Hermanastro celoso.

1368 Words
Megalix terminó de recoger todo en la habitación vip del casino junto a Logan. Se pregunta si estuvo bien darle su número al joven Andrés, pero se justifica en que él fue bastante amable y la ayudó con el problema de sus compañeras de trabajo. —Megalix ya me voy, ¿te acompaño a tu casa?—le pregunta Logan. —No, ve tranquilo mi hermano vendrá por mí, mi moto se dañó hace más de un mes pero el se molesta en llevarme y traerme, parece que no tiene tiempo de arreglarla y no deja que nadie en el taller le ponga la mano. —Valla, parece que no sólo es celoso contigo sino con todo lo que tenga que ver contigo—se burla su amigo—Bueno si ves que el mecánico del diablo llega tarde o no te avisa que llegará tarde, vete con Jaguer, él terminará tarde, su novio está en Francia cerrando un contrato, creo que se casarán el mes que viene, así que no le gusta estar solo tan to tiempo en su apartamento, te dijera que te lo llevaras a tu casa para que no se deprima pero se lo malhumorado que puede ser el Sr. Vegas cuando se te acercan los hombres. La última vez le dio un puñetazo a un cliente solo porque posó su brazo en tu hombro al salir. —Ese tipo se lo merecía, estuvo toda la noche molestando me, y para tu información mi hermano confía más en ustedes dos que en otra persona. —Jajaja eso sí que es un halago si viene de él, bueno cuídate, Crisaidy debe estar afuera esperándome, compramos un carro hace una semana y ella ya tiene su licencia de conducir, y yo por estar metido aquí no saco tiempo—le dice mientras toma un huacal de botellas vacías para dejarlas en el depósito. —Esta bien, ve con cuidado en el camino de regreso.—se despide ella. Megalix queda sola en el gran salón, toma unas cajas de cervezas y llena la nevera para que se enfríen durante la noche. Acomoda todo y sale por donde llegó. Pasa por su casillero y recoge su cartera, mira su reloj y ve que apenas son las once, por lo generar ella sale a las doce, pero los cielos el día de hoy piensa ella estaban de su lado, en la mesa de póker los amigos de Andrés le dejaron quinientos dólares de propina, ella le dio doscientos a Logan y se quedó con el resto y Andrés le dió un sobre blanco con una papeleta dentro por lo fino que está, pero aún no se atreve a destaparlo, él le dijo que lo abriera cuando estuviera en su casa. Megalix sale por la puerta de empleados, mira a dónde su hermanastro siempre lo espera, pero parece que extrañamente se le hizo tarde, por lo general él siempre la llama a las once en punto avisándole que está afuera, pero esa noche no era el caso. Ella cruza la calle y pasa a una cafetería y se compra una cerveza, pasan diez minutos más y se compra otra, a la media hora, ya Megalix se había tomado diez. En eso un grupo de ocho jóvenes aficionados de las apuestas entran al establecimiento con una algarabía, ya que varios de ellos parece había ganado mucho esa noche en una máquina de monedas. —Oye Paul mira quién está en la barra—le dice Peig. —Esa es Megalix la que ganó el empleado del mes pasado, mi querido Peig, siempre me ha gustado desde que la conocí pero en ese maldito casino uno no puede ni acercarse mucho a las chicas, si te reportan te prohíben la entrada —¡Hola! Tú trabajas en el casino ¿cierto? No te vimos hoy ¿Acaso te cambiaron?¡Ese vestido te queda mejor! sino es por el color de tus ojos y tu pelo no te reconozco! ¿Cierto, chicos? —le dice Paul mientras se acerca a su lado. —¡Cierto!—responde Ruizer. Megalix olvidó por completo cambiarse de ropa, estaba en esa cafetería vistiendo un vestido dorado muy sexi con escote pronunciado en la espalda y el pecho, además de llegarle a mitad del muslo. —Ahh...hola, si, hoy trabajé en otra área—les dice mientras se da un sorbo de su cerveza mientras reza para que se larguen. — ¿Quieres tomar unas cervezas con nosotros? !Ganamos mucho dinero hoy... podemos disfrutar toda la noche y aún así nos quedará dinero para mañana! —Gracias por la oferta pero no, gracias de todos modos estoy esperando a alguien. —¿A tu novio? —No. —No seas timida entonces¿Quieres que te acompañemos a tu casa?—le dice mientras se acerca más a Megalix, haciéndola sentir incomoda. —Hueles muy bien creo que tú celo está cerca, tus hormonas desprenden un olor muy dulce—le Cleto, otro chico del grupo. —Es cierto no puedes andar por ahí solita, una Omega como tú con un olor tan dulce sería presa fácil, cualquiera puede pensar que eres virgen por el aroma tan dulce que desprendes, y puede llegar a pasarte cosas horribles que tendrías que recordar por el resto de tu vida—habla frankfor. Paul iba a tomar la mano de Megalix, pero en ese momento una mano enorme le sale por encima del hombro y le agarra la suya antes de que tocara la de Meg. —Yo tú y mejor corto la mano antes de tocarla a ella—se escucha decir a una voz grave notablemente enojado—¿Quien te dió permiso de estar cerca de ella?¿Acaso ella te invito?—le dice el Sr. Vegas. —¡Ay!¡Mi maldita mano!¡Hahaha¡Suéltame carajos!¿Acaso quieres morir?—le grita Paul mientras se retuerce del dolor. Megalix se pone de pie por la sorpresa, ella sólo pensaba esperar que él la llamara y ella salir de la cafetería, no esperaba que él apareciera de la nada. —¡Llegaste!¿Por qué no me llamaste? ¡Yo hubiera salido!—le reclama Megalix. —¿Es acaso tu novio?¡Dile qué suelte mi mano, nosotros no te hicimos absolutamente nada!—chilla Paul del dolor. Los demás amigos de Paul se ponen alerta, el aroma que desprendió Vegas no es de juegos, denota autoridad, dominio y control de su entorno a cien metros de distancias, sólo otro Alfa dominante como él podría hacerle frente, no cualquier alfa. —¡Oigan si van a pelear, peleen fuera no aquí, de lo contrario llamaré a la policía y deberán pagarme los daños!—le dice la dueña de la cafetería. —Si tia, no se preocupe ya estos mocosos se van por dónde vinieron—le dice Vegas a la dueña de cariño— y más les vale que no los vuelva a ver Serca de mi Meg. —Si, si ya nos vamos—le dice Quiki. Todos los chicos salieron diligentemente. Vegas se sienta en un asiento disponible de la barra al lado de Megalix. El toma de la cerveza que ella estaba tomando, lo traga todo de un solo sorbo. —¡Si que está fría, tía deme otra jumbo!¿Desde cuándo bebes?—le reclama al girarse a Megalix. La dueña pasa la cerveza y él la paga al instante. De cuatros sorbos se termina la cerveza vestida de novia y pide otra. —¿Por qué te importa?¡Ya vámonos!¡ Me estás avergonzando!—le reclama Megalix media caliente por las bebidas, ella se tambalea un poco pero se agarra de la barra al perder casi el equilibrio. Vegas suelta la botella vacía en el mostrador, y abraza a Megalix por la pequeña cintura, ella se sorprende de la rapidez en que lo hizo. —¡Wao si que eres rápido!—se ríe. —Como te vuelvas a emborrachar te dejaré encerrada—le advierte—¿Que hubieras hecho en este estado con esos tipos al borde de devorarte?
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