Sr Routterman.

1996 Words
¿Qué crees que haces? pregunta Andres a Graciela. La chica se puso pálida ante la presencia de aquel alfa, siente como su muñeca se va tensando por el fuerte agarre de Andrés. Meg que estaba de espaldas buscando un paño para limpiar el desastre que hizo Graciela, se gira y sólo ve a Andrés con la muñeca de Graciela atrapada entre su enorme mano y otro vaso derramado en el mostrador. —¡Joven Routterman no me lastime, no pensaba hacer nada!… me está mal entendiendo—dice ella sin saber que tiempo tenía Andrés detrás de ella. —Yo aún no te he dicho nada entonces dime ¿Porqué la estás acosando y porqué piensas lanzarle esa bebida?—le pregunta Andrés mirándola a los ojos. —¡Ella fue la que me insulto sin yo hacerle nada, ella es quien debe ser castigada, despídala, joven Routterman!—se defiende con voz de víctima. —Tú no tienes que ordenarme lo que tengo o no tengo que hacer, ¿además de acosarla, te atreves a mentirme? — le dice Andrés notablemente enojado por la actitud de la mujer. Todos en el salón se giran para ver que sucede en la barra. Lara se acerca para tratar de interceder por la chica piensa que es Meg que ha provocado todo ese problema. —¡Joven Routterman, por favor no se enoje, usted no sabe que ellas bromean mucho!— defiende ella a graciela— No la mal entienda, ellas bromean todo el tiempo, jajaja. —¿Me estas diciendo que no veo bien y no se lo que esta joven ha querido hacer?¿Que la estoy mal interpretando? ¿Yo soy quien está equivocado? —le suelta la muñeca de mala gana, no sabe por qué a él le dió por defender a Meg, pero no puede quedarse tranquilo. —No quise decir eso, disculpe, no se preocupe, joven Routterman yo me encargo. Usted disfrute su noche por favor. —Entonces encárgate de esto—le dice contundente, mientras él da media vuelta haciéndoles creer que se va. Graciela quiere aprovechar que ha llamado la atención de Andrés, piensa tomar ventaja y seguir haciéndose la víctima para que Lara despida a Megalix. Rebeca su compañera, se acerca y aunque ella no sabe lo que ha pasado, va a defender a su amiga también. —¿Ni siquiera aquí te quedas tranquila? Nos molestas en todas partes, a ti no se te puede decir nada—dice rebeca de brazos cruzados. Andrés gira nuevamente hacia ellas, Lara que le ha hecho señas a Graciela para que de la vuelta, le pasa un vaso con whisky, mientras echa a Meg a un lado. —Ella es la que me insultó, Lara, me dijo que tengo que operarme para verme hermosa, que ella es la mas hermosa de todas—miente Graciela, mientras va junto a Lara haciéndose la victima. Meg se empieza a sentir indignada, sigue de pie detrás de la barra, no entiende como su propia compañera de trabajo intenta humillarla y encima culparla. —¡Tu eres increible¡—le dice Meg, solo quiere ver hasta dónde quiere llegar. —¿Eso es cierto Megalix? —le pregunta Lara. —¡Ella empezó! Yo solo quiero hacer mi trabajo, pero si, si le dije que se fuera a operar, si tanta envidia me tiene. —¡Debes manejarte mejor, esas no son formas!¿Se te olvida que eres nueva y tienes que comportarte y más cuando estás en esta area, no estás en un bar de mala muerte, sabrá Dios, estabas acostumbrada a trabajar en sitios de baja categoria. —¡Pero si no le e hecho nada malo a ella!—se defiende Meg. —Regresa a la mesa Graciela a atender a los clientes y tú —se gira hacia Meg—termina lo que estás haciendo y no vuelvas a pisar esta área. —¿Entonces así es que usted piensa resolver esta situación?—pregunta Andrés, pues nunca se alejó de la barra y por ende, escuchó todo. Megalix se gira, pensaba que ese hombre ya se había ido, sin embargo Graciela y Rebeca si sabían que él permanecía de pie, piensan que va a despedir a Meg por lo que él acababa de escuchar de sus bocas. Andrés Routterman levanta el teléfono y hace una llamada. —Buenas noches Lilian, si, gracias por tu felicitación, si estoy aquí en el casino de papi, pero necesito pedirte un favor, necesito que termines el contrato de trabajo de alguien aquí, que no ha acatado las reglas, si, te enviaré la información por mensaje, muchas gracias, no me perderé, vendré más seguido, gracias y buenas noches descansa en tu día libre—cuelga la llamada, escribe por unos segundos levanta la vista para ver a las mujeres en el bar y regresa a su sofá. Meg piensa que la acaban de cancelar, en su propia cara, Graciela y Rebeca se sonríen y se van de regreso a la mesa de juego con los invitados, Meg No está dispuesta a que la humillen de esa forma y decide mejor que tiene que renunciar a qué su record de trabajo se vea manchado por un despido. Lara se mantiene en silencio, sabe muy bien que Meg no es la del problema, pero las demás chicas le regalan propinas a ella, no como Meg que se negó en pagar desde el principio para obtener uno que otro beneficio. Meg en ese momento tiene el impulso de soltar el paño y largarse de una buena vez. Tiene los ojos rojos del enojo. Está sumida en sus pensamientos, no se dio cuenta de que la puerta se abrió, hasta que unos zapatos marrones aparecieron frente a ella interrumpiendo sus pensamientos. —Disculpa Megalix— la interrumpe Ramsés. Ella levanta la vista, piensa que vienen por ella, ve cuatro guardias de seguridad detras de su jefe . —Te voy a pedir que te hagas cargo de esta área hasta segunda orden, me acaban de informar que Lara ya no trabajará para nosotros—le dice. Lara que estaba llevando más bebidas a la mesa de juego sonríe, pues cree que saldrá de esa niñita, podra sugerirle a Ramsés que contrate a su prima para el puesto de Megalix. Ella ve que Megalix asiente con la cabeza, lo siguiente que ve es que entran dos chicas de entretenimiento, del ala sur del casino y los cuatros seguridad se acercan a ella a Graciela y a Rebeca. —Necesito que ustedes tres nos sigan sin hacer escándalos, de lo contrario saben muy bien como terminará esto. —¿De que estás hablando Frederick?— pregunta nerviosa al seguridad que lleva más de 8 años conociendo. —Solo sigueme hablaremos en la caseta de seguridad—le susurra casi al oído. Lara suelta la bandeja en una mesita, cerca de la mesa de juego, y Graciela junto a Rebeca se despiden de los jóvenes y las otras dos chicas haciéndoles creer que debían regresar pero que llegó su relevo. Las dos chicas nuevas se agregan a la diversión en la mesa de juego mientras los seguridad salen con las tres mujeres, cuando Lara pasa por la barra mira de mala gana y con ojos llenos de odio a Meg, hasta que salieron del salón de juego. —Bueno enviaré a Logan en un rato para que te apoye y no estés sóla, disculpa el mal rato.—le dice Ramsés. Megalix aún no sabe lo que estaba pasando, mira hasta donde está Andrés y este la ve por encima del hombro, ella puede ver lo que sería una sonrisa. Ella está sorprendida. Él le hace señas de que necesita otro trago y Meg va de inmediato a llevarle otro. — Aquí está su trago señor Routterman—le dice Megalix mientras toma el vaso y lo extiende a su dirección pero el no lo toma de inmediato. —Tu eres la única que me nombra como nombran a mi padre, los demás me dicen Joven Routterman o Señorito Routterman—le dice serio. —Fui descuidada joven Routterman, aquí está su trago.—le dice ella volviendo a extender el vaso, piensa que ahora sí lo tomará . —Me gustaría saber cómo se escucha mi nombre en tus labios, aunque creo que es mucho pedir—le dice mientras pasa su mano en su pelo. —Las reglas dicen que nunca me debo dirigir a los dueños o hijos de los dueños por sus nombres, ni debo usar ningún tipo de confianza—le responde seria. — Sólo estamos tú y yo ahora, mis amigos ni cuenta se han dado de que las chicas han sido despedidas, creo que te acabo de hacer un favor, despidiendo a esas indeseables compañeras tuyas, se veía a lo lejos lo mal que te trataban, te has contenido bastante, quiero que me llames por mi nombre, pero si eso te hace sentir incomoda, no te obligaré, aunque puedes agradecerme. Megalix piensa en lo que él le ha dicho, realmente le ha quitado un peso de encima, aunque no deseaba que fueran despedidas, sabe que ellas se lo buscaron. —Gracias Joven Routterman, aquí tiene su trago—vuelve a pasarle el vaso. Él le sonríe como la luz del sol, antes daba miedo pero ahora parece un bebé ñoño, haciendo lo que quiere. A él le a encantado el tono de voz que Meg a usado para pronunciar su nombre. El se a olvidado de su novia Corina. —Gracias eres una Omega hermosa por dentro y por fuera, me gustaría conocerte mejor. —Es usted un alfa muy amable, pero hoy será mi único día en esta área y a menos que lo vea en las áreas comunes dudo que nos topemos por aquí. —Entiendo...Megalix ¿Cierto? —Si. Bueno que disfrute su trago, si necesita otro solo avíseme. —Gracias Megalix. Meg regresa a la barra, para limpiar todo el líquido que aún permanecía sobre la barra, quince minutos después le envían a Logan. Las horas pasan y la fiesta en la mesa de juegos se encendía mucho más, entre bebidas y apuestas, bailes incoherentes los amigos de Andrés la pasaban a todo dar. Sin embargo el cumpleañero, rodeado con un aire de misterio sólo se dedica a ver a la hermosa Omega de ojos verdes, le encanta lo señido que le queda aquel vestido dorado. Andrés nota lo cansada que está Meg, le ha visto los zapatos cuando volvió a llevarle otro trago y ve lo rojos que tiene los tobillos, él mira su reloj y apenas eran las diez de la noche así que se acerca a dónde están sus amigos y los convence para que den por terminado el cumpleaños, diciendo que tenía que despertarse temprano al siguiente día, en cambio les dará una habitación vip en el hotel del casino de su padre, para que no regresen a Beler tan tarde, podían elegir quedarse a dormir con las mujeres de la mesa y todo correría por su cuenta, Habok es conocida por ser una ciudad que nunca duerme. Sus amigos aceptaron y con ayuda de Ramsés, los llevaron seguros a las suites del hotel. —¡Oye Megalix no quieres subir con nosotros haremos otra fiesta mejor que está!—le dice Wallas agarrado de la cintura de Faride. —No, gracias Joven Wallas—Aun debo terminar aquí, pero gracias de todas formas, que disfruten su velada—le dice Meg. —Adios, Megalix, que descanses—les dicen los demás al mismo tiempo. —Gracias, para ustedes. —Gracias por tu arduo trabajo, ya nos vamos, me preguntaba si era posible que me des tu número de teléfono, por si no te vuelvo a ver por lo menos podríamos hablar por ahí... ¿Cómo amigos?—le dice Andrés antes de salir.
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