7 La línea.

1533 Words
Marianella. -Hay demasiado tiempo entre estas dos llamadas- señalo la que Leonardo me hizo y la que le hicieron a Gastón desde el hospital- ¿Qué pasó en medio? -No he podido indagar nada al respecto, porque como ya he dicho un millón de veces, no confío en nadie- me repite lo mismo por enésima vez. -Tenemos que intentarlo al menos para ponerlos contra las cuerdas- comento dando un rápido vistazo hacia él y anotando lo que se me va ocurriendo en una hoja en blanco- cada uno por su lado y luego cotejamos lo que consigamos para ver que se acerca a la verdad o los relatos que coinciden. -Me parece bien. Yo puedo comenzar con el inútil de Miguel a ver que recuerda de ese día. -Yo por Jesenia y tenemos que hacerlo en el mismo momento para evitar que se comuniquen si están en complot. Previo a eso, voy a visitar a Jorge para que me de las copias de vigilancia. -¿Quién es Jorge?- veo la duda en sus ojos- Disculpa pero aún no me he aprendido todos los nombres de los empleados. -Es quien habilita a subir o bajar desde el estacionamiento y uno de los que tiene más tiempo trabajando en Security LGL Lucks. -Y la otra persona que sabía de la enfermedad de mi padre- agrega recordando nuestra charla. -Exacto- lo señalo- Y va a ser el primero en ser descartado de todo o el primer sospechoso, si se niega a colaborar. -¿Qué escusa le vas a dar para que acceda? -La verdad- admito levantando un hombro- Qué no me cierra lo que pasó y que quiero ver que se haya echo todo según los protocolos de emergencia. Su dentadura perfecta se hace ver cuando se muerde el labio inferior y niega con su cabeza sin quitar su mirada de la mía. -¿Qué?- cuestiono cuando no dice nada por unos segundos. -¿Nunca pensaste en ser agente o algo más que guardaespaldas?- frunzo mis cejas y se apresura a justificarse- Algo así como detective. Pienso en sus palabras y hago un retroceso temporal de mi vida antes de contestarle. -No creo que tenga la suficiente motivación para hacerlo veinticuatro siete y esto es personal, por eso le pongo todo de mi parte. -¿Ser guardaespaldas es lo que te motiva? ¿Lo que quieres hacer el resto de tu vida? -Honestamente, ni lo se- cierro mis ojos y recuerdo exactamente lo que me llevó a hacer esto- Si mis padres no hubieran muerto en plena misión de Security, probablemente estaría estudiando los volcanes en Islandia. -¿Volcanóloga?- asiento suavemente y él sonríe- interesante desvío de la profesión, déjame decirte. ¿Cómo lo decidiste? -Pues si. Igualito pero nada que ver, pero cuando me avisaron que mis padres fallecieron en un accidente y pasó todo lo demás, conocí a Leonardo y me prometió ayudarme a descubrir la verdad de todo eso y fue el incentivo que necesité para dedicarme de lleno. -¿Qué es todo lo demás?- inquiere con clara intriga que no voy a saciar ahora mismo. -Lo sabrás a su tiempo, como yo con tu vida, pero ahora es hora de que me valla a casa a descansar.- corroboro la hora para ver que son las tres de la madrugada. -Bien jugado con esa, pero ya veras que dentro de poco no habrán secretos entre nosotros, Marianella- asegura incorporándose de la banqueta que usó a mi lado. -Eso ya lo veremos, Gastón- camino hacia el perchero y me pongo la campera. Aún descalzo, me acompaña hasta la puerta de la cocina y luego a su garaje. -Cuidado con esa máquina y me avisas cuando llegues- advierte haciendo alucion a mi bella moto. -Anota tu número- le pido extendiendo mi celular- Y no es la máquina, es el conductor, solo para aclarar. -OK. Conduce con cuidado entonces.- se acerca a saludarme con un beso en la mejilla. -Lo tendré- lo tranquilizo y le doy contacto para que el rugido del motor haga eco en el espacio- Te escribo cuando llegue. Presiona un botón contra la pared y el portón comienza a elevarse para permitirme la salida. Por el espejo retrovisor izquierdo, lo veo mover la mano y presiono las valizas para indicarle que lo vi. No hay registro ni paradas cuando me voy, simplemente me levanta la valla de seguridad y acelero cuando doblo a la derecha para no irme por donde llegué. No puedo evitar estar atenta a los movimientos a mi alrededor pese a que hay poco tránsito para estos lados. Vuelvo a tomar varios desvíos para asegurarme que nadie me esté siguiendo y puedo respirar tranquila cuando encuentro el señuelo tal y como lo dejé en la puerta de mi apartamento. No mentí cuando dije que el café me iba a desvelar y agradezco a todos los santos que mañana no trabajo, porque sino, iría sin dormir. Saco el celular para verificar que no tenga un nuevo correo y me recibe su contacto agendado bajo una leyenda que me da risa. Futuro esposo. Recuerdo que quedé en avisarle de mi llegada y redacto un mensaje rápidamente. 'Llegué bien ¿Fururo Esposo?' Me deslizo rápidamente a mi bandeja de correo para asegurarme de que no me hayan echo cambios de último momento y la notificación de un nuevo mensaje, aparece en la parte superior de la pantalla. 'Ya ves, futura esposa. (cara con guiño) Gracias por avisar. Descansa.' 'Tu también' presiono enviar y me recuesto en la cama. Al final de cuentas no se quien está más loco, si el por proponer esta locura de casarnos o yo por aceptar. Creo que yo por aceptar, sin lugar a dudas y más sabiendo quien es en verdad. No mintió cuando dijo que me conocía, aunque yo no lo recordaba para nada como es ahora. Honestamente, después de la muerte de mis padres, me olvidé de todos los que conocí. El miserable de Miguel Lacoste es imposible de olvidar ya que fue el motivo de mis pesadillas antes, lo es ahora y lo será en el futuro próximo, porque la vida se empeñó en ponerlo en mi camino más veces de las que puedo contar. Cierro los ojos y me concentro en los ejercicios de respiración hasta que los párpados me comienzan a pesar lentamente. -Hay otras formas de llegar a lo que quieres ¿sabes?- una voz de adolescente llega a mi mientras estoy recostada en la salida de los baños del gimnasio del instituto. -No se de que hablas y no te conozco- rebato. -Soy Germán Gil y lo que haces no es sano. Estudio deliberadamente el cuerpo escuálido de quien me habla. Sus cabellos rebeldes, sus lentes de pasta gruesa y sus manos ocupadas con un gran libro mientras se mantiene parado frente a mi. -No te pedí tu consejo, Germán, así que mantente alejado. -Lo que faltaba- Miguel se acerca riendo a carcajadas- La gorda repugnante y el come libros. ¿Se van a juntar a comer o qué? -¿Tu perdiste tus neuronas con tanto anabolico o es de nacimiento?- le reta mi acompañante. -No te metas conmigo, nerd, o verás lo bello que vas a quedar por metido.- lo amenaza Miguel yéndose encima de Germán. En dos movimientos decididos, suelta el libro y le da un golpe con el perfil de la mano derecha justo en su nuez de Adán. -Hablas mucho, Miguel.- le habla desde arriba ya que se tiró al piso y se toma la garganta luchando por una bocanada de aire- No te preocupes que no te vas a morir, aún. A menos que sigas molestando a mi amiga y ahí sí que no va a haber lugar en el mundo donde puedas esconderte. Lo levanta de un brazo con una agilidad impresionante y Miguel aprovecha la oportunidad para irse en la misma dirección en la que llegó. -Nadie te ha pedido que me defiendas, aunque se agradece el gesto- le reclamo poniéndome de pie dispuesta a alejarme. -No hay nada que agradecer. Parece que más bien, él necesita saber cómo se trata a las damas. Me despierto con el sueño vívido y se que no es tal cosa. Es un recuerdo de la primera vez que nos encontramos y el indicio de lo que serían las posteriores. Ese Germán escuálido y de poco atractivo físico, no se parece en nada al verdadero Gastón, aunque aún conserva su necesidad de ayudar a los demás y tener el control sobre lo que sucede a su alrededor. Admito que me avergüenza saber que conoce lo peor de mí. Me descubrió cuando mi enfermedad comenzó a transformarse, a mutar de un alivio momentáneo a mi psiquis a lo que se desarrolló como un trastorno que hasta la fecha me pasa factura. Antes lo provocaba cuando quería con la necesidad de dominar, ahora sucede simplemente por un impulso involuntario de mi cuerpo, impulso sobre el que ya no tengo control y siento que jamás lo voy a recuperar. Lo que si puedo hacer, es enfocarme en sacar la verdad a la luz y voy a poner todo de mí para lograrlo.
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