesa—. ¿Por qué crees que en este tiempo los omegas están tan en contra de aceptar la mordida de un alfa en su cuello? —preguntó.
—¿Debido a que es algo que solo realizan las parejas destinadas? —preguntó confundido.
—Error. Aun si no son parejas destinadas, el alfa puede morder al omega y reclamarlo como suyo, con la diferencia de que este no permite que el omega le devuelva la mordida y por supuesto, aquella marca de propiedad desaparece si no se va remarcando constantemente —explicó—. Lo importante aquí no es la mordida, sino lo que significa.
—Dijiste que lo reclamaba casi como si fuera una propiedad —indicó Aiden.
—Exactamente —asintió Jasmin—. Y es debido a ello que los alfas que son idiotas como los que se encontró ese chico, que les gusta utilizarla —anunció—. Aunque solo sea una marca unilateral, un pequeño vínculo los une directamente, donde el dominante puede sentir al sumiso, pero este no a su alfa —explicó—. Este lazo inconcluso le da poder a este idiota para controlar a su pareja, ya que instintivamente ellos querrán obedecerle.
—Los omegas ya tienen ese instinto sumiso —le recordó.
—Por lo que, con esta marca, se vuelve peor. Para un tipo con malas intenciones, es como si constantemente le estuviera hablando al omega con su voz de mando, lo que lleva al sumiso a obedecer, sin contar, el extremo dolor por el que pasan cuando la marca no se renueva —anunció.
—Dolor... —murmuró Aiden, frunciendo el ceño—. ¿Es por eso que la marca de Casper se ve tan mal?
—Y probablemente la razón por la cual ese idiota está tan desesperado por encontrarle pronto —asintió—. El dolor es tanto para el omega que toma todo de ellos enfrentarlo, es por esto que algunos prefieren quedarse con sus parejas, aun si estos son unos abusadores, ya que cuando los vuelven a morder, el dolor desaparece, los vuelven dependiente de ellos —explicó.
La mirada de Aiden inmediatamente viajó hacia la puerta entreabierta de su habitación, finalmente comprendiendo por qué ese monstruo pudo mantener a Casper con él por tres años, aun cuando su relación comenzó a ir en picada.
—Es por eso por lo que los omegas no aceptan la marca de un alfa y son tan recelosos con ello —explicó su ex.
—¿Es lo que le ha provocado esta fiebre? —preguntó.
—Eso creo —asintió, siguiendo su mirada—. Lamentablemente, Casper seguirá presentando fiebre repentina e igual de intensa, sus fuerzas podrán ser casi nulas algunos días y perderá su apetito, lo cual no es bueno considerando su estado, y mientras más días pase alejado de su pareja, más le dolerá porque la marca irá desapareciendo a la vez que ese vínculo unilateral e inconcluso se rompe, pero cuando esta se vaya, el dolor también lo hará y comenzará a recuperar sus energías lentamente —explicó.
—¿Por cuánto tiempo estará así? —indagó preocupado—. Cómo tú lo has dicho, no es bueno que esté así considerando que está esperando.
—Por como vi su marca, yo diría que tardará un par de semanas más en desaparecer —respondió pensativa—. Y no, antes de que preguntes, realmente no hay nada que puedas hacer para ayudarle, ni siquiera existe un tratamiento médico que les ayude con el dolor más que descansar mucho y comer —anunció.
—Pero ¿y con la fiebre? ¿Qué se supone que haré si es igual de mala que hoy? —preguntó.
—Te dejaré una receta para ello, pero de igual forma, yo te aconsejaría que no se los des a menos que sea un caso extremo —respondió retomando su bolso.
—¿Qué consideras un caso extremo?
—Fiebre alta sin signo de bajar por una hora, si comienza a delirar solo te queda llevarlo al hospital —explicó—. Lo que me recuerda, no te alteres si el chico repentinamente empieza a vomitar o se siente mareado —indicó entregándole la receta.
—¿Cómo quieres que no me altere con ello? —frunció el ceño, revisando la receta.
—Está embarazado, Nixon —le recordó—. Esos son síntomas comunes al principio o durante el embarazo, y considerando que no tenemos más información de que lo está... ¿Cómo supo el chico que estaba embarazado? ¿Se hizo un examen o un test? —cuestionó de pronto.
—Es imposible que se hiciera una prueba o pudiera comprar un test —negó—. El imbécil lo mantenía atrapado en su departamento, y desde que intentó escapar, colocó seguridad y guardias —explicó con odio—. Casper me dijo que simplemente lo supo, tal vez pasó por los síntomas típicos —expresó.
—No pierdes nada con comprarle un test de embarazo —indicó—. Existe el embarazo psicológico, y algunos omegas que han pasado por un trauma lo presentan, y traumas son lo que menos le falta a ese chico —anunció.
—No creo que esté mintiendo —negó.
—Solo digo que es una posibilidad, puede que sea delgado porque simplemente no lo esté —argumentó.
—Fue la razón por la que finalmente intentó escapar de nuevo —anunció.
—O tal vez la que necesitó para hacerlo, ya sabes, algunos se sienten más capaces cuando tienen un propósito y proteger una vida inocente es una buena razón para mí —indicó Jasmin.
—¿Y si resulta que sí está embarazado? —preguntó.
—Entonces me pondría realmente en plan para colocar comida en ese pequeño cuerpo por el bien de ambos —declaró—. Y lo ideal sería que lo llevaras a un hospital para que ese cachorro tenga un control —aconsejó.
—No creo que sea posible hasta que encuentre una manera de ayudarle a salir de las garras de ese imbécil —respondió con un suspiro frustrado.
—¿Y cuál es el plan?
—De momento, mantenerlo escondido —contestó con sus labios torcidos—. Sé que no es un buen plan...
—¿Quién dijo que no lo era? —preguntó la doctora—. Mientras esa marca venenosa siga en el cuello del omega, él se sentirá obligado a obedecerle —anunció—. Y si este tipo tiene poder e influencias, si llama a Casper y este le obedece, te puede culpar a ti de secuestrarlo —explicó.
—¿No podría resistirse aun cuando este le ha hecho tanto daño? —cuestionó molesto con ello.
—Es por eso por lo que los omegas lo piensan muy bien antes de siquiera permitirse imaginar la posibilidad de dejar a un alfa morder su cuello —respondió—. Aunque claro, solo los que son unos idiotas abusivos tienen este lazo unilateral, los otros que se muerden de igual forma y no son pareja destinada, tienen que constantemente renovar la marca, por lo que, en teoría, es una molestia, un fastidio —expresó.
—Tal vez si se explicara sobre las parejas destinadas... No todos pensarían igual.
—La cosa, es que ni siquiera piensan en ello, porque en este tiempo es hasta difícil que estén enterados sobre ese tema —respondió, levantándose—. Según mi tía, a las personas dejó de interesales por el hecho de que tenían que esperar algo que tal vez nunca se presentaría en sus vidas —comentó, dirigiéndose a la habitación.
Levantándose, Aiden le siguió y observó en silencio como la alfa revisaba a Casper.
—La fiebre ya ha bajado, en una hora más no debería de tener —informó—. Sigue poniendo paños fríos en su frente, y cada vez que tenga fiebre hazlo también —indicó.
Observando el rostro de Casper relajado nuevamente, y sin ese rubor peligroso en sus mejillas, el alfa asintió.
—Gracias por haber venido —expresó, observándola.
—Solo lo hice porque me agradas un poco —resopló saliendo de la habitación.
—¿Puedo pedirte un favor más? —pidió siguiéndola a su sala de estar.
—No saldré a comprarte ese medicamento ni el test de embarazo —anunció colocándose su chaqueta.
—No es eso —negó—. Cuando llegaste, ¿viste a unos tipos intentando ocultarse en los callejones y postes de luz?
—Sí, casi pensé que estaban rodando una película de mala calidad —respondió.
—Son los tipos que el idiota mandó para buscar a Casper —anunció—. La última vez que lo vieron fue en esta zona y no dudo de que deben de estar pensando que yo lo podría tener —explicó.
—¿Y qué quieres que haga?
—Que finjas salir de aquí como si tuviste sexo conmigo —explicó.
—Seguro —asintió revolviéndose el cabello—. Quítate la camiseta y sal al balcón, te saludaré cuando este abajo.
—Sabía que eras una buena persona en realidad —sonrió Aiden.
—No lo soy y no se lo digas a los demás —gruñó antes de salir del departamento.