— No te vayas, solo quédate a dormir, prometo no molestar cuando llegue — Javier le suplicaba a la muchachita preciosa que se estaba vistiendo al otro lado de la cama. — ¿Y qué voy a hacer aquí? Mañana debo ir a trabajar al café, ni nos veremos antes de eso porque tú llegas muerto del bar. Esa semana al hombre le había tocado el turno en el bar. Su horario comenzaba una hora después de que Abril acabara en la cafetería y se extendía a diferentes horas de la noche de acuerdo al día de la semana, como era martes sabía que no volvería muy tarde y él solo quería dormir al lado de la mujer que se empecinaba en ir. — Por favor — le volvió a pedir juntando sus manos delante del pecho. — Ok, pero solo por esta noche — Al aceptar el hombre cruzó por encima de la cama para tomarla entre sus bra