Poco a poco Abby empezó a ser consciente de las sensaciones de su cuerpo. Podía sentir que todos sus músculos estaban relajados. Tenía varias semanas que no había podido descansar tan bien, por lo que al despertar creyó que había vuelto a esos días en lo que no tenía nada por lo que preocuparse. La chica abrió los ojos y pestaño varias veces, tratando de acostumbrarse a la nueva claridad. Por un instante pensó que lo primero que vería al abrir sería la decoración que había en su habitación, sin embargo, se encontró con un techo completamente blanco. Sus pupilas detallaron el lugar, volviendo poco a poco al presente. No estaba en su preciada habitación. Lentamente giró la cabeza y vio su mano conectada a una intravenosa. Su mente se nubló con los hechos que la habían llevado a ese e